Escultismo
Para Muchachos |
Capitulo IV - Rastreo |
Fogata 13 - Lectura de "signos" o deducción |
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Cuando
un Scout ha aprendido a observar "signos", debe aprender a
relacionar esto y aquello y, de ésa manera, leer el significado de lo que
ha observado. A esto se llama "deducción".
He aquí( un ejemplo que demuestra cómo un joven Scout, una vez adiestrado, puede leer el significado de os "signos". El viejo Blenkinsop salió corriendo de su pequeña tienda, cercana a la villa Kaffir en África. —"¡Eh! ¡Detened al ladrón! ", gritaba. "Me acaba de robar el azúcar. Detenedle". ¿Detener a quién? No había a la vista nadie que corriera. —¿Quién os robó? ", preguntó un policía. —"No sé. pero me falta un costal entero de azúcar. Ahí estaba hace unos cuantos minutos". Se llamó a un policía nativo, buen rastreador, pero parecía un trabajo imposible distinguir las huellas del ladrón entre docenas de huellas de pies descalzos que había alrededor de la tienda. Sin embargo, el policía pronto salió, visiblemente esperanzado, a trote corto, con rumbo a la maleza. En algunos lugares encontró piso de roca pura, pero no detuvo su paso, a pesar de que no había allí ninguna huella visible. Después de haber caminado por largo rato, se paró de repente y comenzó a observar a su alrededor; evidentemente había perdido la pista. Luego una sonrisa apareció en su rostro, mientras con el pulgar señalaba por encima de su hombro un árbol cerca de él. Allí, entre las ramas, se encontraba escondido un nativo con el saco de azúcar. ¿Cómo había el rastreador dado con él? Sus aguzados ojos habían descubierto unos granos de azúcar brillar en la tierra. El saco se salía, dejando una pequeña estela.Siguió esa pista y cuando llegó al final de ella, entre la maleza pudo observar una fila de hormigas que se dirigían al árbol. Ellas iban tras el azúcar y él también, y entre ambos capturaron al ladrón. Me imagino que el viejo Blenkinsop le daría unas palmadas en la espalda al rastreador, felicitándole por la manera inteligente de usar sus ojos para descubrir los granos de azúcar y las hormigas, y por haber usado sus conocimientos para deducir por qué las hormigas se dirigían al árbol. El soldado perdido Un soldado de caballería se perdió en la India y sus compañeros le buscaban por todas partes. Se encontraron con un muchacho nativo a quien preguntaron si había visto al hombre perdido. El muchacho respondió en seguida: ¿Se refieren a un soldado alto, que cabalga en un caballo rosillo, ligeramente cojo? A lo que ellos respondieron: "Si, ése es el hombre. ¿Dónde lo viste? El muchacho replicó: "No lo he visto, pero sé para donde se ha ido". Inmediatamente lo aprehendieron, creyendo que el hombre habría sido asesinado y su cadáver enterrado, y que el muchacho lo había oído decir. Pero el muchacho explicó que había visto sus huellas. Les condujo a las huellas y finalmente a un lugar donde había hecho alto. Allí, el caballo se había restregado contra un árbol y había dejado algunas de sus cerdas pegadas a la corteza, las que demostraban que era rosillo. Las huellas de sus herraduras hacían ver que cojeaba, porque las de una pata no estaban tan grabadas como las de la otra, ni con esa pata daba el paso tan largo como con las otras, Que el jinete era soldado se deducía de las huellas de sus botas, pues eran las de las botas del ejército. |
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Un caballo
que cojea deja estas huellas. La cuestión es saber de qué pata cojea. |
Entonces
preguntaron al muchacho: ¿Cómo sabes que es alto? Y él señaló una
rama que había sido cortada por el soldado, la cual se encontraba fuera
del alcance de un hombre de estatura ordinaria.
