En 2017, la británica Lottie Rae comenzó a ganarse la vida con una profesión inusual: es limpiadora doméstica y hace sus labores completamente desnuda.
En declaraciones recogidas por el periódico Daily Mail, la joven cuenta que cobra 50 libras (unos 2.380 pesos) por hora, y que su pareja sabe lo que hace y no tiene inconvenientes al respecto.
Si bien la mayoría de sus clientes tienen claro cuáles son los servicios que ofrece, en ocasiones se enfrenta a situaciones incómodas.
En el reportaje cuenta que algunos de ellos simplemente son nudistas y están sin ropas dentro de sus casas. Por ello, les agrada la idea de que el personal de servicio también esté así.
Otros, por ejemplo, ni siquiera quieren que les limpie la casa y solo buscan un poco de compañía.
Pese a algunos malentendidos, Lottie dice que siempre fue un “espíritu libre” y que su profesión la empodera.
Según su testimonio, le ha tocado lidiar con algunas personas “espeluznantes”, pero asegura que estas son una minoría y consisten en “un puñado de tipos que creen que al contratarte conseguirán algo más”.
“Les digo que estoy ahí para limpiar, y ellos argumentan que otras limpiadoras les han dado masajes o han hecho striptease”, cuenta.
Pese a tener que vérselas de vez en cuando con tales individuos, de momento no piensa dejar la profesión, ya que esta le significa un considerable ingreso.
“El dinero definitivamente ha ayudado. No lo haría si no fuera por el incentivo económico”, reconoce.
Explica que luego de incursionar en otras áreas, como la venta de ropa de segunda, decidió probar suerte como limpiadora desnuda, y en ello continúa.
Curiosamente, faltó al primer servicio para el que la contrataron.
“Me asusté después de mirar la casa en Google Maps y ver que estaba a la orilla de un bosque. Y se suponía que estaría allí por la noche”. Pese al mal comienzo, luego cambió de actitud.
“Me dije ‘puedo hacer esto en el futuro’, y comencé a aceptar trabajos. He conocido todo tipo de personas a lo largo de los años”, refiere.
La trabajadora posee una cuenta de Instagram, donde en ocasiones comparte algunas de sus experiencias.
Lottie dice que afirma que trabaja con una variedad de clientes, desde hombres mayores que buscan compañía hasta “niños ricos” que quieren “probar algo diferente”.
Y si bien la mayoría de ellos se comportan educadamente y no se pasan de la raya, otros llevan la situación demasiado lejos.
“Fui tres veces a la casa de un mismo cliente, y la suya era la casa más sucia que haya visto en mi vida, estaba repleta de mugre”, dice.
Lottie pensó que debería remangarse —algo imposible, dada su desnudez— para afrontar semejante fajina, pero no fue necesario. “Él no quería que limpiara la casa, solo buscaba un poco de compañía”, recordó, y aclaró que el hombre en cuestión “no fue aterrador en absoluto” ni se propaso en ningún sentido.
En otras ocasiones, sin embargo, la trabajadora tuvo que plantase firme ante clientes que se pasaban de listos.
“Una vez un chico puso porno en su televisor y tuve que decirle que no lo hiciera”, relata, y luego revela una “señal” que aprendió en estos años en el oficio: “Las personas más espeluznantes tienden a tener casas perfectamente limpias, es una especie de indicador”, afirma.
“Mis amigos y mi familia saben lo que hago, y creo que se preguntan por qué lo hago. Piensan que trato todo el día con gente rara y quizá peligrosa, pero en general [los clientes] son buenas personas”, asegura.
“Durante seis años he estado en un par de relaciones y mis parejas han estado completamente de acuerdo con eso, al igual que la actual”, concluye.