Contenido creado por Inés Nogueiras
Entrevistas
Las caras de Victoria

Entrevista a Victoria Rodríguez

Victoria Rodríguez se presenta a la entrevista con la misma amabilidad que en la televisión y con una clara premisa sobre los límites: nada que tenga que ver con su vida personal será respondido. Por momentos dura, por momentos áspera, por momentos sensible, Rodríguez habló con Montevideo Portal de su carrera televisiva, de su necesidad de expresarse pintando y de su incursión en el teatro.

08.04.2010 00:48

Lectura: 17'

2010-04-08T00:48:00-03:00
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Realizar una entrevista a Victoria Rodríguez en un lugar público y concurrido, como un conocido bar de Pocitos, puede ser una experiencia compleja. Su presencia no pasa desapercibida para ninguno de los parroquianos y genera esa clase de comentarios entre los presentes, cercanos al ruido. Rodríguez convive con esa realidad todo el tiempo y no le significa ningún estrés extra, pero lograr cierta intimidad entre entrevistado y entrevistador se vuelve un desafío imposible.

Victoria, en pleno proceso de ensayo para su futura obra teatral, está con el tiempo justo y para confirmar este encuentro hubo previamente varios tachones en la agenda. La conductora se presenta con la misma amabilidad que en la televisión y con una clara premisa sobre los límites de la entrevista: nada que tenga que ver con su vida personal será respondido. Por momentos dura, por momentos áspera, por momentos sensible, Rodríguez habló de su carrera televisiva, de su necesidad de expresarse pintando y de su incursión en el teatro.

A quien esto firma le quedó una enorme sensación de que casi ningún tema se pudo abordar en profundidad, que Rodríguez no estaba dispuesta a llegar más allá de donde llegó, que los prejuicios pudieron más. A cuenta de más aquí va la entrevista a Victoria Rodríguez.

Sos Traductora Pública recibida. ¿Qué pasó con esa carrera, ejercés?

Me recibí y comencé a ejercer con mucha suerte porque había empezado a trabajar para Estados Unidos en la época en que no existía Internet. De noche hacía las traducciones y de día era secretaria en Ciudad Vieja y ya empezaba con las grabaciones de televisión. Lo de Traductorado fue un gran descarte, venía de familia bastante conservadora y la posibilidad de teatro o televisión no cabía. Mi vocación era la comunicación en general.

¿Cuándo te diste cuenta de que tu camino era la televisión?

Primero fue un juego; seguí con todas las tareas en paralelo hasta que se convirtió en una profesión. Igual, cada tanto hago alguna traducción. Hace poco me convocaron para traducir algunas cosas del libro de "La sociedad de la nieve" sobre la tragedia de los Andes. Elijo ese tipo de cosas.

Arrancaste con "Oxígeno" y después llegó "Verano del". ¿Qué te gustaba de éste programa? Porque por lo menos parecía que lo disfrutabas...

Sí, por supuesto, yo no reniego de mi pasado, al contrario, era una chiquilina deslumbrada por todo ese color maravilloso que tenía Punta del Este y además era realmente otra ciudad que permitía conocer personalidades interesantes. Después se fue desdibujando, el bichito dejó de sorprenderme pero me sigue encantando el lugar para ir, ya no para trabajar. Para continuar en ese circo te tiene que seguir sorprendiendo y motivando y una va creciendo y las prioridades van cambiando.

¿Te quedaste más tiempo del que hubieras querido estar en "Verano del"?

Me pasé por algunos años sí, en los últimos fue más trabajo que placer.

Con el fallecimiento del Ingeniero Scheck, quien estaba en la dirección de canal 12, ¿se dio un quiebre definitivo sobre el programa y sobre vos?

El canal cambia definitivamente con su ausencia en cosas que ni siquiera se notan al aire, para bien o para mal, pero cambia. Eso lo hemos sentido todos, no sólo el televidente al aire; hoy en día se maneja la empresa como tal, con fines comerciales ante todo: los números tienen que cerrar a fin de mes. Además se estaba forzando el esquema del viejo programa en una ciudad que ya era distinta, no tenía sentido seguir jugando a lo mismo. Una crece con las cosas que hace profesional y personalmente y de alguna manera, -si es que tenés la oportunidad, porque en este rubro no siempre trabajás en lo que querés- a mí me llevó bastantes años tratar de dar con un producto que reflejara mis inquietudes personales.

Hiciste, por ejemplo, un programa de preguntas auspiciado por una tarjeta de crédito, después el programa de la mañana ("Bien despiertos") donde se notaba que no estabas cómoda...

Épocas de exploración, de investigación que hacíamos el canal y yo.

Y también estuvo la época de ausencia en pantalla, ¿coincidió con tu etapa de ser madre?

