El peligro de estar cuerda es un libro salvador, que inquieta y tranquiliza, que combina ficción y realidad de una manera perfecta. Una magistral Rosa Montero nos atrapa desde la portada y no nos suelta hasta el final.
Rosa Montero tiene una agenda completa que va desde las entrevistas a las presentaciones, de contestar las cartas de los lectores hasta pasar por las redes sociales. Entre esas actividades se tomó un tiempo para conversar con Montevideo Portal y hablar de, entre otras muchas otras cosas, de su nuevo libro.
El peligro de estar cuerda habla de artistas, de depresiones, de neurociencia… temas con los que Rosa Montero viene trabajando con mayor o menor intensidad desde hace varios años. Pero ¿cómo y cuándo se juntó todo para llegar a este flameante libro, que hace poco más de un mes se empezó a vincular con el público.
Así lo explica la autora: “Estos temas los he estado devanando toda mi vida. Me han estado inquietando, por un lado, por otro lado, embelesando, produciendo muchísima curiosidad. Como digo en la primera frase del libro "siempre supe que había algo que no funcionaba bien dentro de mi cabeza" y ese entenderme fue algo necesario, que se hizo todavía más necesario cuando a los 16 años tuve las primeras crisis de pánico”.
Es cierto que en trabajos como La loca de la casa o La ridícula idea de no volver a verte”, varios de estos tópicos se tocan “de forma tangencial”, como dice Rosa y agrega: “tú no escoges los libros que haces, sino que los libros te escogen a ti. De pronto aparece como la obligación”.
Y así sucedió en este caso, más precisamente hace cuatro años: “es como si recibieras un telegrama del inconsciente y se me ensañó en la cabeza un mandato que dice "vas a hacer ahora el libro sobre esto", que era concretamente creación y locura”, relata.
No es un libro testimonial en absoluto, sino que he analizado mi cabeza como el entomólogo analiza un escarabajo.
Desde allí comenzaron la lectura, la relectura, las anotaciones, la recopilación: “Esto tiene como tres patas, cuatro en realidad: las patas de información que es estudiar a los expertos: los neurocientíficos, los psiquiatras, los sicólogos, etc, Otra pata es estudiar la biografía de los autores y lo que ellos mismos dicen sobre si, otra pata es mi propio autoanálisis”.
Aquí Montero se detiene un poco más para ampliar la explicación: “el autoanálisis es un área de conocimiento muy buena si eres lo suficientemente implacable a la hora de analizarte. No es un libro testimonial en absoluto, sino que he analizado mi cabeza como el entomólogo analiza un escarabajo. Me siento como mi propio escarabajo objeto de estudio. Y luego de esas tres patas, tener la recopilación de conocimiento y de datos se ha unido una cuarta que es la de ficción”.
Porque encontrar la ficción fue fundamental para poder hilvanar tan preciosamente los 71 temas que Rosa quería tocar y resumir los cuatro cuadernos llenos de notas: “Durante dos o tres días estuve realmente muy agobiada, porque pensaba que todo ese trabajo iba a ser inútil y que lo iba a tener que tirar. Hasta que decidí una cosa que fue hacer este libro como hago mis novelas. Es decir, no con la cabeza, no con la racionalidad sin con la intuición y con el inconsecuente. Entonces cerré los ojos y me dejé llevar. Por eso el libro tiene algo como detectivesco, como una especie de indagación en la oscuridad”.
Montero logra armar teorías, encontrar explicaciones, responder a sus preguntas, lo que da la sensación de que este trabajo era necesario, también para ella. Porque ya había descubierto que la mayoría de los escritores: “habían tenido una pérdida temprana de la infancia, un trauma infantil” y “también había visto que éramos más disociados que la media o más tendientes a la disociación”. Y de repente vio que entendía todo, en una sensación que ella misma describe como la de armar un cubo de rubick: “de repente todo encaja. Es una sensación extraordinaria”, sentencia.
También recuerda que los desde chicos todos tenemos “una imaginación tremenda, pero luego en la pubertad la sociedad nos dice que eso es de niños, que es una vergüenza seguir con esas imaginaciones y la mayor parte decide dejar la imaginación e integrarse”. Ella creía que era una presión social y ahora aprendió “que hay una serie de cerebros que nos saltamos una fase de la maduración cerebral, que es en la pubertad y que consiste en podar aquellas uniones sinápticas, aquellas conexiones entre neuronas que no son útiles. Es como si de repente, cosas que yo ya había intuido y que a veces había dado unas respuestas aproximativas pero débiles, de repente se convierten en una realidad”.
Es difícil no asociar este libro con La loca de la casa, parece un complemento ideal años después, una ampliación perfecta, un premio al lector. Así lo cuenta Rosa: “La loca de la casa es el libro más interactivo que he hecho. Porque juego con el lector el juego de la creación. Efectivamente es una primera aproximación a todo esto sin profundizar. Este es el siguiente. Han pasado 20 años. Este es un libro mucho más de madurez”.
