El cantautor Joaquín Sabina ha anunciado “Hola y adiós”, una gira de “despedida” de los escenarios “multitudinarios” que arrancará en febrero de 2025 y lo llevará por ciudades de América y Europa, tal y como anunció en redes sociales.
Así, esta gira comenzará en América y durante 11 semanas recorrerá México, Estados Unidos, Costa Rica, Colombia, Perú, Chile, Uruguay y Argentina. Tras una breve pausa, la gira seguirá su rumbo a España y Europa, hasta su final en el mes de noviembre.
Las fechas, ciudades y venta de entradas se darán a conocer en el mes de julio para América y en setiembre para España. Desde la cuenta oficial de Sabina se ha definido a esta iniciativa como “un último nocaut emocional” con una veintena larga de temas que “son ya plegarias del sueño imposible del amor”.
La reciente gira de Sabina, la “más rotunda” de su dilatada carrera, reunió a más de 700.000 personas en casi 60 conciertos por una docena de países. “La ilusión, profesionalidad y experiencia del maestro de Úbeda vencieron el vértigo inicial, contagiando alegría y energía a sus músicos y ganándose al público”, concluyó.
La buena mala salud del artista se ha considerado siempre como un lastre que condicionaba sobremanera sus actuaciones, especialmente desde 2001, cuando sufrió un accidente isquémico cerebral leve por el que fue ingresado.
Aquel susto obligó a Sabina (1949) a reformular sus hábitos tras una vida de excesos para, en general, “maltratarse mucho menos”, como indicó a EFE tras la publicación de su álbum Dímelo en la calle (2002), cuando confesó su preocupación por “envejecer, por la salud” y porque no lo quieran “las mujeres”.
Durante un tiempo se mantuvo más alejado de la vida pública y su salud se recuperó, pero en septiembre de 2010 volvieron los problemas y tuvo que suspender su cita en Barcelona por una caída doméstica, y en mayo de 2011 canceló sus primeros tres conciertos en Estados Unidos por problemas intestinales.
Un episodio menor, pero muy mediático, tuvo lugar en 2014 en el Wizink Center madrileño, un escenario que se ha convertido en una de sus pesadillas. A pocos minutos del final, interrumpió el concierto por lo que achacó a una crisis de pánico escénico. Su representante desveló después que aquella no era la primera vez que Sabina temió desmayarse delante del público, ya que unos tres años antes en Tijuana (México) había tenido un cuadro parecido.
Durante las presentaciones de su álbum Lo niego todo, el segundo disco más vendido en España en 2017 y el primero de su discografía en solitario desde Vinagre y rosas (2009), tuvo que reprogramar las fechas de sus conciertos en Iberoamérica debido a una operación por una hernia ventral.
En febrero de 2018 suspendió otros dos conciertos en México “por un golpe en el ojo, con fuerte hematoma e hinchazón”, que se provocó a su vez por un “pequeño mareo”, y en abril de ese año, una tromboflebitis en su pierna izquierda lo obligó a posponer varios conciertos que finalmente no se celebraron.
Y en junio, de nuevo en el Wizink Center, interrumpió el concierto a la hora y media de actuación; según el parte médico fue a causa de “una disfonía aguda consecuencia de un proceso vírico”.
“No están viendo ustedes un buen concierto por mi parte hoy”, reconocía a mitad del espectáculo, en medio de lo que calificó como una “gira interminable” que lo había tenido “recorriendo pasillos de sórdidos hospitales”.
De nuevo en el mismo escenario en 2020, durante la gira con su amigo Joan Manuel Serrat, tuvo lugar el percance más grave de su carrera reciente, cuando se desequilibró en el escenario por un cable y la luz de un foco y cayó al foso desde una altura de unos dos metros.
“Cuando les cuenten que envejecer es una cosa fantástica, porque la experiencia y la sabiduría... Mienten como bellacos. Envejecer es una puta mierda”, dijo Sabina tiempo después, tras ser intervenido por las heridas que le provocó esa caída.
“¡Superviviente, sí, maldita sea!”, cantaba en su tema ‘Lágrimas de mármol’, unas palabras que resonaban especialmente en su gira en 2023, la que lo devolvió a los escenarios con un título tan oportuno como ‘Contra todo pronóstico’, con un gran éxito.
Pero al mismo tiempo dejaba clara la cada vez mayor incertidumbre sobre su vuelta más adelante, en un formato que cada vez se le hacía más cuesta arriba al artista.
En paralelo, tuvo el ejemplo de uno de sus mayores amigos, el citado Joan Manuel Serrat, que en 2022 decidió celebrar también su gran gira de despedida en un momento aún óptimo.
Con información de Europa Press y EFE
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