Tuve el privilegio de tener un primer embarazo absolutamente en paz, pintando y ordenando el jardín. Igual así la niña me nació llorando como loca y con el otro trabajé durante todo el embarazo y nunca lloró.

A propósito de embarazo y cigarrillo, vos sos fumadora. ¿Cómo hiciste durante esa etapa?

Es una de mis grandes deudas pendientes. Cuando me bajaba del auto, recién, estaba planificando mi ida a una clínica para dejar de fumar, necesito tener una semanita libre. Durante el embarazo logré dejar de fumar, pero el próximo encuentro con el cigarrillo... Por definición es una adicción y como tal tengo la misma debilidad que todos los adictos.

Pero en otras adicciones como el alcohol, el resultado es bastante evidente: te emborracha...

Eso es lo traicionero del cigarrillo, en el efecto inmediato podés no estar sintiendo nada. Otras drogas atentan contra tu calidad de vida en el momento, te deterioran a simple vista, interfieren en tu vida cotidiana, en tu rutina, en tu relación con los otros, el cigarro no.

¿Cómo te afectó la prohibición de fumar en lugares cerrados? ¿Fumás menos?

Sí. A mí me pareció fantástica la prohibición porque la necesitamos, cuanto más ayuda mejor, es mentira que uno es libre y decide cuándo fumar. Mentira. Si sos un adicto no sos libre, no tenés libertad de opción.

¿Te afecta ahora circunstancialmente o viene de antes?

Desde que soy madre, desde que mi vida es importante para otras personas. En casa no fumo delante de mis hijos.

Hablame de tu relación familiar, de tus padres...

No hablo de temas personales... no voy a filosofar de temas personales porque no es la idea, todo el mundo tiene sus historias y sus lados oscuros y no me interesa hablarlos. Sí te puedo decir que viví en un entorno familiar amable, en términos de amor, y muchas veces tuve una plataforma necesaria para mis temas personales y profesionales, eso es lo importante y lo tuve.

¿Cuándo fue el click y empezaste a pintar?

Ah, fue una explosión creativa que -después uno lee y aprende por qué pasan estas cosas- fue resultado de la maternidad.

¿Esperabas algo de eso te pasara con la maternidad?

No, para nada. Dicen por allí que lo que hace un hijo es ponerte un espejo enorme delante de ti, porque ellos quieren conocerte a vos, quieren saber quién sos vos para que les des lo mejor que tenés. Y cuando te ponen en ese espejo ahí aparece una persona que estuviste cultivando hasta ese día y no es lo que creías y empieza el conflicto con lo que en realidad sos y con lo que estuviste armando sobre vos misma. En algunas mujeres esto puede pasar más inadvertido, casi sin sentirse, en mi caso fue un sacudón importante que tuvo, entre otras consecuencias, una muy linda, que fue como abrir todo un camino que llevaba bastante como escondido, que pasaba por la creatividad y por lo de animarme a otro montón de cosas. Ahí nace lo de la pintura y fue casi compulsivo durante el embarazo.

¿Qué viste en esas pinturas? ¿Te viste en ellas?

Era demasiado claroscuro, era una transición. Ahora estoy en una etapa de muchísima paz.

¿Con paz se puede crear?

Sabés que sí. Eso también es un mito, porque existe lo que se llama la memoria afectiva que te permite ir a los lugares en que tenías el corazón revuelto, el alma atormentada y ahí se despiertan un montón de cosas.

¿Cuándo aprendiste eso? ¿En qué instancia la pintura fue una herramienta creativa?

En su momento fue una herramienta de destape, me olvidaba de las angustias que podía tener y de alguna realidad personal difícil de procesar, era entrar en un mundo sin tiempos donde el único estrés era embocar con el color que quería, buscar el matiz que quería y buscar con el pincel. Así empezó y después se quedó como un hecho casi terapéutico.

¿Vas a terapia?

No. Fui y me dieron de alta. Probé terapia para atravesar un período concreto, está muy bueno. Creo que las herramientas están en uno pero en momentos de crisis me parece muy bien que alguien te ayude a encontrarlas.

Para el público el cambio más notorio fue verte hacer "A conciencia". Fuiste muy criticada entre otras cosas por tu gesto de manos insistentemente "vaginal"...

¿Podés creer que yo no sabía lo que era eso? Pero peor los hombres que tenía alrededor: el técnico, el camarógrafo, el productor, ninguno se dio cuenta. "Te falta calle", me decían.

A propósito, ¿cuál fue el desentendido de "Monólogos de la vagina", obra que presentaste como "Monólogos de eso que no se puede nombrar" o algo por el estilo?

Un chiste mal hecho por mí evidentemente, que nadie entendió y me costó poco menos que ser tildada de mojigata.

¿No te llamaron para trabajar en esa obra?

No. ¿Vos decís que es por eso? Aprendí la lección.

