En una entrevista realizada en partes, durante tres días distintos, recortada por las urgencias laborales de Sotelo, el diálogo resultó en un abordaje por distintos tópicos, por día: la música, los medios de comunicación en la actualidad y en retrospectiva, y el nuevo proyecto laboral llamado "Tiempo de debate".
Parte 1: Hijos del Rock
Sos padre de muchos hijos, ¿alguno con vocación por los medios de comunicación?
Felizmente no, jamás les dije que hicieran o dejaran de hacer algo, los dos mayores son músicos, pero ninguno ha demostrado ni la menor intención de seguir con la comunicación periodística. Le tengo fe a Mateo que con sus 10 años ya tiene un sentido innato para la entrevista, me hace exactamente la pregunta que hay que hacer sobre el tema que estemos hablando. Por ejemplo, cuando le dije que iba a tener un hermanito le adelanté los múltiples beneficios que significaba eso. Después que hice toda la lista de ventajas me mira y me dice "pero entonces voy a dejar de ser el más chico", era exactamente lo que yo quería evitar. Tratar de engañar a un niño es lo más inconducente que uno puede hacer.
Dos salieron músicos, que es tu otra pasión, ¿los alentaste en ese sentido?
Mi viejo, que era tipógrafo, era una persona de extraordinaria sensibilidad, además de un gran cantante; no era formalmente músico, pero esas cosas se transmiten en la vida cotidiana. Yo tampoco les dije a mis hijos que estudiaran, pero en cuanto ellos me lo pidieron los alenté, porque al revés no lo podés hacer. ¡Ojo!, ¡llegué a ser un destacado cantor de campamento! esa fue una de mis cumbres artísticas. Siento que si no existiera la guitarra quizás la música no me interesaría tanto, me tocó vivir una época extraordinariamente guitarrística. Soy hijo de Los Beatles, aunque suene a lugar común. Como referente de la guitarra Hendrix fue el más importante, al Punk lo redescubrí mucho después, estuve en Londres cuando la movida estaba todavía presente y me resultaba muy violenta y antimusical, me tomó tiempo comprender que lo que estaban haciendo era rescatarle lo visceral, lo que unía el rock a las clases populares. El Grunge me resultó duro, poco interesante, pero era de una profundidad auténtica, fue el género que vio venir la muerte del Rock. Es una muerte que a muchos les ha costado asimilar y es normal, porque el rock, además de música tiene muchos valores culturales y hasta valores políticos, pero hoy carece de sentido.
Parte 2: De Medio somos
Empezaste en prensa y en radio, ¿cuándo y cómo llegás a la televisión?
En el 93 y de manera accidental: yo iba a hacer un programa en El Espectador con Gustavo Escanlar y estaba Hugo Brugnini como gerente y me planteó en ese momento si me interesaba trabajar en televisión a lo cual yo respondí que no; a los cinco minutos se comunica con quien sería el productor de "Muy Buenos Días", el magazine de canal 4 y le dice "creo que encontré la persona que buscamos"; después hice un casting y quedé.
Ese fue el programa que estrenó el concepto de los magazines matutinos en la TV uruguaya, ¿cuál es tu opinión sobre los actuales programas de ese segmento?
Honestamente no entiendo lo que está pasando, a veces siento que me estoy volviendo más viejo. Siento que en la televisión uruguaya se está dando un proceso de infantilización, como siempre en Uruguay todo llega tarde y mal. Se confunde la dinámica y el atractivo de un programa con el bailoteo, la banalización, parece que hubiera que hacer chistes todo el tiempo, sacudiéndose como si la gente estuviera haciendo gimnasia en la casa. Lo digo en general porque es obvio que hay matices, hay distintos conductores pero existe una tendencia imitativa. Ahora todos quieren hacer "Mañanas informales" pero omiten un pequeño detalle, y es que ese programa lo conducía un genio como era Jorge Guinzburg, periodista, humorista, conductor; entonces, para él, hacer un comentario gracioso y pertinente sobre lo que le decía el entrevistado era tan fácil como chasquear los dedos. Se pretende suplir por gente que notoriamente no puede hacerlo, a falta de Guinzburg empiezan a apretar botones a ver si sale algo parecido.