Deducir es exactamente lo mismo que leer en un libro. Un muchacho a quien nunca se le ha enseñado a leer y que os vea leyendo os preguntará: ‘"¿Cómo lo hacéis?" Y vosotros le diréis que ésos signos que están en la página son letras y que esas letras agrupadas forman palabras y éstas, a su vez, frases o párrafos y de las frases se sacan los informes. De igual manera, un Scout adiestrado verá los signos pequeños y las huellas. Juntará en su imaginación todo eso y rápidamente leerá su significado, exactamente como vosotros lo hacéis en un libro, sin perder tiempo deletreando cada palabra. Ejemplo de deducción Un día, durante la guerra con los matabeles, en África, estaba desempeñando una tarea esculta en compañía de un nativo, sobre una planicie con abundante pasto, cerca de los cerros de Matoppo. De repente, cruzamos unas huellas hechas recientemente sobre el pasto, pues las hojas todavía estaban verdes y húmedas, aun cuando habían sido aplastadas contra el suelo. Todas se inclinaban hacia un lado, lo cual indicaba la dirección en que caminaban los que las habían pisado. Seguimos las huellas por algún rato hasta llegar a un lugar arenoso, donde nos dimos cuenta de que las huellas pertenecían a varias mujeres (pies pequeños, con aristas rectas y pasos cortos) y niños (pies pequeños, aristas curvas y pasos largos), que no corrían sino que caminaban hacia los cerros que se encontraban a unos ocho kilómetros de distancia y en donde nosotros pensábamos se escondía el enemigo.Entonces, vimos una hoja tirada a unos doce metros de las huellas. No había árboles en varios kilómetros a la redonda, pero sabíamos que los árboles con esta clase de hojas, se daban en una villa a veintitrés kilómetros, en dirección de donde las huellas venían. Era, por tanto, probable, que las mujeres venían de aquella villa trayendo consigo las hojas y se dirigían hacia los cerros. |
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Una sola
hoja que había volado de la olla en que la llevaba una mujer africana, |
Al
recoger la hoja, encontramos que estaba mojada y que tenía el olor de la
cerveza nativa. Por los pasos cortos se deducía que las mujeres llevaban
sobre sí cosas pesadas, Por tanto, adivinamos que, de acuerdo con sus
costumbres, llevaban ollas de cerveza nativa sobre sus cabezas y que las
bocas de aquéllas iban cerradas con manojos de hojas, de los cuales se
había desprendido la que nosotros encontramos y, puesto que se hallaba a
doce metros de las huellas, seguramente, cuando cayó, soplaba viento.
Ahora la atmósfera estaba quieta y eran las siete; pero a las cinco había
soplado viento.
De todos estos pequeños signos dedujimos que un grupo, compuesto de mujeres y niños, había llevado cerveza durante la noche, de la villa a veintitrés kilómetros de distancia para el enemigo que se encontraba en los cerros, llegando a éstos alrededor de las seis. Los hombres, con toda probabilidad habrían comenzado a beber la cerveza inmediatamente (ya que ésta se agria en unas cuantas horas) y, por tanto, para la hora en que nosotros pudiéramos llegar a donde se encontraban, estarían durmiendo y por consiguiente sus guardias no estarían muy aptos y nos permitirían la oportunidad de examinar sus posiciones. De acuerdo con lo anterior, seguimos las huellas de las mujeres y dimos con el enemigo. Hicimos nuestras observaciones y nos retiramos con nuestros informes, sin dificultad, Todo ello pudo hacerse principalmente, gracias a una hoja. Esto os hará ver la importancia de observar cosas tan pequeñas como ésta. El polvo ayuda a la deducción Los detectives han podido descubrir crímenes observando pequeños signos. Cierta vez, se había cometido un crimen, encontrándose el saco de un extraño que no proporcionaba ninguna clave respecto a su dueño. Se colocó el saco dentro de una bolsa amplia y se le sacudió con una vara. En seguida, se recogió el polvo que había caído