El Hermano Alonso Honorato es oriundo de Burgos, España, y llegó en 1979 a lo que es hoy la República Democrática de Congo. Perteneciente a la orden salesiana, vivió en las ciudades de Lumumbasa y Ngangi, y desde hace varios años dirige la Escuela Técnica Don Bosco en la ciudad de Goma.
Cuando Honorato llegó al Congo, la situación en el joven país africano no era tan mala como lo fue luego, recuerda en diálogo con periodistas uruguayos. En aquellos tiempos, cuenta, el Estado se hacía cargo de sus obligaciones en el área educativa, consiguiendo que la mayoría de los niños y jóvenes accedieran a la educación de forma gratuita.
Actualmente, y luego del estallido de diferentes situaciones de crisis multicausales, el aparato educativo estatal presenta graves falencias. Si bien en teoría la educación sigue siendo gratuita, "en los hechos es como si fuera privada", debido a que las familias que quieren enviar a sus hijos a la escuela se ven en la obligación de aportar algún dinero, en cifras que varían según la institución, la región del país, etc.
Si bien no hay cifras oficiales al respecto, el religioso estima que menos de la mitad de los niños del país están escolarizados, y casi todos los que concurren a la escuela son varones. Las niñas, al igual que las mujeres adultas, viven a menudo en una situación de servicio y postergación.
La Escuela Técnica Don Bosco imparte cursos de mecánica, mecánica automotriz, electricidad y electrónica. Dado el escaso número de trabajadores formados que hay en el país, los egresados de la institución no afrontan mayores problemas para conseguir trabajo, y presentan una tasa de 80% de inserción laboral.
En las tardes, las instalaciones albergan actividades abiertas para todos los niños del barrio, entre las que destaca la Escuelita de Fútbol creada por los efectivos de la vecina base militar uruguaya. A propósito de uruguayos, Honorato destaca la buena disposición de los militares compatriotas, que lo han asistido en más de una ocasión con alimentos, agua y logística.
En su larga presencia en Congo, Honorato dice que nunca sintió su vida amenazada o en peligro para su integridad física. Sin embargo hubo momentos de gran tensión en la región de Rutshuru -cuya capital es Goma- que obligaron al cierre temporal de la institución. Uno de ellos fue la oleada migratoria ruandesa de 1994, y otro la movilización masiva causada por las actividades del líder guerrillero Laurent Nkunda en 2006.
A la hora de comparar el ayer con el hoy, Honorato señala como cambio negativo el ya mencionado deterioro educativo, así como el aumento de la pobreza a partir de la también citada migración ruandesa en 1994. Sin embargo, indica también que la calidad de vida ha mejorado en algunos aspectos, y eso se refleja, por ejemplo, en el vestir de los ciudadanos.
Según el clérigo, uno de los principales valores del pueblo congolés es "su capacidad para apañárselas". Ya sea en base al pequeño comercio, o lo que en buen criollo llamaríamos "rebusques", los habitantes logran sobrevivir y obtener dinero como para sufragar la educación de los chicos. "Son muy conscientes de la importancia que tiene la enseñanza", sostiene.
En cuanto al futuro, Honorato destaca que Congo "es un país que lo tiene todo para progresar" y dependerá de su pueblo y de adecuadas orientaciones políticas el mejoramiento de su difícil condición actual.
Por Gerardo Carrasco, enviado de Montevideo Portal a la República Democrática del Congo
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