Escultismo Para Muchachos

Capitulo VII - Hidalguía de
los caballeros
Fogata 22 - Accidentes y el modo de conducirse a ellos

 



Cada año se pierden muchas vidas a causa del pánico que, con frecuencia, se origina por causas pequeñas, que bien podrían haberse detenido si uno o dos hombres hubieran conservado la calma.

Una noche, hace algunos años, en un vapor de río, en el puerto de Nueva York, un hombre que había pescado algunos cangrejos, pensó que sería una magnífica broma dejar suelto a uno sobre la cubierta. El cangrejo agarró al gato del barco, le hizo aullar y saltar en medio de un grupo de colegialas, que inmediatamente se dispersaron gritando. Esto hizo que el pánico se apoderara de los cientos de pasajeros que iban a bordo, los que corrieron en todas direcciones y, en un momento dado, uno de los barandales cedió y ocho personas cayeron al agua. Antes de que pudiera hacerse algo por ellas, la corriente las arrastró y se ahogaron.

Hace algunos años, en una ciudad de Rusia, un hombre, al abrir su tienda por la mañana, vio una enorme bomba negra sobre el mostrador. Salió corriendo a la calle para librarse de ella y, un policía que le vio correr, le tomó por un ladrón y cuando le ordenó que se detuviera y no le hizo caso, le disparó. El tiro no lo hirió, pero en cambio fue a herir a otro hombre; sobrevino el pánico y se perdieron varias vidas. Cuando todo hubo concluido, el hombre regresó a su tienda y encontró que la bomba todavía estaba sobre el mostrador; nada más que no era una bomba, sino ¡una sandía!

Hace también algunos años, ocurrió un caso de aplastamiento y pánico entre unos niños, en un teatro de Barnsley, sin otra causa que el apiñamiento de gente y ocho niños murieron aplastados. Muchas otras vidas, ciertamente, pudieron haberse perdido, si no hubiera sido por dos hombres que conservaron la serenidad e hicieron lo que debían. Uno de ellos, llamado Grey, llamó con voz alegre a varios de los niños para que se fueran hacia otro lado, mientras el otro, uno de los operadores, proyectaba una película sobre la pantalla con lo que distrajo la atención de la gente y evitó el pánico. Si tan sólo una o dos personas conservan la calma y hacen al instante lo que se deba, logran, con frecuencia, calmar a centenares de personas y salvar muchas vidas.

Cuando cunde el pánico entre aquellos que nos rodean, bien puede ser que, de pronto, sienta uno el deseo de hacer lo que los demás estén haciendo, ya sea correr, o gritar: ¡Ay! Pero entonces debéis refrenaros. No os dejéis llevar del pánico, como los demás; conservad la serenidad y pensad qué es lo que debéis hacer y hacedlo inmediatamente.

Salvamento en caso de incendio

Ejemplos de valeroso salvamento de víctimas en los incendios, se dan con frecuencia. Los lee uno constantemente en los periódicos y vosotros deberíais estudiar cada uno de estos casos conforme van ocurriendo, imaginándoos lo que habríais hecho en aquellas circunstancias. En esta forma podéis empezar a familiarizaros con los diferentes accidentes.

Ocurrió hace algunos años, el caso de George Obeney, joven marinero inglés, cuyo barco, el "Andrómeda", se encontraba anclado en Chatham. Iba caminando por la calzada de Kingsland, cuando vio de pronto una casa en llamas y a una mujer que en uno de los pisos superiores pedía auxilio a gritos por una ventana, diciendo que tenía allí varios niños y que les era imposible salir. El marinero dejó al punto a sus amigos y quién sabe cómo logró encaramarse por la fachada hasta la ventana que quedaba debajo de aquella en que se encontraba la mujer, rompiendo un vidrio para tener donde apoyarse con firmeza. Entonces, desde la ventana de arriba, la mujer le bajó a uno de los niños que él recogió, poniéndolo luego en el suelo. Y así, uno después de otro, bajó a seis niños al suelo y, finalmente, a dos mujeres. Entonces el marinero, sofocado por el humo, perdió el conocimiento y cayó, pero fue recibido abajo por unos hombres. El suyo es para vosotros un ejemplo de cómo cumplir PRONTO con vuestro deber sin deteneros a pensar en los peligros, ni las dificultades.

