:: Fragmento DOS
_fragmentos  UNO|  DOS|  TRES

A eso de las tres de la mañana, ya exhaustos y Roberto medio borracho, nos dimos un gran abrazo de despedida. Él se fue con el deber cumplido y prometió que no traicionaría el pedido de no-despedidas-en-el-aeropuerto. Le encomendé saludos varios, sobre todo a Manu, y que no se olvidara de dárselos personalmente también a mi ahora ex jefe y ni que hablar a María. Cuando cerré la puerta tuve la sensación de que sería la última conversación real que mantendría durante un tiempo largo. Y no me equivoqué.
Estaba ingresando definitivamente en mi juego. Sólo había que jugarlo y tener suerte. Vidas Cruzadas. Algún día volvería a cruzarme en una calle con Roberto, tal vez con Eva o con María. Pensé en ellas porque debía resolver si les contestaba o no las cartas que me habían enviado esa misma tarde.

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