dentro de la bolsa y se examinó con una poderosa lupa, encontrándose que estaba compuesto de finísimo aserrín lo que significaba que el dueño de aquel saco era, probablemente carpintero, aserrador o ensamblista. Se colocó el polvo bajo una lupa todavía más poderosa (un microscopio) y así se pudo observar que contenía algunos pequeñísimos granos de gelatina y de polvo de pegamento. Estas cosas, no las usan los carpinteros ni los aserradores; por tanto, pertenecían a un ensamblista. Y de esta manera, la policía pudo dar con el criminal. El polvo de las bolsas, o el que queda adherido a una navaja de bolsillo, etc., puede decir mucho, si se lo examina cuidadosamente. Sherlockholmismo Dicen que el Dr, Bell, de Edimburgo, fue el modelo de quien Sir Arthur Conan Doyle sacó su idea de Sherlock Holmes. Estaba el doctor dando una clase en el hospital a unos estudiantes de medicina, sobre cómo debían tratar a sus enfermos. Introdujeron a uno para que el doctor pudiera mostrarles cómo debían tratar a un herido. El paciente entró cojeando y el doctor, dirigiéndose a uno de los estudiantes, le preguntó? —¿Qué tiene este hombre? El discipulo contestó: —No sé, señor. No le he preguntado. A lo que replicó el doctor: —Pues bien, no hay necesidad de preguntarle, debíais verlo por vos mismo: tiene lastimada la rodilla derecha, puesto que cojea de esa pierna. Se la ha quemado, como podéis ver por su pantalón que muestra una quemadura a la altura de la rodilla. Hoy es lunes, ayer hizo buen tiempo; pero el sábado llovió y estuvo lodoso. Los pantalones de este hombre tienen lodo por todas partes, de donde se deduce que el sábado por la noche se cayó en el lodo. Volviéndose al paciente le dijo: —El sábado os pagaron vuestro jornal y os emborrachasteis. Más tarde, al tratar, en casa de secar vuestros vestidos al fuego, os caísteis sobre él y os quemasteis la rodilla, ¿no es así? —Así es, señor —repuso el hombre. Una vez, vi en los periódicos que un juez de una Corte de Condado, usó de su facultad de "observar cosas pequeñas" y "juntar esto y aquello" al juzgar a un deudor. El hombre declaró estar sin trabajo y no poderlo conseguir. Pero el juez le dijo: "Entonces, si estáis sin trabajo ¿qué hacéis con ese lápiz colocado detrás de la oreja". El hombre tuvo que aceptar que había estado ayudando a su mujer en su negocio y éste resultó ser de grandes utilidades. Por lo que el juez le ordenó que pagara su deuda. Verdaderas historias Scouts El capitán Stigand en "Scouting and reconnaissance in savage countries" da a conocer los casos siguientes, en que los Scouts han deducido cosas de importancia de signos insignificantes. Cuando recorría el exterior de su campamento una mañana, se dio cuenta de que había allí huellas frescas de caballo que andaba al paso. El sabia que todos sus caballos caminaban al trote corto; por tanto, tenía que ser el caballo de un extraño. Así dedujo que un Scout enemigo había andado por allá a caballo, la noche anterior, reconociendo calladamente su campamento. Al llegar a una población del África Central, cuyos habitantes la habían abandonado, Stigand no pudo decir a qué tribu pertenecía ésta, hasta que encontró la pata de un cocodrilo en una choza. Esto significaba que la población pertenecía a la tribu Awisa, ya que ésta comía carne de cocodrilo y las tribus vecinas no. Un hombre cabalgaba sobre un camello como a un kilómetro de distancia. Un nativo que le miraba, observó: "Ese hombre es de sangre eslava". —¿Cómo puede decirlo a esta distancia? —Porque
balancea la pierna y un verdadero árabe cabalga con las piernas pegadas a
los flancos del camello. |
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Las
huellas de las patas de los camellos se asemejan mucho entre sí, |
Encontrando
cosas perdidas
