Aldo Martínez tiene 54 años y más de 35 carnavales. Ganó absolutamente todo como figura del carnaval, pero sigue encontrando papeles que lo motivan a volver a cantar, bailar y actuar. Justo él, a quien tanto le gustaba el canto popular uruguayo y las raíces criollas, se vino a topar con una oportunidad para un casting de una orquesta de música tropical. Un amigo sugirió su nombre y lo pasó a buscar por la juguetería donde trabajaba para que no pudiera excusarse. Se probó y quedó en Sonora Palacio. Hoy es uno de los máximos exponentes de la música tropical romántica en los boliches bailables del país. Y vive de eso.

Pero cuando se acerca el verano le pica el bichito del carnaval y él no puede negarse. No quiere. Estudia cada personaje que interpretará como seguro lo hacen De Niro o Denzel Washington, pero él lo hace para sacarle hasta el tic más invisible a los personajes que encarnará en el concurso de Momo, con los que siempre termina encariñándose. Anoche se lució con Nazarenos en el Teatro de Verano interpretando al Joven Manos de Tijera y al recordado prócer barrial Daniel "Pistola" Marciscano. Para este Seré Curioso explicó cuánto ama cantar, cómo se las ingenia para bailar a pesar de un menisco magullado y cómo le gustaría tener una oportunidad en el cine o el teatro. 

 Por César Bianchi
@Chechobianchi

-¿Cuántos carnavales?
-Son 35, alguno más... hubo un año o dos que no salí. Comencé saliendo en el '82. Hubo un año en que tuve que tomar la decisión de no salir por el trabajo de la orquesta.

-¿Te costó mucho no hacer carnaval esos dos años?
-En un momento tenía La Pandilla, por ahí por 2003, y tenía mucho trabajo con la banda para ese carnaval de 2002 a 2003. Y otro año me tomé un descanso. Pero sufrí mucho sí, porque soy producto del carnaval. Fue lo primero que hice: lo de la orquesta arranca en el 87 y yo empecé a salir en carnaval en el 82. Me vieron en carnaval y ahí me llevan a la música tropical.

-¿No podés ganar más premios individuales? Porque los ganaste todos.
-Sí, se implementó hace unos años la Figura de Oro del carnaval, y que cuando te dan la Figura de Oro ya no podés ganar ninguna otra mención a nivel individual, ya no podés ganar más. Es un reconocimiento tremendo. Lo logré en 2015 con el espectáculo "La Jaula de las Locas" de Zíngaros. Voy a llevar en el alma esa distinción porque es increíble... hay pocos que la han ganado.

-Cuando ya no se puede ganar más premios -porque se los ganó todos y el máximo-, ¿cuál es la motivación?
-El carnaval es la motivación. Me gusta mucho... Y hay desafíos distintos, ganar a nivel grupal, por ejemplo. Y desafíos en lo individual: seguir aprendiendo, mejorando, aggiornándome. Siempre busco seguir los procesos del carnaval, el carnaval -y la categoría parodistas en particular- ha cambiado muchísimo. Amo esta categoría, si bien tres años salí en Humoristas, que es parecido, creo que Parodistas es la que abarca más cantidades de artes: la danza, el canto, la actuación (el drama y la comedia).

-¿Harías murga?
-Haría sí, porque me encanta. Hubo un par de años en que estuve a punto de salir, y después no se dio, salí en parodistas. Por eso te digo: el propio carnaval es mi motivación, aparte de ser un medio de vida. Vivo de lo que yo hago. Pero lo tomo como un arte popular, que cada vez se perfecciona más desde lo artístico. Me gusta mejorar año a año. Algunos dicen "carnavales eran los de antes". No, son todos distintos.

