El (María) lleva barba y bigote, producto de una terapia hormonal. Ella (José), ensalza su figura con un vestido ajustado al cuerpo y su nueva feminidad con un coqueto maquillaje.
Durante casi cinco décadas, Mario, de profesión ingeniero, se sintió como un hombre atrapado en un cuerpo de mujer, hasta que siete años atrás, decidió armonizar su cuerpo con su mente, eliminando sus senos femeninos, implantándose una protésis masculina e iniciando un tratamiento en base a hormonas.
"No fue por gusto ni capricho, sino porque mi mente no coincidía con mi cuerpo", aseguró.
El caso de Diana, celadora de un penal mexicano, es simétricamente opuesto.
"Desde pequeña me sentí diferente y quise ponerle nombre a lo que me pasaba porque creía que estaba loco por tener un cuerpo diferente a lo que mi mente pensaba", relató.
Ambos se conocieron hace seis años a través del psicólogo que les trataba, porque querían contactar con personas que atravesaban por una experiencia similar.
La idea de la pareja de contraer matrimonio, coincide con el inminente inicio de las discusiones acerca de los derechos de los transexuales en el Congreso mexicano.
En base a EFE