Una casa se incendió en la playa de Shoreham y la Tropa local de Scouts pronto apareció en escena. Trabajaron como verdaderos Scouts: no solamente actuaron como bomberos, dominando el fuego, sino también como salvavidas, rescatando a dos damas y a un niño, prestándoles después los primeros auxilios y curando sus heridas.

Incendio en una casa

Si veis que una casa se está incendiando, debéis hacer lo siguiente:

1o.- Avisar a los que estén dentro de ella.

2o.- Avisar al primer policía o estación de bomberos que podáis encontrar.

3o.- Conseguir que los vecinos traigan escaleras, colchones, tapetes, para recibir a las gentes que salten por las ventanas.

No es agradable el ser enrollado en una alfombre tapete y ser rodado por el suelo,
pero es la única forma de salvar a una persona cuyas ropas han prendido fuego.

Después de la llegada de las bombas, lo mejor que pueden hacer los muchachos es ayudar a la policía a mantener a la gente a distancia para que no estorben a los bomberos.

Si hubiere necesidad de entrar a la casa para ayudar a sacar personas desmayadas o débiles, hay que colocarse un pañuelo mojado sobre la nariz y la boca y caminar bien agachados, o a gatas, lo más cerca posible del suelo, pues es ahí donde hay menos humo y menos gases nocivos. También para pasar por entre el fuego y las chispas, tomad, si fuere posible, una manta, mojadla y hacedle un agujero en el centro, por el cual meteréis la cabeza, improvisando así una especie de manto a prueba de chispas con el que podréis avanzar por entre las llamas y las chispas.

Cuando hay un incendio cerca, los Scouts deben reunir sus patrullas lo más pronto posible y, a paso Scout, dirigirse al lugar del siniestro, guiándose por el humo o los fulgores. Una vez allí, el Guía de Patrulla se pondrá a las órdenes del jefe de los bomberos, ofreciéndole la ayuda de su patrulla, ya sea para formar una valla que detenga a la gente, o como mensajeros, o para cuidar de que no haya robos, o para ayudar en cualquier forma.

Si encontráis una persona cuyas ropas están ardiendo, la tiraréis al suelo, pues las llamas sólo arden hacia arriba, e inmediatamente la enrollaréis en una alfombra, tapete, abrigo o manta. Al hacerlo, tened precaución para no ir a incendiaros también vosotros. La razón de este procedimiento es que el fuego no puede seguir ardiendo si le falta el aire.

Si encontráis una persona desmayada (que, de susto, se hubiera escondido debajo de una cama o de una mesa), la sacaréis ya sea cargada al hombro, o lo que con frecuencia es más práctico cuando el humo es muy denso o hay gases, os haréis un arnés con sábanas o cuerdas y la ataréis a vuestro cuerpo de manera que podáis sacarla del cuarto arrastrándola y caminando vosotros a gatas.

Para lo anterior, haréis en cada extremo de la cuerda o sábana, una gaza con nudo fijo para pasar una por el cuello del paciente hasta colocársela alrededor del pecho bajo los brazos y la otra por vuestra propia cabeza hasta debajo de vuestros brazos. En seguida, lo arrastraréis con la cabeza hacia adelante y caminando vosotros a gatas.

Salvamento de ahogados

La lista de héroes Scouts demuestra cuán grande es el porcentaje de accidentes que suceden por no saber nadar. Es, por tanto, sumamente importante que todo el mundo sepa nadar y, una vez logrado esto, que aprenda a salvar a los que se están ahogando.

Un nadador regular puede salvar a una persona que se está ahogando si sabe cómo se hace y si lo ha practicado varias veces con sus amigos.

La idea popular que existe de que una persona que se está ahogando sale a flote tres veces antes de hundirse por completo, no es exacta; la persona puede hundirse definitivamente si no hay alguien que vaya de prisa en su auxilio.

Lo importante en los salvamentos de esta naturaleza es no dejar que la persona que se está ahogando se tome de uno al acercársele, pues entonces puede ahogarlo a uno también. Hay que acercársele siempre por detrás.