"Mis desafíos son seguir aprendiendo, mejorando. Siempre busco seguir los procesos del carnaval. Amo el parodismo, creo que Parodistas es la categoría que abarca más cantidades de artes: la danza, el canto, la actuación (el drama y la comedia)"

-Bailás, cantás y actuás. ¿Qué te apasiona más?
-¿Una sola? Vivo del canto, siempre canté. A los 10 años ya cantaba folclore. El canto siempre me apasionó. Lo del baile es natural, porque me gustaba...

-¿Seguís bailando a pesar del menisco roto que nunca te operaste?
-Este año no bailé, tengo que ser sincero. Este año decidí estar tranquilo, porque las coreografías eran exigentes. Pero el año pasado bailé, siempre intento despuntar ese vicio, porque me encanta. Yo sabía que con la edad, por una cuestión física, lo primero que iba a ir dejando es el baile, pero cuando puedo, lo intento. No me quise operar, lo llevo bien y me cuido. Si la coreo no es muy exigente y lo permite, bailo. El coreógrafo siempre me pregunta al principio si voy a bailar o no, y suele ser condescendiente: "¿Vas a bailar, Aldo?" Y yo le digo que si no es muy exigente, de repente puedo bailar la despedida. Y me arma algo para mí.

-El canto te hizo trascender el carnaval hacia el mundo de la movida tropical. Pero no era tu palo...
-No. Me gustaba el folclore, baladas, folclore latinoamericano... Tuve un grupo que hacía folclore nuestro, después un dúo donde componíamos cosas de canto popular. Lo de la música tropical fue un accidente... Mi padre escuchaba los Wawancó en discos de vinilo. Era esa la música tropical que se escuchaba en casa. Se dio que un amigo, Roberto Abal, que salía en carnaval, me propuso -yo trabajaba en la juguetería Los Reyes Magos-, me fue a buscar y me dijo si lo acompañaba a una prueba para entrar en una orquesta. Y me dijo: "Vos probate también, no me dejes pegado que yo dije que te iba a llevar porque vos cantás bien". Y yo le digo: "No negro, música tropical yo no". Al final fui, y quedé, en una línea más melódica, más romántico. Y ahí arranqué en Sonora Palacio, una orquesta que después fue un boom e hizo historia. Y ahí seguí.

-Solista de baladas, ex cantante de Montana y La Pandilla. ¿Es un debe haber integrado Karibe con K?
-No, no, no... Sonora Palacio marcó un mojón, así que no es un debe. Hay un antes y un después de Sonora Palacio, después vino Karibe y siguió esa línea. Era un duelo Karibe-Palacio. Pero aparte, el primer director de Karibe, Eduardo Rivero, fue el director anteriormente de Sonora Palacio. Él y "El Lolo" (Fernando) Viña eran los directores de Palacio, después Rivero se abrió y fundó Karibe. 

-¿Hay mucha pica entre los artistas de la cumbia y la plena?
-Hay mucha competencia, salen muchos grupos, sí. En mi caso, yo me llevo bien con todos, respeto a todos. La plena es un género muy popular, yo hago algo de plena en mi repertorio, pero poca cosa, porque considero que mi estilo no es tanto para ese lado. Mi estilo es más romántico, más salsa, más cumbias. Sí en la época de La Pandilla, ahí sí, hacíamos pop latino, fusionábamos plena-danza con dance, creamos un estilo. Ha ido para atrás y para adelante la música tropical. Cuando surgió la cumbia villera en Argentina muchos agarraron para ese lado y pegó un bajón; ahora ha ido hacia sus orígenes: más plena o plena-danza que es lo que yo hago, o cumbia. Hay de todo.

"Mi padre escuchaba los Wawancó en vinilo. Un amigo me fue a buscar y me dijo si lo acompañaba a una prueba. Y me dijo: 'Vos probate también, no me dejes pegado que yo dije que vos cantás bien'. Y yo le digo:' 'No negro, música tropical yo no'. Ahí quedé en Sonora Palacio".

