La vida de todos los niños rubios del mundo nunca
volvió a ser la misma luego de la aparición
de Macaulay Culkin en “Mi pobre angelito”.
Cuando esta película –que cuenta las peripecias
de un niño abandonado en su casa- se convirtió
en la comedia más redituable de todos los tiempos,
el “pícaro, simpático, tierno y candoroso”
rostro del ocurrente niño se metió en todas
las casas del mundo.
Como resultado, las tías paquidermas, las abuelas
cargosas y las más temibles “amigas de mamá”
solicitaban a todas las víctimas (blondos infantes
con rasgos estéticos aceptables) que pegaran ambas
manos a su rostro y pusieran cara de sorpresa y frescura,
como el afiche promocional de la película. Luego
de la décima repetición los niños
deseaban conocer al propio Culkin para trenzarse a las
trompadas limpias.
Corría el año 1990 y en ese entonces el
actor Macaulay Culkin, conocido por el mundo como el “pobre
angelito”, contaba con diez años. Ya había
actuado en algunas producciones menores en Broadway, pero
con el film mencionado saltó a la fama como el
niño más célebre y mimado de Hollywood
desde Shirley Temple (desde que Shirley Temple era niña,
es claro). Se volvió tan famoso que todo tipo de
celebridades lo idolatraban. Michael Jackson, como siempre
que hay un niño bonito implicado, andaba por la
vuelta, llevándolo en varias ocasiones junto a
su familia al rancho Neverland.
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Macaulay junto
a Michael Jackson |
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Su manager fue su padre, un error frecuente en las carreras
de niños prodigio, conduciéndolo a una verdadera
esclavitud actoral en los años siguientes. Participó
en más de una decena de películas en cuatro
años, incluyendo “Mi pobre angelito 2”,
“My girl” y “Ricky Ricón”.
Para lograr el papel de niño diabólico en
“The Good son” junto a Elijah Wood y ensanchar
su carrera, su padre amenazó con suspender la secuela
de “Mi pobre angelito”. Para 1994 había
generado decenas de millones de dólares y el mundo
ya no suspiraba tan encantado por su carita angelical.
Para rematarlo, allí sobrevino la debacle. Sus
padres, que nunca se habían casado, decidieron
separarse sin saber como repartirse la fortuna generada
por su hijo. Una avariciosa batalla legal los mostró
disputándose el botín como buitres del espectáculo.
Macaulay Culkin se negó a aceptar cualquier rol
hasta que el dilema de la custodia no se solucionara,
lo que no aconteció hasta fines del año
’97 con victoria para el padre y cuando el ex niño
star era casi mayor de edad. A esa altura, Macaulay ya
había perdido el tren, dedicando sus millones de
dólares sobrantes a excesos y fiestas impresentables
con sus amigos, actividad con la que continuó durante
varios años.
Se casó a los 18 años con la actriz Rachel
Miner, de la que se separó en el 2000 cuando ella
quiso formar una familia. Los años pasaron y el
rubio sintió renacer tibiamente su vocación
por la actuación. En el 2003 volvió a escena
para encarnar un personaje que haría descomponer
a las abuelas cariñosas de antaño: el desquiciado
asesino Michael Allig en el semi desconocido filme “Party
monster”.
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M. Culkin arrestado |
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Su vuelta a la primera plana de los medios se dio sin
embargo por dos hechos: en primer lugar fue arrestado
en el 2004 con posesión de marihuana y otras dos
sustancias prohibidas en Oklahoma y debió pagar
una multa de 4000 dólares. Segundo, recomenzaron
las acusaciones a Michael Jackson por abuso de niños
y su nombre se vio envuelto entre los posibles chicos
con los que habría tenido un trato “inconveniente”.
Tanto él como su familia negaron terminantemente
este punto, y de hecho Culkin será llamado a declarar
para testificar a favor de Jackson en su juicio por pedofilia.
Decidido a comenzar de nuevo, Macaulay actuó hace
pocos meses en una película llamada “Saved”,
donde encarna a un joven minusválido y en la producción
“El Síndrome de Jerusalén”.
Cualquier cosa está bien antes de que a alguien
se le ocurra refritar “Mi pobre angelito”
y se venga la secuela de sus años de juventud.
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