Dermot Alastair Mills trabaja en la compañía ferroviaria irlandesa Irish Rail, donde gana 121.000 euros al año. Afirma que desde 2014 su presencia en el trabajo es prácticamente simbólica, y que no se le adjudica ninguna tarea, razón por la que presentó una demanda.
El funcionario asevera que sus deberes fueron “reducidos a nada” hace ocho años, después de que hiciera una denuncia bajo la figura de divulgación protegida. En concreto, Mills escribió directamente al Ministerio de Transporte —del que depende la empresa ferroviaria estatal— luego de que la dirección de la compañía estatal desoyera sus advertencias sobre ciertos asuntos económicos.
El cargo de Mills en Irish Rail es de gerente de finanzas, pero sus atribuciones reales equivalen a nada. En declaración ante la Comisión de Relaciones Laborales (WRC, por sus siglas en inglés), aseguró que pasa la mayor parte de su semana laboral dando largas caminatas, comiendo sándwiches y leyendo el periódico.
“Si tengo una tarea por semana me puedo llamar satisfecho”, dijo Mills el pasado martes al citado organismo, según recoge el medio local Irish Central.
Mills dijo que esta suerte de penalización oficiosa comenzó luego de que hiciera la ya mencionada denuncia ante el ministerio bajo la Ley de Divulgaciones Protegidas, en el año 2014.
Consultada por el periódico Irish Independent, la compañía ferroviaria estatal dijo estar al tanto de la denuncia presentada por el funcionario, pero negó la existencia de la sanción que este menciona.
En su declaración a la WRC, Mills detalló que trabaja desde su casa o en la oficina. Su jornada laboral comienza a las diez de la mañana y durante ella —sostiene— casi nunca recibe correos electrónicos relacionados con el trabajo.
“Compro dos periódicos, el Times y el Independent, y un sándwich. Entro en mi cubículo, enciendo mi computadora, miro los correos electrónicos. No hay mensajes asociados con el trabajo, ni comunicaciones con colegas”, describió.
“Me siento, leo los periódicos y me como el sándwich. Luego, alrededor de las 10:30, si hay un correo electrónico que requiere una respuesta, lo respondo. Si hay trabajo asociado con él, hago ese trabajo”.
“Cuando digo que no haga nada, quiero decir que no uso mis habilidades”, puntualizó.
John Keenan, representante del denunciante, declaró también ante la WRC y afirmó que su patrocinado “todavía sufre una penalización” por presentar una denuncia en 2014.
Por su parte, Irish Rail relativizó la competencia de la Comisión en el asunto, y señaló que su revisión debería ir de 2018 en adelante. En ese año, Mills aplicó a un ascenso y no lo obtuvo.
Mucho dinero
A comienzos del siglo, Mills estaba encargado de hacer un seguimiento de fondos de capital de la empresa, tarea que cumplió hasta la crisis global de 2007/2008, y en 2010 fue ascendido a un cargo de mayor jerarquía.
Según afirma, con las nuevas responsabilidades comenzaron los problemas. En su relato expresa que en aquel momento comenzaron las presiones, situación que en 2013 lo obligó a tomarse una licencia de tres meses por supuestas razones de salud.
Cuando volvió al trabajo le dijeron que tendría el mismo salario y le dieron una responsabilidad acorde. Estaría a cargo de activos fijos por valor de miles de millones de euros, además de ocuparse de la cartera de deuda de la empresa. También se encargaría de preparar informes para el gobierno irlandés.
Hasta allí todo parecía ir bien, pero la situación volvió a torcerse cuando comprobó “ciertos problemas” con deudores y trató de “levantar banderas rojas por todas partes”.
Mills asegura que “de buena fe” escribió un informe sobre los mencionados problemas y en marzo de 2014 lo presentó al director ejecutivo de Irish Rail. El tiempo pasó y no obtuvo respuesta ni apreció consecuencia alguna, por lo que en diciembre recurrió al mecanismo de divulgación protegida para trasladar el tema directamente al Ministerio de Transporte.
Desde entonces, asegura el trabajador, paulatinamente le fueron quitando responsabilidades y tareas, hasta el punto de convertirse prácticamente en un objeto decorativo en las oficinas.
Tom Mallon, abogado de Irish Rail, se refirió al ascenso que Mills no obtuvo en 2018, y aseguró que ninguno de los entrevistadores estaba al tanto de la denuncia que este había hecho en 2014.
La instancia judicial decisiva del caso, que debería celebrase por estos días, se aplazó luego de que la empresa solicitara una prórroga para convocar nuevos testigos. La comparecencia de las partes se llevaría a cabo el próximo febrero.
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