La vida de Blanca Luz Brum es casi un misterio. La mayoría de nosotros la conoce como "la mujer de", "La amante de" y algún que otro la catalogó como "El colchón de América". Pocos sabemos su verdad.
Tampoco lo sabía la dramaturga Verónica Mato (Yo cual Delmira; Pedro Infante no ha muerto), quien un par de años atrás se topó con el nombre de Brum y descubrió mucho más de lo que se podría esperar de una poetisa surgida en Pan de Azúcar y autoformada, en la política, la literatura y la vida.
El estudio realizado por un equipo de 12 personas tiene por resultado la obra y paralela exposición Nosotras en Brum, que se estrena este 2 de setiembre en el Centro Cultural Goes. Antes, con la directora hablamos de Brum, esa que no conocíamos.
¿Cómo arranca esta historia hasta llegar a hacer una obra sobre Blanca Luz Brum?
Es un texto mío. En 2016 participé de un proyecto que se llamaba La mujer del monstruo, con Alberto Conejero, un profesor español. Éramos un grupo de dramaturgos que trabajábamos con una premisa: mujeres de dictadores latinoamericanos, con el Instituto Nacional del Teatro como convocante. En el caso de Blanca Luz Brum no fue esposa de ningún dictador pero tuvo vínculo con Pinochet y otras figuras y a mí me interesó mucho. Éramos un grupo chico, todos varones menos yo, y yo la elegí a ella. Después me interesó más su vida, cómo armar proyectos, busqué financiación para elaborar una investigación y la escritura y montaje. Al trabajar en el área de la gestión cultural, eso me permite pensar en un espectáculo de forma más global. En 2017 me presenté a una convocatoria del Fondo concursable con un proyecto sobre la escritura de una obra sobre Blanca Luz Brum y el montaje de una exposición.
¿Qué te atrajo de ella?
Me atrajo mucho su historia. Era una persona totalmente desconocida para mí. Pero tenía una historia muy rica por sus vivencias y todo lo que pasó, pero uno de los puntos que más me gustó para trabajar fue googlear el nombre de ella y ver que siempre estuvo asociada a algún hombre, "amante de", "esposa de"... Era conocida en función de los esposos que tuvo, que fueron famosos, y no por las cosas que hizo ella. Incluso algunos actores la llaman "El colchón de América", una forma despectiva. A mí me interesó hablar de ella.
¿Cómo fue la vida de Blanca Luz Brum?
Nació en Pan de Azúcar en 1905, cursó hasta tercer año de escuela. La formación era poca, y se fue construyendo a sí misma. Con 19 años y un hijo pequeño se fue a Perú, porque visualizó que tendría más oportunidades que en Montevideo.
¿Por prejuicios?
En general sí. Fui a Pan de Azúcar y en Maldonado mismo es una artista muy controversial, porque fue considerada liberal para la época. Era parte de lo que me atrajo de su vida, además que quería contar la historia de una mujer mayor a los 50 años, porque generalmente los espectáculos no les dan protagonismo a mujeres de esa edad. Parece como si las historias de las mujeres caducaran a partir de un momento.
Me contabas que siempre estuvo atada a la política...
Es una mujer que en sus comienzos fue comunista. Siempre tuvo una fuerte convicción política. En Perú también tenía un estudio profundo de la literatura revolucionaria. Su contacto con Siqueiros [N. de la R.: David Alfaro Siqueiros, artista plástico mexicano y militante comunista que estuvo en pareja con Brum desde 1929 a 1935], estar en México... Incuso llegó a pegarle con un ramo de flores a un presidente norteamericano. Era una mujer que se hacía escuchar, una militante desde un lugar de visibilidad. Por eso también fue juzgada, porque las figuras en ese momento eran hombres. Luego fue peronista, estuvo muy cerca de Perón hasta que Evita le mandó una carta y le dijo que se fuera de Argentina. Y estando en Chile apoyó al gobierno de Pinochet. A nivel político no la quiere nadie [risas].
