Cuando parece que el amor está en baja, desplazado por la realización individual, surge Los besos de Manuel Vilas, una novela de amor y erotismo, bien escrita, que nos devuelve el valor de enamorarse.
“El amor sigue siendo la experiencia más importante que tienen los seres humanos a lo largo de su vida, sigue siendo la experiencia vital, la alegría, la plenitud, la ilusión, el romanticismo... siguen siendo cosas necesarias para decir que has vivido”, dice Vilas en entrevista con Montevideo Portal.
“El amor sigue siendo un justificante de la vida”, argumenta al hablar de su nueva novela Los besos, de editorial Planeta.
Vilas presenta a Salvador, que en plena pandemia y tras una jubilación anticipada, se va unos días a una cabaña donde conoce a Monserrat.
“La angustia de la pandemia me hizo pensar que el amor era una solución a ese sitio sombrío al que caminaba la humanidad, casi fue como una reacción contra la pandemia. Es como cuando en Casablanca Ingrid Bergman está escuchando cómo avanzan los ejércitos nazis por las calles de París y se vuelve a Humprey Bogart y le dice ‘el mundo se desmorona y tú y yo nos hemos enamorado’. Esto me dio un poco la clave. Cuando llega una catástrofe al mundo, la única salvación, el único lugar para seguir siendo seres humanos con ilusiones es el amor”, argumenta Vilas al situar Los besos, en este momento tan particular.
“Esta fue la idea germinal de la novela: el amor como sitio para poder escapar”, dice, recuerda que el amor no parece ser una prioridad hoy en día y se pregunta cuáles son entonces las prioridades. “Esa es la pregunta que yo hago en la novela. es la pregunta que le traslado al lector. Si las prioridades que hemos configurado tienen sentido”.
En un lugar de la mancha…
El Quijote es el libro fundamental que acompaña al personaje a lo largo de la novela. “El narrador también se enamora de El Quijote”, cuenta Vilas y agrega “Don Quijote es un ser improductivo, no hace nada de provecho: no trabaja, no genera ninguna ganancia. Y eso le fascina, ver un personaje anticapitalista ¿De qué vive Don Quijote? De la ilusión. De la ilusión de estar enamorado de Dulcinea. Esto a Salvador, el protagonista de mi novela, le parece deseable para su propia vida”.
“En ese sentido, mi novela es un poco antisistema, en la medida en que es un personaje que quiere evadirse de la realidad a través del amor”, agrega.
Tiene sentido
Salvador está también obsesionado con el erotismo y la novela plantea qué hacemos mientras vivimos: “Este personaje lo que decide hacer es enamorarse y confiarle todos sus sentidos y todo su significado y su existencia a ese amor”.
“La obsesión que yo tengo, tanto en esta novela como en otras mías es aquello que afirma la vida. Lo que dice sí a la vida, en el sentido que decía Nietzsche. Aquellos sentimientos poderosísimos que ocurren en el corazón de los seres humanos que afirman la vida”.
Y además, otra obsesión de Vilas es que las cosas en la vida que no tienen precio: “El amor no tiene precio, no se le puede poner precio. Eso para mi es una obsesión. Qué cosas en esta vida no tiene precio. Veo que todo tiene un precio: la amistad, la fidelidad, la lealtad, las casas, las máquinas, el éxito. Y de repente, como escritor y como ser humano digo ‘algo habrá en la vida puro, maravilloso, que tenga dignidad’ y creo que solo lo he visto en el amor”.
“Necesito, para seguir creyendo en la vida, ver algún sitio en donde haya un sí a la vida que no apeste a dinero”, sentencia.
En Los besos surgen en varias oportunidades duras críticas al sistema político, que Vilas refuerza en la charla: “La política siempre sale en mis novelas, porque veo que el mundo políticamente es muy mediocre. El narrador de Los besos ve que aparecen los políticos en la televisión y ve que lo que están diciendo es para la construcción de su carrera política o lo que dicen lo dicen en función de si va a fortalecer su carrera. Entonces se da cuenta de eso y le produce una enorme tristeza”.
“La política es triste en estos momentos, no hay ilusión, no hay creación de nada que ilusione a la gente”, agrega.
Además de Salvador y Monsterrat, el personaje de Rafael acompaña el relato con sus particulares características: “Quería que la novela contemplara un personaje que valorizara lo sobrenatural, lo que no tiene explicación. Porque sigue estando allí. De hecho, la pandemia una de las cosas que vino a decirnos es que el edificio científico que había creado la sociedad occidental no era tan sólido como creíamos”.
“Las realidades sanitarias, científicas, bélicas, etc. realmente se desmoronaron. Por lo cual vimos que la ciencia si ha sido importante y sigue siendo, pero no es definitiva. El problema moral del ser humano sigue estando allí. El problema moral de qué es la vida, qué hago yo aquí, por qué estoy aquí, de dónde vengo, adónde voy, sobre esto la ciencia no ha dicho nada”, agrega.
“Esto conviene recordarlo porque ahora hay un fanatismo por la ciencia y está convertida en una nueva religión y la ciencia no ha dicho nada que sea relevante en cuanto al origen de la vida, en cuanto al significado de la vida y en cuanto al destino del ser humano”, reflexiona el autor.
Ante estas conclusiones, Vilas entiende que “la literatura sigue teniendo ese valor moral de orientar o de señalar los grandes misterios de la vida y hay un gran misterio y es que no sabemos qué es la vida y ese personaje de Rafael es un estérico que ve a los muertos”.
Finalmente, para Vilas, “una de las cosas que quiere decir la novela es que tenemos que volver a mirar las cosas para que nos enamoren otra vez. Hemos perdido ese erotismo humilde como mirar un árbol o mirar un rio o mirar una puesta de sol. Estoy muy obsesionado por ver belleza en todas partes y decirle esa belleza al lector y sobre todo bellezas humildes: hay cosas de las que puedes disfrutar, sin tener que pagar por ellas”.
Sinopsis de Los besos:
Cuando el amor descubre el sentido más profundo de la vida
Marzo, 2020. Un profesor abandona Madrid por prescripción médica, va hasta una cabaña en la sierra y conoce a una mujer apasionada quince años menor. Él se llama Salvador; ella, Montserrat, y entre los dos crece una confianza plena e inesperada, llena de revelaciones.
Sus encuentros son un gran baño de luz. Salvador se ilusiona y le cambia el nombre, la llama Altisidora, como un personaje del Quijote. Ambos se enamoran y construyen una relación madura, con las prevenciones propias de sus cuerpos y recuerdos: el pasado reaparece constantemente.
Los besos es una novela de amor romántico e idealizado, pero también de piel y amor carnal, de cómo en mitad de una crisis universal dos seres humanos intentan regresar a la patria biológica y atávica del erotismo, ese lugar misterioso donde hombres y mujeres encuentran el sentido más profundo de la vida.
Editorial Planeta