Colocad vuestro brazo a través de su pecho y vuestra mano en su axila, diciéndole que se esté quieta y no trate de luchar. Si obedece, con facilidad podréis conservarla a flote. Pero si no obedece, entonces tened cuidado de que el pánico no le haga manotear y asiros. Si llegara a tomaros por el pescuezo, colocad vuestro brazo alrededor de su cintura y la otra mano, con la palma hacia arriba, debajo de su barba con la punta de vuestros dedos debajo de su nariz. Entonces tirad y empujad alternativamente y tendrá que soltaros. Si os agarra por la muñeca, volved la mano contra su dedo gordo y tratad de libertaros. Pero jamás recordaréis todo esto si antes no lo habéis practicado muchas veces con otros muchachos, haciendo por turnos, de ahogado y de salvador.

Para salvar a una persona que se ha hundido en una superficie congelada,
empujad una escalera hasta ella.

Cualquiera de vosotros que aún no sepa nadar y que se caiga en un lugar donde el agua tenga más profundidad que su estatura, recuerde que para no hundirse hay que hacer estas cosas: Primero, conservar la boca hacia arriba echando la cabeza bien hacia atrás. Segundo, conservar llenos de aire los pulmones por medio de aspiraciones profundas y procurando expeler la menor cantidad de aire posible. Tercero, conservar los brazos debajo del agua. No hay que comenzar a gritar, con lo que sólo conseguiréis vaciar vuestros pulmones, ni a mover los brazos para todos lados, ni a hacer señas para que vengan a salvaros, pues con ello sólo lograréis hundiros.

Si ves a una persona caerse al agua y comenzar a ahogarse y no sabéis nadar, lanzadle una cuerda, un remo o una tabla para que pueda asirse a ellos y sostenerse. Si una persona se hunde en una superficie congelada y le es imposible salir porque las orillas se estén rompiendo, lanzadle una cuerda y decidle que no luche. Esto le dará confianza hasta tanto podáis conseguir una escalera larga o un palo para colocarlo atravesado sobre el agujero y proporcionarle la manera de salir, o bien para poder arrastraros hasta ella y darle la mano para ayudarla.

Lanzando una cuerda salvavidas

Con frecuencia, es mejor lanzar una cuerda a una persona que se está ahogando, que saltar a rescatarla y hacer que sean dos, en vez de uno, los que haya que salvar.

La longitud apropiada para esta clase de cuerdas es de 7 brazas (13 mts.). Si hacéis una cuerda especial para salvamento, hacedlo con una buena cuerda flexible trenzada o torcida, de 6 mm. de diámetro. Cuando hay que lanzarla a distancia, generalmente se le hace un nudo grande en el extremo que va a lanzarse; o se le ata una pequeña bolsa de arena para que tenga mayor alcance. Pero tened cuidado de apuntar a los brazos del que ha de recibirla y no a su cabeza.

Se necesita práctica para poder lanzar una cuerda correctamente y no quedar atrapado en ella.

Decidid de antemano con cuál mano vais a lanzar la cuerda. La mayoría, naturalmente, lo hará con la derecha. En esta mano enredad cuidadosamente vuestra cuerda, en el sentido de las manecillas del reloj, haciendo que cada vuelta tenga más o menos 45 cmts. de diámetro. Cuando hayáis enrollado la mitad, levantad uno de vuestros dedos para separar las vueltas siguientes, que quedarán en el resto de ellos. Cuando lleguéis al final de la cuerda, tenedla firmemente en vuestra mano izquierda con los últimos tres dedos, o mejor, haced en el extremo una gaza que ajuste a vuestra muñeca, para que, al lanzarla no se os escape de la mano. Entonces, pasad las segundas vueltas a los primeros dedos de vuestra mano izquierda. Entonces tendréis un rollo en cada una de vuestras manos. El rollo de la mano derecha será el que lancéis primero, lanzando inmediatamente el segundo, o sea el de la mano izquierda, pero sin dejar ir el cabo. Lanzada la cuerda de esta manera, no se enredará y podrá llegar, en línea recta, lo más lejos posible. Si la lanzáis en un solo rollo, lo más probable es que no se desenrolle adecuadamente y que no llegue muy lejos.

La cuerda puede lanzarse por encima o por debajo de la mano. Esto último constituye un ejercicio mejor y es casi esencial cuando se ha de lanzar la cuerda desde detrás de algún obstáculo, tal como un baluarte o un muro, y cuando tiene que lanzarse a un piso alto en caso de incendio.

