No caben dudas de que Alejandro Dolina es el fenómeno radial más fascinante de los últimos treinta años a nivel radial en el Río de la Plata (todos sabemos que lo de Baigorrita es un invento, nació en Tacuarembó).

Una de las principales características de su éxito, la capacidad de convocar multitudes, llenando teatros y auditorios realmente grandes, se vio afectada por la pandemia y por eso se ha provocado una cesura que ha distanciado físicamente al público del comunicador, aunque esto es algo que afectó a todas las artes escénicas; al ser un programa de radio, la comunicación debió reconvertirse, y el programa ha recurrido al apoyo de las redes sociales para la retroalimentación con los oyentes, lo que de todas formas no sustituye la interacción como las invocaciones al León de Francia y similares.

La forma de reinventar la comunicación en tiempos de confinamiento (que en Argentina es peor que en Uruguay, por lo que hay un extrañamiento extra) ha sido pasar de lo que Dubatti llama "convivio teatral", a la conformación de un hecho teatral mediante la coincidencia de actores, público y medios técnicos en un punto del espacio y del tiempo, sin mediación electrónica, algo marcado por la presencialidad como condición esencial, a lo que él llama "tecnovivio" y que es la interposición de medios tecnológicos que rompen tanto la necesidad de coincidencia espacial como temporal, ya que puede verse en diferido.

El tecnovivio es conocido por todos, las videoconferencias e incluso los mensajes del celular no son otra cosa, pero su aplicación al hecho artístico es algo que explotó en este año tan particular en que lo que unió al planeta fue justamente la separación de las personas, aboliendo las presencialidades y privando a los artistas de la "temperatura" de su público.

Así, lo que nos propone Alejandro Dolina es un espectáculo unipersonal, a modo con la reclusión pandémica, por más implícita que la presencia de camarógrafos y sonidistas se dé, en el que el hilo conductor es la libertad: un hombre recibe órdenes terminantes de ser libre y se niega.

El tema no es nuevo para él, ya en "El Bar del Infierno" planteaba un universo ficcional del que no es posible escapar, en el que los personajes (lo acompañaban músicos y cantantes) no podían huir por más que lo trataran y a modo de bucle extraño, todas las puertas y pasadizos daban de nuevo al bar (el escenario) como metáfora de todas las prisiones ineludibles que el infierno plantea, desde el propio lenguaje al que no podemos escapar porque no podemos comunicarnos sin él, a la propia vida, la cárcel del "yo mismo" que no podemos evitar, ya que vayamos a donde vayamos nos encontraremos nuestra presencia.

En "Recordando el Show de Alejandro Molina", en cambio, el artista se auto-recluía en su casa, que se convertía en un topos ouranos propio que contenía todo el universo ficcional del mismo.

Por otro lado, la figura eterna del contador de historias, el personaje que siempre, a modo de confabulador nocturno neosecular nos trae noticias de la antigua China o de los reyes malditos y sus amantes, entreteje sus relatos con las canciones y las reflexiones poético-filosóficas de Dolina.

La libertad en época de reclusión no es un tema sencillo. Es común que las personas tengan miedo a volver a la calle, al contagio, a los problemas. Y aún a los zombies, ya que vivimos en un mundo en el que, como dijo Alejandro en el programa, hay gente que le tiene más miedo a la vacuna que a la enfermedad, por lo que es claro que la dotación de cerebros está lejos de ser uno por individuo...

Libertad es poder elegir, apenas eso. Y se presta a muchos temas y preguntas, de las que solo podemos adivinar cuáles podrá traernos Dolina... ¿es más libre una persona que está obligada a salir de su casa que una obligada a quedarse? ¿si mi deseo es la reclusión, soy o no libre por no salir? ¿si el universo está determinado, hay alguna posibilidad de movimiento libre para el espíritu? ¿quizás la disidencia, el ir pataleando y mordiendo al encuentro de la salida final, la muerte?

Esperemos al día señalado, no me lo pienso perder y usted es libre de hacer lo que quier... ¿o no?

¡Salve el Maestro!

Bernardo Borkenztain

EN LA PIEZA DE DOLINA - STREAMING

14 DE NOVIEMBRE DE 2020 A LAS 21:30
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