Un oficial perdió sus gemelos de campaña durante unas maniobras en el desierto, a ocho kilómetros de El Cairo y envió unos rastreadores nativos a buscarlos. El caballo que montaba les fue mostrado a los rastreadores para que observaran las huellas de sus herraduras, que grabaron en su memoria. Fueron en seguida al campo de las maniobras y, entre miles de huellas de caballería y de artillería, pronto encontraron las del caballo del oficial, las que siguieron hasta dar con los gemelos que, resbalando de su funda habían caído en el desierto. El camello "perdido" Los
rastreadores egipcios son particularmente buenos para seguir huellas de
camellos. Para una persona que no está acostumbrada, las huellas de un
camello son enteramente iguales a las de cualquier otro; pero para el ojo
experto, son todas distintas, como las caras de varias personas, y los
rastreadores nativos las recuerdan exactamente como vosotros recordáis
los rostros de las personas que habéis visto. |
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Las
huellas en la puerta de nuestra misma casa pueden tener alguna historia
que contar, si las sabéis leer. Éstas muestran la historia sencilla de
un perro correteando a un gato y el enojo de su dueño. |
Hace
algunos años, robaron un camello cerca de El Cairo. Se llamó a un
rastreador de la policía, a quien mostraron sus huellas. El rastreador
siguió éstas por larga distancia, pero llegó a unas calles donde se
confundían con las de otros muchos camellos.
Un año más tarde, aquel policía tropezó de repente con las huellas frescas de aquel camello, las que no olvidó durante tan largo tiempo. Evidentemente, había sido conducido, con otro camello cuyas huellas también reconoció y que sabía pertenecía a un muy conocido ladrón de camellos. Así pues, sin tratar de seguir las huellas por la ciudad, el rastreador buscó otro policía y, juntos, se dirigieron al establo del ladrón, donde encontraron el camello que hacía tanto tiempo se había perdido. Rastreadores sudamericanos Los gauchos o "cowboys" naturales de América del Sur son magníficos Scouts. Las haciendas ganaderas hoy están, en su mayor parte, cercadas, pero antiguamente los gauchos tenían que rastrear los animales perdidos o robados por muchos kilómetros y eran, por tanto, buenos rastreadores. Una vez, se envió a uno de estos hombres a seguir las huellas de un caballo robado, pero fracasó. Diez meses más tarde, en un lugar distinto del país, de repente vio las huellas frescas de aquel caballo. Inmediatamente las siguió y recuperó el caballo. Ejemplos de prácticas en deducción He aquí una sencilla deducción de signos notados durante mi paseo, una mañana de tormenta, por un sendero en las montañas de Cachemira. Signos observados. - Al lado del sendero había un tronco de árbol, de un metro, más o menos, de altura, y una piedra del tamaño de un coco, tirada allí cerca, a la cual estaban adheridos algunos pedazos magullados de corteza de nuez seca. También sobre el tronco había pedazos de corteza de nuez. Un poco más lejos, sobre el sendero, a unos veinte metros al sur del tronco, había pedazos de corteza de cuatro nueces y, cerca de ahí, una roca grande en declive. El único nogal que había cerca estaba como a 150 metros al norte del tronco. Al pie de éste, había una torta de lodo duro que mostraba la huella de un zapato de materia vegetal.¿Qué deduciríais vosotros de estos signos? Mi solución fue la siguiente: Un hombre había pasado por allí con rumbo al sur, hacía dos días, llevando una carga pesada, y había descansado en la roca mientras comía nueces. Mis deducciones fueron las siguientes: El hombre iba cargado, porque los cargadores, cuando descansan no se sientan, sino que descansan su carga sobre una roca inclinada, recostándose sobre ella. Si no hubiera ido cargado, probablemente se habría sentado en el tronco, pero prefirió caminar treinta metros más, hasta la roca. Las mujeres no acarrean cargas allí, de manera que tenía que ser un hombre. Rompió las cáscaras de las nueces en el tronco