-¿Qué te ha enseñado la noche?
-Y mucho, mucho... hay que saber llevarla. Yo siempre tuve el consejo de mis viejos que me hablaron de todo ese tipo de cosas. A mí, gracias a Dios, nunca se me pegó nada de lo malo de la noche, siempre supe diferenciarlo. Yo intenté siempre escuchar a los más viejos: "Esto no", "fijate bien lo que te sirve", y lo que no, sabés hasta donde tenés que llevarlo.

-¿Cómo te llevás con las drogas y el alcohol?
-No tomo ni consumo drogas. Nunca probé ni un porro, nada. Y en la noche aparece todo eso. Me han ofrecido... Está eso que estás en la noche y dan por sentado que consumís algo, pero no. Con Sonora Palacio metíamos 10 bailes seguidos y alguien preguntaba: "¿y cómo hacen para aguantar?" y ya imaginaban cualquier cosa.... Y no, nunca se me dio ni por probar. Hay que saber sobrellevar todo ese tipo de cosas. Cuando te empiezan a conocer, también te hacés respetar por tus decisiones.

-¿No has pensado en cortarte el pelo?
-Siempre fui de los que dije que cuando se me caiga, se me caiga... de hecho, acá arriba ya no tengo nada. Se me empezó a caer de muy joven el pelo. Pero ojo que no uso gorrito por eso... Marqué como algo diferente: en Sonora Palacio, en el 87, me sugieren buscar algo diferente para el vestuario. Querían romper los esquemas del traje y la corbata.

-Ahí incorporaste el vestuario de los parodistas en la cumbia...
-Claro. Yo venía del carnaval, entonces les dije: "Pongámonos tiradores, gorrita tipo El Gran Gatsby", acá tengo guardada la boina. Fuimos a Buenos Aires, compramos unas boinitas para todos y empezamos a usarlas. Y a la gente le encantó la onda, porque salimos de los trajes y corbatas. Ahí comencé a usar sombreros y gorritos... tengo colección. Y también bandanas, o vinchas, siempre algo en la cabeza. Eso me marcó. A veces me dejo lo que me queda de pelo recogido. Yo que sé... cuando se caiga del todo que se caiga.

-Volviendo al carnaval: de todos los personajes interpretados (parodiados), ¿a cuál recordás con más cariño?
-Me cuesta contestar esa pregunta... Porque los quiero a todos mis personajes, los quiero a todos. Sí te podría marcar mojones en mi carrera. El primero que me marcó por la parte actoral fue Evita en el año '97, con Valetinos. Fue la primera responsabilidad grande que tuve, la de ser el actor principal de una parodia. Venía de hacer actores secundarios... Lo que me gustó siempre en carnaval fue hacer reír. Y ese año me dieron un personaje fuerte, dramático y de mujer. Por ese personaje me dieron la Figura Máxima del Carnaval. Y ni siquiera fue mi primer premio, porque ya me habían dado como primera mención a Figura de Humoristas en carnaval. A partir de ahí, de Evita, empecé a tomar más responsabilidades para actuar.

"Hay que saber llevarla a la noche. A mí, gracias a Dios, nunca se me pegó nada de lo malo de la noche, siempre supe diferenciarlo. Yo intenté siempre escuchar a los más viejos: 'Esto no', 'fijate bien lo que te sirve'".

-El año pasado hiciste de Juan Domingo Perón... ¿Es más fácil hacer de Perón o de Evita?
-Son difíciles los dos. De mujer es muy difícil hacer, muy difícil porque si bien tenés que parodiarlo, cuando son mujeres importantes, tenés que parecerte, sacarle todo... Yo la estudié mucho: cómo se sienta, cómo se agacha, cómo habla, cómo mueve las manos. Y cuando tenés una personalidad fuerte como la de Juan Domingo Perón, tenés que mirar sus gestos, presencia, su forma de caminar. Ojo que los personajes de mujer me han dado muchas satisfacciones en carnaval... He personificado también a Delmira Agustini, Frida Khalo...

