Juan Francisco León, residente en la ciudad española de Úbeda, es el protagonista de una historia que aúna el interés histórico y arqueológico con los indeseables avatares de la burocracia.

La “novela” comenzó el 20 de noviembre de 2016, cuando el hombre estaba inmerso en las obras de rehabilitación de un viejo caserón que había comprado en la ciudad, y que pretendía poner en condiciones habitables. Según informa el periódico andaluz Ideal, al derribar un tabique de placa de yeso se llevó una sorpresa: tras el frágil muro se encontraba una enorme y ricamente ornamentada fachada renacentista, que continuaba junto al resto de las plantas del inmueble.

Tras semejante hallazgo, León detuvo de inmediato las obras y avisó a las autoridades de la ciudad. Los expertos consultados establecieron que el vecino se había topado con la fachada sureste de la antigua iglesia del Santísimo Sacramento del hospital del mismo nombre, también conocido como de San Jorge o de Pero Almindes, y que data del siglo XIV, concretamente de 1347.

A Juan Francisco, este hallazgo le trastocó todos los planes, y también las cuentas. “Úbeda es Patrimonio de la Humanidad gracias a cosas como estas”, aseguró en declaraciones recogidas por el citado periódico. De comprar una casa vieja para arreglarla poco a poco y vivir con su familia, pasó a ser responsable de una monumental portada que se creía perdida y que le hizo paralizar la obra y modificar su proyecto vital. Sin apenas avances en casi cuatro años, desde hace algún tiempo reside en un inmueble cercano, donde, además de vivir, regentea un pequeño negocio. Mientras tanto, prosigue con la incertidumbre de no saber qué pasará finalmente con su caserón del número 10 de la calle Cava. En mente tiene un proyecto turístico, quizá hostelero, o volver a la idea inicial de vivienda, siempre incluyendo una parte que explique, interprete y documente la historia del edificio y del descubrimiento. Se podrá hacer una cosa u otra dependiendo del proyecto arqueológico que desvele la verdadera dimensión de este hallazgo.

Según la ley española de patrimonio histórico, estos hallazgos casuales dan derecho a percibir de la consejería competente en materia de cultura, en concepto de premio en metálico o recompensa, la mitad del valor que en tasación legal se atribuya a los objetos hallados. Algo que el descubridor y propietario del lugar solicitó a la Consejería de Cultura, obteniendo hace dos años una respuesta negativa. Por eso acudió a un bufete de abogados especializado en patrimonio histórico (Serrano Alberca & Conde), y el caso pasó a los tribunales, que ahora le dan la razón.

La Justicia reconoce su derecho a premio y acuerda que se inicie por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía el procedimiento “para la obtención del premio en metálico por el hallazgo casual de una portada renacentista en el inmueble situado en el número 10 de la calle Cava de Úbeda, propiedad del recurrente, y en el número 12, donde continúa el descubrimiento”.

De momento, es difícil saber la cifra a percibir. No obstante, la sentencia insta a la constitución de la correspondiente comisión de valoración para traducir el hallazgo en cifras y abonar en su día a Juan Francisco León, en concepto de premio, el 50% del justo precio establecido por dicha comisión respecto de la parte de la portada que se halla en el inmueble de su propiedad y el 25% respecto de la parte que se encuentra en la casa siguiente, el número 12. Y este mismo porcentaje se aplicaría en los hallazgos que pudieran producirse en algún momento en el inmueble anterior, el número 8, tras cuyos muros es posible que haya más elementos del antiguo edificio. “Igualmente tendrá derecho al premio en las mismas proporciones de todo lo que resulte descubierto como consecuencia de este hallazgo”, concluye el fallo.

Para Juan Francisco León esta es una gran noticia. Y aunque no quiere aventurarse en cifras, pues dependerá de la comisión de valoración, asegura que todo lo que reciba intentará invertirlo en el proyecto de puesta en valor de esta portada renacentista y de los posibles secretos que aún estén ocultos tras la vieja casa que adquirió con la simple intención de arreglarla y habitarla junto a su familia. Pero a estas alturas es escéptico, pues pronto se cumplirán cuatro años de su descubrimiento y poco o nada se ha avanzado, lo que le hace tener muchas dudas sobre cómo será el futuro del inmueble.

Desde que se trabajó en las tres plantas de la casa, y en todas ellas aparecieron partes de la imponente portada renacentista detrás de los tabiques, nada se ha vuelto a hacer. Por precaución y cumplimiento de la normativa no se ha movido ni un guijarro. Juan Francisco recuerda que, unos meses después de su hallazgo, la Asociación Plaza Vieja le distinguió por ello y por su forma de actuar al respecto, momento en el que las distintas administraciones se comprometieron a colaborar y a ayudarle para sacar a la luz el antiguo hospital. Pero el tiempo ha ido pasando y poco ha conseguido para avanzar.

El descubridor y propietario sí ha encargado un proyecto de puesta en valor, con su correspondiente recreación virtual que muestra cómo sería el resultado final. Con él incluso está dispuesto a perder y ceder espacio de la casa (unos 25 metros cuadrados por planta) para eliminar todo lo que hay delante y que la fachada renacentista quede al descubierto hacia la calle, pudiendo ser contemplada en todo su esplendor como un atractivo más de la ciudad Patrimonio de la Humanidad y parte de su historia. Pero no está encontrando apoyo. Cree que sería una pena que la portada se quedara dentro de la casa, visible solo desde el interior y segmentada en las distintas plantas.