Desde que empezaste en televisión se han producido algunos cambios importantes, como por ejemplo la presencia de Internet, ¿cómo llevás los cambios?
Te lo digo de una manera muy gráfica, mi hijo Mateo tiene 10 años y lo primero que hace cuando se levanta es prender el notebook y navegar mientras el televisor está prendido. La atracción principal son los juegos de la computadora, la secundaria son los programas infantiles del cable, cuando algo le resulta atractivo del televisor, levanta un ojo y mira a ver que está pasando, eso nunca dura más de dos o tres minutos y luego continúa con la computadora. Si lo pensás objetivamente, la computadora tiene infinitas más posibilidades para el disfrute, cultivo del intelecto o de entretenimiento que la televisión. En definitiva no es que vamos para ahí, ya estamos ahí, yo ya paso más horas frente a una computadora para el trabajo y el placer que frente a la pantalla del televisor. Esta es una realidad, que la entiendan o no los gerentes de los canales, la gente ya decidió, no es reversible, es como que los directores de las radios insistan en poner sus mejores programas a las 9 de la noche, por mucho que lo intenten, eso ya pasó. Estamos en otra era, la televisión es una tecnología superada, eso es objetivo.
¿Qué pasa con los paradigmas de la comunicación?
Fallecieron. Cualquiera hoy tiene un celular con una cámara y un cable, cualquiera tiene un notebook o una ceibalita y cualquiera tiene conexión a Internet, cualquiera puede hacer televisión. No cualquiera puede hacer "Subrayado" o "Bailando por un sueño" pero cualquiera puede hacer un programa de televisión y conseguir un lugar para difundirlo en Internet a infinidad de personas. Eso es un cambio de paradigmas como yo no recuerdo otro en la historia de la humanidad. Toda la mediación que para bien y para mal ejercían los poderes fácticos: la industria del audiovisual, los canales de televisión, la empresa del disco, ya no son necesarios. Cuando se dejan de necesitar los intermediarios, desaparecen, esto es lo que está pasando, vos te hacés tu propia programación de películas, tu propia canalera, mirás, grabás, bajás películas. Eso es lo que se llama Empoderamiento (Empowerment), cualquier ciudadano tiene mucho más poder de decisión de lo que tenía, ya ni te digo hace 150 años, sino 10.
¿Está preparada la ciudadanía para tanto poder?
La gente se da cuenta siempre de las posibilidades que tiene, toma decisiones sobre lo que ocurre, es sumamente perceptiva. Lo que sucede ahora con los fenómenos culturales es la desmaterialización, antes un disco era un disco, un objeto de unos 30 centímetros de diámetro que tenías que cuidar porque se rayaba, con una ilustración, tenía apenas 12 canciones. Te costaba conseguir ese objeto, era relativamente caro, por lo tanto le dabas un valor mucho mayor que el que le das hoy a tu pendrive, porque de hecho hoy tenés miles de canciones que están respaldadas en el disco duro de tu computadora, por lo tanto tener o no tener eso no vale nada, porque si lo perdés lo volvés a bajar de Internet. Entonces, hace 40 años escuchar una canción en un disco era llegar a un momento importante, ese disfrute auditivo era el resultado de un esfuerzo enorme. Ahora todo está a la mano, eso significa mucho menos a la hora de tenerlo. Para hacer el contorno de Sudamérica hoy ponés en Google "Mapa de América del Sur" y te salen miles de opciones. Para los gurises hoy aprender significa tener guardado en algún lugar del disco información.
¿Esta nueva realidad, es negativa o positiva?