-¿Y qué te está dejando interpretar al Joven Manos de Tijera de Tim Burton y el "Pistola" Daniel Marciscano?
-Son esos desafíos lindos que me gustan encarar: son dos polos opuestos. Uno es ficción, el otro es un personaje real. El primero tiene su laburito de mirarlo bien, primero mirar la película y estar atento a todos los detalles, tiene mucho de gestual y de corporal. Y lo del "Pistola" es tremendo... Yo lo conocí. Yo me crié en Belvedere y él estaba en La Teja, pero además yo jugaba al fútbol en un cuadro de La Teja, El Cometa, y lo veía siempre. Estando en La Pandilla, una vez me pide: "Aldito, ¿no me venís a cantar en un festival que estoy recaudando fondos para los gurises?". Le dije que sí, claro. Yo iba a jugar al fútbol y él estaba siempre, siempre estaba dando una mano. Después de un tiempo, todo el mundo hablaba del "Pistola", y me fui enterando de las cosas que hizo en el fútbol, el carnaval, la política. Y no sabía que él armó el tablado de El Arbolito en La Teja. Cuando se inauguró llevó artistas de todos lados, ¡trajo al trío Los Panchos de México! A Zitarrosa, Horacio Guarany... Me llega mucho su personaje porque lo conocí.

-Es un personaje que conmueve, movilizador...
-Y nos movilizó a nosotros arriba del escenario, ¿sabés? Alguna vez me quebré....

-¿Suma emocionarte mientras estás actuando o estás contraproducente porque perdés el hilo?
-Es interesante la pregunta. Para mí suma, suma muchísimo, pero estás arriba del escenario, contra el reloj y tenés que seguir. La emoción te juega a aflojar un poco, pero por otro lado, sentís que llegás más a la gente. Este año me pasó algo que hace tiempo no me pasaba -desde Evita-, que el personaje del "Pistola" cuenta una anécdota (los jugadores de la selección del 83 estaban compitiendo en Bolivia, y le piden al "Pistola", que era delegado de la AUF, que los acompañe. Los futbolistas van a comprar pelotas, camisetas, shorts y medias y eran para darle a los niños bolivianos, que estaban en terrible pobreza). Estoy yo contando esa anécdota y haciendo una reflexión y un compañero, Mariano, se quiebra, y me emociona a mí también... En la última parte de la parodia, el "Pistola" está en un asilo, y veo que se le caen las lágrimas a dos compañeros, y fue un momento mágico y divino... y pensás: "Si me quiebro, me quiebro", pero tenés que seguir con el texto... El final es bárbaro, y está cantando todo el teatro (de Verano). Lástima que te juega en contra el tiempo, el reloj.

-"Pinocho" Sosa fue tu amigo y compañero de liceo en la adolescencia, estuviste con él cuando en el 95 formó Zíngaros, pero estuvieron juntos desde antes...
-El primer conjunto donde estuvimos juntos fue en Charoles, es más: me lleva él al carnaval. estuvimos en Walkers, en Los Gaby's, en Teenagers cuando lo arma con Roberto Abal, y en Zíngaros cuando lo inaugura...

-Pero hoy están distanciados. ¿Por qué?
-El motivo me lo guardo. Tanto él como yo sabemos los motivos. Hubo idas y vueltas. Estuvimos muchos años distanciados (de 2006 a 2014), después él me fue a buscar para ir a Zíngaros en 2014. Y ahí nos distanciamos de vuelta. Hubo un pequeño inconveniente...

-¿Es irreconciliable la pelea?
-No sé... todo se puede solucionar. Nos conocemos de niños, íbamos al liceo juntos, jugábamos juntos al fútbol... Yo siempre pienso que las cosas se dan. Nunca digas nunca. Pero tendrían que pasar ciertas cosas para que nos amiguemos. Ahora estamos distanciados, pero a nivel de amistad y a nivel artístico tenemos un feeling muy especial. Y lo que hace él por la categoría es increíble.