Saber que mentes brillantes estuvieron internadas en psiquiátricos o medicadas hasta no poder levantarse o incluso con intenciones suicidadas, confirma el trabajo de Rosa Montero de vincular “locura y creación”. Y la respuesta que se puede ver en redes, es solo una parte de lo que la autora recibe casi a diario: “Estoy teniendo con este libro cosas increíbles. He llegado a recibir una carta de una lectora diciéndome "me has salvado la vida".
También le pasan cosas divertidas como una amiga que recién ahora le cuenta algunas pequeñas obsesiones con las que vive. Esa amiga además de confesarle que “por suerte no se me nota”; le dijo una frase que cualquier lector puede tomar como propia: “creo que este libro nos autoriza a no ser cuerdos".
Porque El peligro de estar cuerda sostiene que la normalidad no existe y es algo de lo que Rosa Montero está “completamente convencida”,
Pero lo que existe es la rareza, lo que existe es un abanico de rarezas, eso es lo normal
“No lo digo solo yo, está también en el estudio que hizo la Universidad de Yale en 2018, donde dice que la normalidad no existe y que la normalidad no es más que una construcción estadística. Entonces no hay una sola persona en el mundo que atine en todos los parámetros de su vida con esa medianía estadística. Así que todos somos divergentes en algo. Desde luego que hay unos que son muchísimo más divergentes que otros. Pero lo que existe es la rareza, lo que existe es un abanico de rarezas, eso es lo normal. Lo normal es ser raro en diversos estadios de rareza. Entonces, para poder ser feliz, tenemos que reconocer eso primero y luego buscar nuestros propios raros, nuestra propia manada de raros con la que convivir, eso es esencial para ser feliz. Para eso te tienes que reconocer”.
"Creo que he escrito toda mi vida contra la muerte, para intentar perderle el miedo"
Obviamente el libro habla de la finitud del ser humano, pero lo hace de forma tan natural que tranquiliza: “Si estás hablando de cuál es el sentido de esa vida, no tienes más remedio que hablar de cómo soportar el sinsentido de la muerte. No puedes hablar de la vida sin pensar en la muerte. El libro termina hablando de eso, que casualmente son los temas básicos de toda mi literatura, yo soy una escritora especialmente existencialista y estos temas son el hueso, el tuétano de todos mis libros. O sea que terminé desembocando en donde siempre. Y también en estos campos, en El peligro de estar cuerda, creo que doy un pasito más para la aceptación de la muerte. Creo que he escrito toda mi vida contra la muerte, para intentar perderle el miedo. Creo que libro a libro lo he ido consiguiendo”.
Quizás quedemos con la sensación de querer leer más, que había mucho material que quedó entre cuadernos y cartulinas, que podemos Googlear a todos esos nombres que Rosa nos presenta. Pero también el lector termina sintiéndose satisfecho, comprendido, explicado. ¿Cómo fue que llegó Montero a este final?, Así lo narra. “Las novelas aparecen en tu cabeza como si fueran nubes cósmicas, dan vueltas, se construyen antes de que empieces a escribir... y son nubes cósmicas preciosas, llenas de brillos, de colores, y llenas de un ritmo, de una música, de una respiración, y tú escribes intentando atrapar esa belleza y pasarla a lo real. Y este libro para mi es el que ha tenido más música de todos los que he escrito y en el que más me he dejado llevar por esa música. Y cuando de repente se acabó la música, se acabó el libro”.
El libro
Una apasionada defensa del valor de ser diferente.
Partiendo de su experiencia personal y de la lectura de numerosos libros de psicología, neurociencia, literatura y memorias de grandes autores de distintas disciplinas creativas, Rosa Montero nos ofrece un estudio apasionante sobre los vínculos entre la creatividad y la inestabilidad mental. Y lo hace compartiendo con el lector numerosas curiosidades asombrosas sobre cómo funciona nuestro cerebro al crear, desmenuzando todos los aspectos que influyen en la creatividad, y montándolos ante los ojos del lector mientras escribe, como un detective dispuesto a resolver las piezas dispersas de una investigación.
Ensayo y ficción se dan la mano en esta exploración sobre los vínculos entre la creatividad y la locura, y así el lector asistirá en directo al mismo proceso de la creación, descubrirá la teoría de "la tormenta perfecta", esto es, que en el estallido creativo confluyen una serie de factores irrepetibles, químicos y situacionales, y compartirá la experiencia personal de cómo Rosa Montero vivió en directo, y durante años, muy cerca de la locura.
El peligro de estar cuerda habla de que "las hadas" nos dan un don, y nos hacen pagar un precio por él; los normales no pagamos ese duro precio, pero corremos el riesgo de morir de tedio, en lugar de morir de amor. «Como en todo, la clave está en el equilibrio entre el porcentaje de desapego y el de sentimiento, en lograr cierta armonía entre el yo que sufre y el yo que controla», dice la propia autora.
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Editorial Planeta