No lo sé, yo soy integrado y muy positivista del desarrollo humano. Todas esas cosas nos hacen potencialmente más libres, tener conocimiento es un valor relativo y no es lo mismo ese concepto hoy que hace 10 años, que hace mil, donde el conocimiento era clave y aquello de "el que tiene conocimiento tiene el poder", hoy para la vida cotidiana del ser humano eso no existe.
¿Y qué pasa con la hiperinformación, con el exceso de datos?
Eso es lo que sucede, hoy tenés la posibilidad de estar insensibilizado por tanta cantidad de información o de aislarte en un bosque. Esa es la paradoja de la búsqueda del placer, existe el riesgo de la insatisfacción permanente, es la diferencia entre el deseo y el placer. El público actual no acepta ni un no, ni una demora, estamos entrando en la era del público tirano, el que no acepta que no lo entretengas siempre.
¿Es el problema que tienen los docentes que no logran mantener la atención de sus alumnos?
Los docentes tienen un problema más grave y es que se especializaron en unas herramientas que caducaron, no caducó el proceso educativo pero sí lo del profesor explicando todo en un pizarrón, todo. La herramienta principal -que es la computadora- la domina mejor el educando que el docente, entonces se terminó la relación de poder de "el docente sabe todo, el niño no sabe nada", esa es la verdadera tragedia de los docentes uruguayos. Paulo Freire decía hace 40 años que en un proceso educativo todos enseñan y todos aprenden y nos parecía de vanguardia, hoy es así y no hay vuelta.
¿Notás la diferencia entre tus hijos de la era analógica y tus hijos digitales?
Sí, totalmente, y estamos recién empezando. Se resignifican los conceptos de aprendizaje, los apocalípticos siempre han estado ahí para arruinarle el pastel a los que tenemos un sentido más optimista de la peripecia humana. Cuando era niño el problema era que yo estaba mucho en la calle, porque lo malo estaba allí, así lo vivían nuestros padres. Ahora es al revés y hay que obligar a los niños a que salgan a la calle, justo cuando la cosa se ha vuelto realmente peligrosa.
En este marco, con tantas ofertas multimediáticas ¿cómo se consigue la atención del público en la televisión?
Paradójicamente, con lo de siempre. Estamos siempre en torno a las tres o cuatro pulsiones básicas: por lo tanto en un noticiero ves los homicidios, los copamientos. Lo que se van venciendo son los pudores para considerar determinados temas.
Pero ahora el estímulo está en horario central...
Antes estaba en la tapa de los diarios de la tarde, te parabas en la parada y estaban a la vista de todos. No hay ningún cambio, lo que pasa es que la gente que tiene el pensamiento más reaccionario toma el hecho más extremo como la generalidad, si hay un informativo que es sensacionalista, hay gente que dice "los informativos son sensacionalistas", pero yo le puedo demostrar que la mayoría no lo son.
Objetivamente, hay una mayor carga en los informativos de noticias policiales...
Sí, también hay una mayor presencia de los delitos.
¿Entonces hay mayor presencia de noticias policiales en los informativos como aumento de los delitos?
No lo sabemos, quizás en otras épocas estuvieron subrepresentadas. De lo que debemos asegurarnos es de que haya mayor diversidad en los abordajes noticiosos.
Iván Ibarra (productor de Zona Urbana) decía en este mismo espacio que sentía que en los informativos faltaba reflexión, ¿qué opinás?
No hay que reflexionar en la pantalla, hay que hacerlo fuera. Lo que está fallando es que la academia no aporta nada, las universidades enseñan periodismo pero no reflexionan sobre él, no hay un ámbito independiente que piense estos temas y eso se nota porque no hay manera sistemática de contrarrestar la prédica de "y bueno, que querés, esto da rating" lo cual constituye una falacia, porque implica que lo otro no da rating. Eso es prejuicio, nunca nadie se sentó a reflexionar sobre eso.
Parte 3: El debate
"Tiempo de debate" es el nombre de tu nuevo programa, ¿qué tiene en común con "Debate abierto"?