¿Cómo evaluás a la distancia la decisión de pasar de un programa frívolo como "Verano del" a uno donde se tocaban temas tan profundos como en "A conciencia"?

Fue totalmente abrupto y siempre supimos que lo era, pero yo me la jugué igual porque había que hacerlo así, si no hoy no estaba conduciendo "Esta boca es mía" de esta manera. Era extremo pero a propósito, era necesario para llegar a otro lado. Hay que saber tomar riesgos cuando sabés a dónde querés llegar. Y yo sabía a donde quería llegar.

Las críticas no fueron sobre si el programa era bueno o malo, sino hacia la conductora...

En este rubro y en cualquiera que implique una exposición pública tenés que aprender a desarrollar una buena espalda y aprender a discernir las críticas: de qué lugar vienen. Porque hay muchas críticas con sentido común, muy bien planteadas, con mucha racionalidad y otras que vienen de un lugar absolutamente necio, cerrado y hasta bastante contaminado de prejuicio y frustración personal. Esas las descarto, esas no me pueden llegar porque ese nunca va a ser mi público. Mi planteo en ese momento era: sí, tienen toda la razón en sospechar, pero déjenme probarlo. Y creo que resultó porque si no hoy no me estaría viendo nadie. Además me parece muy necio creer que una persona y toda su dimensión como ser humano se definen en un programa de televisión. Fueron muchos años de glamour, viajes, bla, bla, bla, bueno, por eso yo sabía que tenía que agachar la cabeza y transitar el camino con la frente en alto y bancándomela.

¿Sos muy ansiosa?

Soy muy ansiosa.

Para conducir "Esta boca es mía" se necesita cierto grado de auto contención, dejar que la gente hable, ponerse en el lugar justo, imponerse en otros momentos, ¿cómo va eso de la mano de la ansiedad?

Hay que lograr que esa misma dosis de ansiedad te obligue, te haga mantener un ritmo dinámico y no te haga descansarte. Lo que pasa es que acá tenés que tener muchas antenas prendidas a la vez, por eso me fascina el desafío desde el principio y hasta el día de hoy. En este momento siento que estoy en el lugar justo, y agradecida al canal que probó conmigo muchas cosas hasta que le gustó una, al público que me bancó mi proceso personal de la nena del glamour, hasta la consciente social. Y agradecida por tener un laburo en un lugar donde hay gente talentosa que por las dimensiones del mercado no puede estar ensayando ni demostrando su valía.

¿Qué se necesita para eso? ¿Ángel? ¿Por qué sentís que se te perdonaron a vos cosas, tiempos, que a otras personas no?

Caí bien en algún momento, la verdad es que eso no lo puedo contestar yo. También es cierto que un montón de personajes que estamos al aire no necesariamente contamos con la aceptación y el aplauso de la masa. Los canales tienen figuras que son más populares y otras menos y que responden a otros intereses. Para mí está muy bueno "Esta boca es mía" porque es bastante amplio y diverso en ese sentido en donde hemos tocado de todo y funciona porque hay un panel con discursos inteligentes, interesantes y macanudos. Se da la combinación perfecta.

Y el otro desafío, el que tenés una vez al año con la Teletón, ¿cómo la llevás?

Pero, de vuelta, vos me hacés esas preguntas desde un supuesto que pareciera que yo te tengo que explicar que soy buena gente, tengo sensibilidad y tengo corazón. No tengo porqué explicarlo, ni tengo que estar diciéndolo...

No. Yo quiero que me cuentes que pasa con la Teletón y vos. Nada más.

Pasa que es un honor formar parte de eso, pasa que podré tener mil defectos pero tengo un corazón bastante sensible, y pasa que descubrí, estando embarazada de mi primer hijo, esa realidad, toda junta y toda de sopetón y eso hace que todos los días de tu vida cuentes tus bendiciones y que seas consciente de eso. Y que vos desde tu trabajo puedas cumplir, sumar aunque sea un granito de arena, y que seas una piecita que ayuda a la sociedad o a quien más lo precisa, eso es un privilegio. Es poner tu talento al servicio de algo más trascendente que vos mismo. Para mí la Teletón es eso.

Pasemos al teatro. ¿Cuándo empezaron a llegar propuestas concretas para subir a las tablas?

La primera concreta que tuve fue de Diego Fischer para hacer la obra de Juana de Ibarbourou. Diego fue siempre como una suerte de padrino que apostó por mí, que creyó siempre en mí, creo que me tenía muy sobrevalorada. Él veía en mí potencialidades que yo no aprovechaba. Quería a toda costa que hiciera de Juana joven.

¿Te convenció su idea o no fue necesario?