"Para mí suma muchísimo emocionarte mientras estás actuando en la parodia, pero estás arriba del escenario, contra el reloj y tenés que seguir. La emoción te juega a aflojar un poco, pero, por otro lado, sentís que llegás más a la gente"

-¿Cuál es tu medio de vida cuando no hay carnaval?
-La orquesta, de jueves a domingos. También compongo para otros grupos, escribo canciones para un grupo de humoristas en Paysandú (las canciones de presentación y despedida), y siempre estoy buscando la veta de esto. Mirá que yo trabajé toda mi vida, fui laburante toda mi vida...

-¿Qué hiciste antes de dedicarte a la música y el carnaval?
-Terminé cuarto de liceo, y después trabajé en una fábrica de lentes, después fui a la Sociedad Uruguaya de Esmaltados, aprendí el oficio de esmaltes en heladeras... después trabajé en curtiembres, hice un curso de vendedor y fui vendedor, trabajé en una juguetería, también en supermercados Disco fui encargado de una sección, vendí libros. Pero por ahí por el 87 u 88, yo era encargado de depósito de la juguetería y de ahí me iba al carnaval. A veces terminábamos de actuar a las 6 de la mañana, y yo tenía que estar a las 7 en Los Reyes Magos. Era pesado... Pero económicamente ganaba más por las noches de fin de semana en Sonora Palacio que todo el mes en la juguetería. Entonces, tuve que decidir. Y me la jugué. 

-Los parodistas tienen su legión de groupies durante el concurso... ¿Tu mujer se pone muy celosa en febrero?
-¡Me apoya en todo! Me apoya siempre en todo lo que hago. Es más, siempre me dice: "El día que las mujeres no te griten y no te pidan más fotos, estamos en el horno". Ahí te resumo lo que piensa. Es una divina. Y mirá que yo no tengo licencia, no tengo fines de semana ni fiestas de fin de año.

-¿Hacer reír o emocionar?
-Comencé en carnaval queriendo hacer reír. Yo tenía referentes y un maestro que es "Pendota" Meneses, que ahora tengo la suerte de trabajar con él. De chico yo lo miraba a él y a Mario Fossati, y tenía esa faceta de hacer reír, pero "Pendota" tenía las dos: hacía reír y después, pah... la bajaba al piso. Y yo pensaba: "Si algún día yo pudiera hacer eso". Yo empecé haciendo papeles pivot, después viene lo de Evita, que fue un mojón, y comencé a tomarle el gusto a hacer emocionar a la gente. El Manos de Tijera va por el humor, pero tiene un mensaje en el final, y el "Pistola" va por los dos lados, porque también mete un par de bocadillos chistosos. Cuando vi que se podía fusionar las dos cosas, me sentí completo.

-De hecho, dicen que sos el parodista más completo.
-Eso fue la gente que empezó a decirlo. Yo no lo busqué, yo solo busqué ir mejorando, ser mejor. Yo no digo de un año para el siguiente: "el año que viene quiero hacer tal cosa". No. Yo espero, sale solo. Van surgiendo cosas actoralmente o corporales.

-Y en la actuación, precisamente... ¿Nunca pensaste dedicarte a eso, a la actuación fuera del carnaval?
-Sí, lo pensé. Y me encantaría. Me han convocado, me llamaron de una obra en El Galpón, llegué a ensayar incluso. Pero no pude hacerlo, porque la orquesta me consume todos los fines de semana. Y es mi medio de vida. Yo ahí tengo la segura, y me demanda todos los fines de semana, cuando se desarrollan las obras de teatro. Sí me gustaría aprender y tener una chace en cine, alguna ficción, ponele...

-¿Sos feliz?
-Soy feliz, claro que sí. Me siento realizado con lo que hago, tengo una linda familia. Cuando sin buscarlo te aparecen las cosas, las tomás y lo hacés con gusto. Yo digo: soy feliz.

Montevideo Portal | César Bianchi
Fotos: Juan Manuel López