No tiene nada que ver, obviamente es un programa que tendrá debate y discusión sobre temas de actualidad, pero acá no debaten panelistas sino dos abogados que sostienen posiciones antagónicas sobre temas de actualidad, por ejemplo: mantener o eliminar los antecedentes de los menores infractores cuando cumplen 18 años. Es un formato original concebido por el equipo de producción.
¿Qué participación tiene el público?
El piso simula un tribunal de Estados Unidos y en donde va sentado el jurado va un grupo de estudiantes de derecho, de periodismo, profesionales que van a opinar y a hacer preguntas. El veredicto final lo da la gente mandando mensajes de texto con una u otra opción. Eso no afecta el transcurso de la discusión. El programa es grabado y la participación del público será en tiempo real.
El de moderador es un rol que ya ejerciste en "Debate abierto", ¿te gusta?
Sí, uno tiene la responsabilidad del anfitrión, nadie puede sentir que yo estoy de un lado o del otro. La única intervención que tengo más allá de moderar y conducir es cuando siento que algo no está quedando lo suficientemente claro y repregunto o intervengo para aclarar. El programa termina con un alegato de cada uno de los abogados de la misma manera que sucede en las películas. Acá lo que tenés es un abordaje más en profundidad de un tema que será tratado durante una hora con opiniones bien variadas.
Después de hacer durante varios años programas periodísticos en televisión, ¿cuál es tu opinión sobre ese formato?
El formato tradicional está totalmente agotado y se usa porque es de costo bajo, pero desde el punto de vista televisivo no es un programa para la TV abierta. En el resto del mundo van para el cable o se emiten en ciclos especiales en épocas electorales. Es un error decir que los programas periodísticos no funcionan y por eso no tienen que existir, lo que no funciona son los de bajo costo con una mesa y un invitado sobre cuestiones políticas, económicas o académicas. Lo que ocurre es que no exploramos otros formatos, no invertimos en producción, pero cuando lo hacemos nos va bien. Este programa va a tocar temas más candentes, si funciona es porque en otros ámbitos no se están dando los debates que permitan a la gente conocer los detalles sobre los asuntos de su interés.
Con "Debate abierto" fueron y fuiste muy criticado por varios medios...
Había críticas de sectores que no saben nada de televisión, ni les interesa, que lo analizan desde una postura intelectual o pseudo intelectual, no me queda muy claro. Eso es no entender de lo que estamos hablando: de la televisión, o sea, un espectáculo, con una programación que tiene que reunir ciertas características para que las empresas pongan eso al aire y que terminen con superávit y no con déficit porque si no, se funden. Parece que hay que explicarles todo eso, hacen críticas de televisión como si estuvieran en la platea del Solís. Los críticos de televisión en el mundo, donde hay, no lo hacen así. Recuerdo un informe que salió en Brecha, que a falta de debate académico sobre nada, ponía como ejemplo negativo a "Debate abierto". Era un modesto Talk Show, que no intentaba sustituir ninguna clase de discusión académica. Esas cosas solo suceden en Uruguay, nadie puede ser tan torpe de confundir un programa de televisión con lo que no es.
Después hubo varios Talk Shows más, ¿qué te parece el de Victoria Rodríguez "Esta boca es mía"?
Son programas bastante diferentes, el de ella es diario, ya al hacerlo así generás con el público un vínculo distinto y tenés que tocar otro tipo de temas, también influye el horario, no es lo mismo a las tres de la tarde que a las 10 de la noche. Me parece que son programas diferentes más allá de que tengan algunos panelistas en común. Ella es una conductora que le da un enfoque particular, creo que el show tiene identidad propia aunque formalmente se le puede reprochar cierta similitud. Yo lo miro a veces y no siento que estén haciendo el mismo programa. Contrariamente a lo que muchos piensan esto no es juntar a cuatro tipos a discutir.
Montevideo Portal / Ernesto Muniz
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