Teniendo en cuenta que vivió en tantos lugares. ¿Dónde enmarcaste la historia de la obra?
Tuve oportunidad de ir a Chile, en la Robinson Crusoe. Ella más o menos a los 50 años, después de ir durante varios veranos, decide irse a vivir ahí. La historia por eso se enmarca ahí, aunque hago un juego ficcional. Coloco la historia en la navidad de 1963, cuando era un poco mayor. En Pan de Azúcar no encontré gente que la conociera realmente. Sin embargo en la isla sí. Me encontré con mucha gente que había tenido trato directo con ella y me dio una idea muy diferente a cómo era ella. Ella encontró en esa isla un espacio donde seguir haciendo cosas, no desde la escritura, pero fue la pionera en el turismo organizado en el lugar. ¡Ella le dio nombre a la isla!
¿En serio?
Sí. Porque hay dos islas, una se llamaba Más adentro y la otra Más afuera. Un profesor que conocí en la isla, que era amigo de ella, me dijo que un día fue y le dijo "Soñé que esta isla se tiene que llamar Robinson Crusoe". Hizo un trámite con el presidente de ese momento, que era Frei y cambió el nombre, porque le parecía que era más marketinero, ¡que sin dudas lo es!
Una cosa es soñar con algo y otra tener el poder de hacer un cambio como cambiarle el nombre a una isla...
Sin dudas. Eso respondía a su cercanía durante toda su vida al poder a través de ideologías distintas. Esa es una de las cosas que plantea la obra también: visibilizar el trabajo de esta mujer que nació en un pueblo de Uruguay y construyó una vida por ella misma. Siempre fue por el lado "incorrecto" de la vida, era políticamente incorrecta y eso hizo que no fuera recordada.
¿Cómo se te ocurrió el nombre de la obra?
Fue en la isla que se me ocurrió. Estando en Robinson Crusoe subí a un monte espectacular y me vino a la mente mi trabajo anterior que era una mujer, también escritora... Y ahí me vino el "nosotras". Tiene puntos en común en cuanto a la metodología de trabajo con el proyecto anterior sobre Delmira Agustini. En el caso de Delmira no era necesario visibilizarla como poeta sino tener en cuenta que 100 años después de su muerte se seguían matando mujeres.
¿Tiene algo que ver el hacer la obra con una protagonista mujer tan fuerte con la lucha actual por romper la brecha de género o fue una coincidencia?
Todas las cosas que hago trato de que sean porque siento que tengo que contarlas, y no porque sean una moda o porque sea lo que se vende. Trabajo siempre sobre la memoria y los derechos humanos. Al comienzo con la obra de Delmira sí sentí que tenía que comparar lo que pasaba cuando murió y lo que pasa hoy. Pero es una situación muy distinta en el caso de Blanca Luz Brum. Me acuerdo de que había gente que me dijo "Ah, esa es una obra feminista". Pero no me propuse para nada eso. Creo que las mujeres nos tenemos que hacer cargo de nuestra historia, de decir "Bueno, determinadas cosas suceden pero somos constructoras o las permitimos", obviamente desde un lugar de desigualdad pero muchas veces por comodidad. Una de las cosas que tenemos que hacer las mujeres es perdonarnos y tratar de generar relaciones de sororidad reales. Creo que esta historia yo, como mujer y uruguaya, tengo la posibilidad de retratarla y darle visibilidad. Trato de que el espectador sea el que concluya la historia.
Montevideo Portal | Lorena Zeballos
[email protected]
Acerca de los comentarios
Hemos reformulado nuestra manera de mostrar comentarios, agregando tecnología de forma de que cada lector pueda decidir qué comentarios se le mostrarán en base a la valoración que tengan estos por parte de la comunidad. AMPLIAREsto es para poder mejorar el intercambio entre los usuarios y que sea un lugar que respete las normas de convivencia.
A su vez, habilitamos la casilla [email protected], para que los lectores puedan reportar comentarios que consideren fuera de lugar y que rompan las normas de convivencia.
Si querés leerlo hacé clic aquí[+]