No fue necesario, son de esas cosas que decís que sí desde la inconciencia -que para mí es importante porque si no hay muchas cosas que no arriesgás-. Después cuando se vino la fecha en serio, cuando estaba el vestuario pronto, ahí empecé a temblar y tuve el mayor susto de mi vida: los nervios que yo pasé atrás del telón el día del estreno, pensé que el corazón no me resistía. Me caía redonda. Yo creo que prefería desmayarme y despertarme en el hospital. Que la noticia fuera qué me pasó y no qué mamarracho sucedió en el teatro. A la salida, no sé lo que hice, igual salí como una máquina, tenés la letra de memoria, los movimientos. Después que superé esa instancia empecé a disfrutar de la actuación desde las entrañas. Pero me duró las primeras 10 funciones. Descubrí esa cosa tan mágica que es la interacción con la gente que está ahí, que no tiene comparación con la televisión.

¿Cómo llevaste esa instancia inicial de encontrarte cara a cara con el público, que también tenía mucho de preconceptos de parte de los que te iban a ver?

Fue lo mejor que me pudo pasar. Si no fuera porque mucha gente fue pensando "a ver esta de la tele" no hubiera sorprendido. Capaz que lo hice bien nomás y no tan bien, pero como iban con las expectativas tan bajas, lo bueno brilló. Pero ojo, yo lo entiendo, si mañana alguien de un rubro determinado pasa para otro lado, digo ¿y este qué va a hacer? Acepto eso.

¿No te asusta? ¿No te ponés a pensar "y si de verdad tiene razón la gente"?

Siempre está esa instancia, esa posibilidad. Evidentemente eso no pasó y sucedió lo otro, ¡mirá, me salió bien! Cuando arriesgás siempre está la posibilidad, yo no soy necia, puedo tenerme fe pero puedo ser una ilusa y comprobar que me creía más de lo que era. Sí me tuve fe con argumentos y pude demostrar que había materia... Soy una profesional que hace lo mejor que puede, que ha tenido suerte, que se le abren las puertas y que tiene talento porque si no se cerrarían un día.

¿No se puede engañar toda la vida?

Nooo, ya serían muchos años.

¿Qué encontraste en Juana de Ibarbourou para construir el personaje?

Las referencias que tenía de Juana eran bastantes porque ella era amiga de mis abuelos, entonces era un nombre muy cotidiano pero desde su lado más sano, no desde el oscuro. Fui conociendo el personaje a medida que iba estudiando su vida y me costó sobre todo quererla después. Estaba peleada con ella y con algunas de sus decisiones. Una vez que logré reconciliarme con todas las dimensiones de Juana ahí sentí que estaba pronta para seguir adelante. Después hice un retrato, el de la tapa del libro de Fischer y toco en el piano la canción que compuso Aberto Magnone para la obra.

Ahora estás ensayando para una nueva obra, ¿qué te toca esta vez?

Soy una más de un elenco, es una comedia de Neil Simon que se llama "Plaza Suite" sobre tres parejas en este hotel, soy pareja con Armand Ugón. No sabés cómo me está costando, me fue más fácil afianzarme en el papel de Juana que generar un personaje de comedia. Está Elena Zuasti dirigiendo, que es una genia.

Pintura, teatro, piano... ¿y libro, no vas a escribir?

Me encanta escribir... por ahora no son más que archivos sueltos en "Mis documentos".

¿Por dónde va tu creatividad: ficción, ensayos, o es como la pintura, escribís, escribís y después te fijás qué escribiste?

Ensayo no. Digamos que por ahora la escritura está al servicio de mis experiencias vitales. Lo otro que escribo bastante son expresiones de mis hijos, quiero que ellos sepan lo que decían de chicos. Son de esas cosas maravillosas que dicen, que no te da la memoria RAM para retenerlas todas, entonces las voy anotando.

¿Para el final, cuál es tu opinión acerca de la existencia de una farándula vernácula?

No tengo ni idea, no me preocupa el tema, lo único que sé es que si ser farándula es hacer los papelones mediáticos que hacen algunos personajes conocidos en Argentina, entonces me niego a ser farándula. Si implica estar exponiendo un montón de cosas sobre tu vida personal, no me interesa ser farándula. Después, cada uno es libre de abrir la puertita de la privacidad hasta donde uno quiera. A mí porque sea de la tele no tenés ningún derecho a preguntarme cosas que no tengo ganas de contar o que no te tengo por qué contar, a eso voy. El juego de los límites, todos tenemos derecho a marcarlos como queramos.

Hace cinco años no existían los portales de noticias dedicados a lo que hacen y dejan de hacer las personas públicas locales...

Sí, en ese sentido creo que se argentinizó un poquito el tema, pero mientras se manejen con respeto... ¿Si hubiera preferido que no se publicara nada de con quién estoy saliendo? Claro que lo hubiera preferido, ¿por qué? porque vos ¿qué sabés si yo ya lo había hablado en mi casa?, ¿qué sabés si lo había hablado con mi familia?


Ernesto Muniz



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