Pasaron 18 años desde que un grupo de jóvenes que querían hacer cine en Uruguay no solo se lo propusieron, sino que lo hicieron. Con Pablo Stoll y Juan Pablo Rebella a la cabeza, 25 Watts llegó a los cines, y sin proponérselo marcó una huella imborrable.
“Un barrio. Tres pibes. 24 horas” es hoy un clásico. “En estos años he tenido tiempo de pensar bastante en esta película”, reconoce Pablo Stoll. “Pasé por donde filmamos y veo los lugares súper distintos. Cada película es un documental de su momento de filmación. En este caso es más un registro de un grupo que quería hacer cine, e hicimos cine. Algunos salíamos de la Universidad Católica, otros de la ORT y estábamos en el marco del primer fondo en la historia de Uruguay para hacer Cine [N. de la R.: FONA, Fondo para el Fomento y Desarrollo de la Producción Audiovisual Nacional]. Creo que no fue otra cosa que un grupo de amigos con ganas de hacer una película, en el lugar correcto, y con 15.000 dólares. Creo que, si no hubiésemos sido nosotros, alguien la iba a hacer, capaz de otra manera, pero se iba a hacer”, puntualiza el cineasta.
La película —protagonizada por Daniel Hendler, Jorge Temponi y Alfonso Tort— fue un mojón en la historia del cine del Uruguay. Desde entonces, las producciones nacionales han abundado, pero muchos recuerdan con nostalgia esta producción “porque seguramente era la primera vez que filmaban en su barrio una película”, reflexiona Stoll. “Recuerdo estar en el rodaje y que se acercaran a preguntarnos para qué era el comercial”.
Dieciocho años después, 25 Watts no se regodea en la nostalgia de una generación anterior sino en la posibilidad de compartir con la generación emergente, que quiere ver cine nacional y, sobre todo, que quiere crear. “He visto a adolescentes, más jóvenes que la película, verla y reírse de los mismos chistes que nos reíamos nosotros. Tienen una forma muy distinta de ocio y de vivir, incluso un chico me dijo que era la primera película en blanco y negro que veía, pero en definitiva hay cosas que siguen funcionando hoy”, relata Stoll.
Hay un denominador común en los cineastas uruguayos de hace 18 años y los de ahora: las ganas de hacer son más grandes que los recursos para que se conviertan en una realidad. “25 Watts se hizo con pocos recursos, pero sigue vigente. Capaz que podés, a tu forma, hacer algo que 18 años después siga vivo, así que no te achiques. Pienso que ahora hay muchos más fondos estatales, pero los ganan tres de los 60 que se presentaron. Hay 57 que tienen que pensar una alternativa”, reflexiona Pablo Stoll.
Inevitablemente, volver a ver 25 Watts también revive el recuerdo de su cocreador, Juan Pablo Rebella, fallecido en el 2006. La dupla tuvo en esta su ópera prima y se consagró con Whisky, aunque, según Stoll, Rebella “Siempre fue muy hincha de 25 Watts”. Durante octubre la película volvió a los cines en el marco del aniversario de su estreno. “No me sentí especialmente tocado por volver a proyectar la película; siempre va a ser una parte importante de mi vida, y Juan también. Ya no está, y es una cagada, pero aprendí a seguir. Me acuerdo que tuvimos una discusión en el último día de rodaje, y la supimos saldar rápido. En Whisky nunca discutimos. Así que supongo que si Juan estuviera ahora estaría contento de volver a proyectarla, pero probablemente habríamos discutido sobre si proyectarla en 35 mm”, reconoce el director entre risas.
¿Un gran recuerdo? La última vez que vieron la película juntos: “Fue en Finlandia. En un festival que se proyectaban las películas de día, en una carpa de circo. La presentamos y a los cinco minutos nos fuimos, cada uno por su lado, para recorrer el lugar. Yo di unas vueltas y volví a mirar la película. En el medio de la proyección, miro hacia la otra punta del público y estaba Juan. Él no me vio en ese momento. Pero al final nos llamaron y se dio cuenta de que los dos habíamos vuelto a verla”.
Lorena Zeballos
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Foto: Difusión