Caballos desbocados

Algunas veces son motivo de accidente los caballos desbocados, que atropellan a la gente. Por eso es bueno saber cómo pararlos y evitar así que haya desgracias.

La manera de detener a un caballo desbocado, no es la que emplean muchas personas, de correr a ponérsele enfrente y espantarlo moviendo los brazos. Lo que hay que hacer es correr a la par con él, asirse de la vara con una mano para no caerse, y con la otra tomar la rienda, tirando de ésta hacia vosotros y volteando al caballo hacia alguna pared o alguna casa obligándolo así a detenerse. Por supuesto que, para un muchacho de poco peso, esto es muy difícil de llevar al cabo. Así pues, la parte que más bien podéis tomar vosotros en esta clase de accidentes, es la de atender a las personas atropelladas o heridas por el caballo desbocado.

Accidentes diversos

Es imposible dar una lista completa de los accidentes en que los Scouts pueden encontrarse, pero lo importante es recordar siempre que debe conservarse la calma y pensar qué es lo que hay que hacer en ese momento y ser lo suficientemente hombre para efectuarlo aún en las circunstancias más imprevistas.

El Scout J.C. Davel, de la Tropa No. 1 de Bloemfontein (África del Sur) vio, en la azotea de una casa, a una niña enredada entre los cables de la luz eléctrica, y aún cuando se le advirtió que no se le acercara porque él también podría fulminarse, subió y la rescató, siendo de lamentarse que ya estuviera muerta.

El Scout Lockley, de la Tropa No. 1 de Atherston, estaba en una feria mirando un tiovivo o calesita movido por la electricidad que producía una máquina de vapor. Al agacharse el operador, sus ropas se enredaron entre los engranes del mecanismo arrastrándole más y más, pero Lockley saltó a la máquina y, conociendo algo de la mecánica, movió la palanca deteniéndose aquélla en el momento preciso para salvar la vida de aquel hombre.

He aquí el ejemplo de un hombre que "Estaba Listo", porque sabía lo que había que hacer y lo hizo sin pérdida de tiempo.

PRÁCTICAS DE SALVAMENTO POR PATRULLAS

Practicad el formar una valla para contener a la gente, ayudados de vuestros bordones. Dicha práctica puede hacerse en forma de juego, dividiendo la Tropa en "multitud" y Scouts.

* * *

Instruid a vuestros Scouts sobre los lugares en que se encuentran las bocas para incendio, los lugares en que hay policías, las alarmas de incendio, las estaciones de bomberos, las ambulancias, los hospitales, etc.

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Practicad con vuestras cuerdas los nudos de gaza y el arrastre de personas sin sentido.

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Haced cuanto sea posible para que vuestros Scouts aprendan a nadar. En la ciudad, no habrá dificultad si se cuenta con un tanque. En el campo, la mejor oportunidad para los Scouts es hacer un campamento de verano a la orilla del mar, o de algún lago o río o donde no sea peligroso para nadar.

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Practicad los diversos métodos de salvamento de personas que estén ahogándose.

JUEGOS DE SALVAMENTO EN INCENDIOS

Preparad en un cuarto o edificio cercano un fuego que produzca mucho humo y volveos al local del club. Secretamente arreglaréis con dos o tres muchachos que, cuando se dé la señal de alarma, corran espantados de un lado para otro, tratando de originar un pánico.

Dad la alarma, ya sea haciendo que alguien os avise que se ha declarado un incendio, o haciendo estallar cohetes. En seguida, haced que una o dos patrullas traten de apagar el incendio bajo la dirección de sus Guías. Deberán proceder a cerrar todas las ventanas y puertas y mandar Scouts a diferentes partes del edificio en busca de personas que salvar.

Estos Scouts deberán ir provistos de pañuelos mojados para colocárselos sobre la nariz y la boca. Las personas desmayadas (sacos rellenados), serán colocadas debajo de las mesas, etc. Los Scouts las salvarán echándoselas al hombro o arrastrándolas hacia afuera y bajándolas hasta el piso de la calle, ya sea por medio de cuerdas o resbaladeros, o arrojándolas sobre mantas preparadas para el objeto, etc.

Otros Scouts conectarán las mangueras o formarán filas para pasar los cubos con el agua.

Otros revivirán a los salvados y otros más formarán valla para detener a los curiosos.

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