con la piedra que encontró tirada. Las nueces, las había traído desde el árbol a 150 metros al norte de éste; por tanto, caminaba hacia el sur. Hacía una larga caminata, pues llevaba zapatos, y si sólo hubiera salido de su casa para ir a un lugar cercano, habría ido descalzo. Hacía tres días que había llovido; por tanto, la torta de lodo se había adherido cuando aún estaba el suelo húmedo; pero después ya no había llovido y por eso se encontraba seca. La corteza de nuez también estaba seca y confirmaba el tiempo que había pasado. No hay ninguna historia importante relacionada con esto; sólo es un ejemplo de la práctica diaria que un Scout debe hacer. PRÁCTICAS DE DEDUCCIÓN POR PATRULLAS Léanse en alta voz historietas en que haya gran número de detalles observados, con sus deducciones correspondientes, tales como las "Memorias o las Aventuras de Sherlock Holmes". Luego, pregúnteseles a los muchachos cuáles son los detalles que sugieren las soluciones, para ver si han comprendido el método. Imprímanse huellas, de incidentes diversos, en terreno suave, tales como las de un ciclista que encuentra a un muchacho que va a pie y se apea para conversar con su amigo y luego vuelve a montar su bicicleta. Haced que los muchachos estudien las huellas y deduzcan su significado. Colocad sobre una bandeja los objetos provenientes de los bolsillos de un hombre y haced que los muchachos deduzcan la clase de hombre a quien pertenecen los objetos y sus aficiones, etc. JUEGOS DE DEDUCCIÓN Forasteros Conseguid que algunas personas desconocidas para los muchachos pasen por la calle frente a ellos, y haced que cada uno, por separado, observe todos sus detalles. Después de un intervalo, pedid a cada muchacho que os haga una descripción de la apariencia de los caminantes, sus peculiaridades notables y cuál cree que sea su ocupación. O bien, hágase que cada muchacho tenga unos dos minutos de conversación con algún desconocido y que trate de averiguar lo que pueda en ese tiempo por medio de preguntas y de observación. Deducción de un "crimen"- Detective Arréglese un cuarto o un terreno con pequeños signos y huellas, etc. Léase luego una historia relativa al crimen hasta el punto en que entran los signos y hágase que cada muchacho, por turno, examine la escena durante cierto tiempo y después, en privado, os haga saber cuál es su solución. Al principio, los esquemas deben ser muy sencillos; pero gradualmente se irán haciendo más complicados. Por ejemplo, marcad huellas de pies alrededor de un árbol y dejad caer ahí también algunos fósforos quemados, para indicar que un hombre tuvo dificultad para encender su pipa, etc. Para un tema más acabado escoged algo misterioso, como: "El enfermo permanente" de las Memorias de Sherlock Holmes. Arreglad un cuarto que represente el del enfermo, en el cual se le encontró colgado, con las huellas de las botas enlodadas sobre la alfombra, colillas de cigarrillo mordidas o cortadas en la chimenea, cenizas de cigarro, un destornillador y unos tornillos, etc. Colocad una tira de periódicos simulando el paso de piedras sobre las que los competidores caminarán para producir una confusión de huellas. Haced que cada Scout o la patrulla entre en el cuarto por separado y dadles tres minutos para que investiguen. Después concededles media hora para que preparen su informe, ya sea verbal o escrito. "Rastrear al asesino" El
asesino escapa después de haber "apuñalado a su víctima"
llevando en la mano el "puñal ensangrentado". El resto de los
muchachos salen un minuto después a tratar de aprisionarle guiados por
las huellas de sangre que va dejando caer en el suelo cada tres pasos y
que se representan por confetis. Su cómplice (el juez) le indica de
antemano a dónde debe dirigirse y si llega al lugar con más de ocho
minutos de anticipación a sus perseguidores, gana. |
1998-2001
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