Montevideo Portal
Me encuentro con Roberto Musso en el estudio de Juan Campodónico donde el Cuarteto de Nos está grabando un nuevo disco que saldrá en un par de meses. Después de los shows montevideanos de La Trastienda y del Gran Rex en Buenos Aires, Musso y el resto de la banda están dedicados a terminar un álbum que busca ser muy distinto a los tres discos precedentes -Raro, Bipolar y Porfiado- que transformaron al Cuarteto en un improbable fenómeno internacional, premios Grammy incluidos.
Es un éxito muy raro, pero no ajeno a la historia de un grupo con más de treinta años de carrera que pasó de ser una atípica banda de rock alternativa con toques surrealistas y bizarros con público de culto, a un fenómeno popular masivo en el Uruguay de 1994 con el álbum Otra navidad en las trincheras. Y que tuvo muchos más cambios de estilo y propuestas además de esta reciente transformación.
Roberto me cuenta que cuando le dice a su hija de tres años que se va a trabajar saliendo de gira o yendo a grabar al estudio, esta le pregunta: "¿Estás seguro de que eso es un trabajo papá?"
-El momento actual del Cuarteto parece salido de alguna de las historias que se relatan en sus canciones. Una banda que treinta años después de estar tocando logra el "éxito internacional" cuando nadie se lo esperaba. ¿Alguna vez pensaste que a esta altura de tu vida ibas a estar viviendo un momento como este?
No, nunca me lo hubiera imaginado. No deja de ser extraña la situación, pero a la vez es súper disfrutable. También hay que tener en cuenta que la historia del Cuarteto es rara, porque no es que ahora, de la noche a la mañana, nos conoció todo el mundo. Hace 20 años vivimos una situación -distinta, porque fue más una burbuja- pero parecida en cuanto a la cantidad de gente que nos empezó a ir a ver cuando salió el disco Otra navidad en las trincheras. Pero es verdad que si me decías que a esta altura de la vida iba a estar viviendo de la música, tocando en otros países y con proyectos de discos hacia adelante te hubiera dicho que era imposible. Pero es maravilloso.
Y además vivirlo con canciones nuevas, porque no es que estemos reciclando nuestras canciones de veinte años atrás.
-Algo que alguna gente reclama...
Si, eso pasa, claro, solo acá en Uruguay y en una medida muy chica en Argentina.
Está en cierto imaginario colectivo que hay canciones nuestras que son la "esencia de la banda".
Yo entiendo que uno se enamore de las canciones con las que conoció a una banda, pero a veces creo que es más la fantasía de la gente que un deseo verdadero de escuchar siempre esas mismas canciones. Nos pasa mucho que cuando tocamos temas viejos en los recitales la energía que se da se diluye muy rápidamente.
Yo estoy muy contento por cómo se dio la flecha de la evolución del grupo. No me veo ahora con esta edad, física y profesional, haciendo canciones como "Me agarré el pitito con el cierre" o "El putón del barrio". Son canciones que me encantan y las siento como propias, pero como propias de un Roberto de hace más de veinte años.
Yo empecé a escribir canciones cuando tenía 17 años y noto una diferencia entre aquella época y esta desde todo punto de vista. Desde la cantidad de trabajo que le pongo ahora a las composiciones hasta la temática. No es que haya cambiado radicalmente de forma de pensar, pero han ido surgiendo sentimientos nuevos, ideas nuevas a medida que fui creciendo. Y siempre me sentí muy cómodo escribiendo desde la edad y desde los distintos momentos que fui viviendo.
Este que estamos haciendo va a ser el primer disco con canciones que compuse luego del nacimiento de mi hija, y no es que haya cambiado mi forma de vida, pero si que la paternidad despertó emociones nuevas. Yo lo comparo a cuando salís a correr por primera vez, que aparecen músculos que te duelen que ni sabías que tenías. Esto es lo mismo. Y eso está presente en estas nuevas canciones.
-¿No hay ninguna canción de la que te arrepientas o que no te guste nada en todas las que has hecho a lo largo del tiempo?
¿Sabés que no? Como te dije hay canciones que no escribiría ahora, pero me parece que fueron temas que estaban muy bien en el momento que los hice. Si bien ahora soy mucho más riguroso que antes, mi autocritica siempre estuvo presente. Y nunca saqué canciones de las que me podía arrepentir, al menos en el corto plazo. No hay ninguna canción del Cuarteto que si me decís de cantarla hoy me de vergüenza.
-Desde la salida de Raro tu rol de compositor principal de la banda ha ido aumentando, al punto que muchas veces el Cuarteto de Nos parece el grupo de Roberto Musso. ¿Cómo se dio ese proceso?
Lo que haya sido que se fue dando, se dio muy naturalmente. No fue una imposición de nadie y ni siquiera fue algo hablado entre nosotros. Hay varias etapas en la historia del Cuarteto con respecto a la cantidad de canciones que hay de cada uno y el rol que hemos ido ocupando. Creo que es parte natural de la mutación constante que ha sido la historia del Cuarteto. Yo si siento la responsabilidad de que de un tiempo a esta parte las canciones que van a ser los cortes de difusión o los videos son mías. Pero las decisiones de cuáles son esas canciones las tomamos en grupo. Yo me siento muy cómodo siendo parte de la banda.
-Hace tiempo , cuando empezaba la popularidad de Raro, me habías dicho que para tu generación el hecho de tener éxito era una señal de estar haciendo algo mal...
Si, esa era una idea arraigada. Con Navidad en las trincheras fue muy de golpe el pasar del gueto del rock de aquella época a la masividad y eso se veía como algo malo. Esa fue la primera vez que yo escuché mis canciones en una radio FM o en un baile. El llegar a tanta gente que ni siquiera pensábamos que algún día iban a querer escuchar nuestras canciones nos hizo sentir incómodos. Y sentimos una necesidad de hacer un quiebre rápido.
Lo que nos pasó con Raro fue muy distinto porque a la vez los tiempos habían cambiado. Ya había una nueva generación que encontraba natural que uno pudiera vivir de la música, algo que antes se veía con desconfianza. Yo sentí que la gente se alegraba de que nos fuera bien, no que desconfiara, pensando que estábamos haciendo algo mal.
-Este disco que están grabando se anuncia como algo muy distinto a los tres anteriores. ¿Lo ves así?
Ojalá lo sea. Desde que sacamos Porfiado estaba la idea de que el siguiente disco tenía que ser diferente. Y eso me puso el chip a mi a la hora de componer. Las canciones son la base de la pirámide. Vos después podés ponerle determinado sonido, o determinado arreglo, pero si la canción no parte de un punto diferente es muy difícil que el producto final sea distinto.
Ahora, todo esto es teoría, porque vos te podés proponer hacer un disco distinto, pero lograrlo es otra cosa. Es como decir "vamos a hacer un disco que esté bueno".
El concepto sobre el cual escribir es lo más difícil para mí. Y creo que las canciones que salieron son muy distintas a cualquier cosa que haya hecho antes el Cuarteto.
-¿Las canciones salen en momentos de inspiración o son más fruto del trabajo metódico?
Marco tarjeta. Estos últimos dos años estuve metido en el estudio que tengo en casa desde las ocho o nueve de la mañana hasta las cinco de la tarde, total horario de oficina. Ante quizás era más anárquico para componer, pero siempre le di mucha vuelta a las canciones. Nunca fui un tipo de componer una canción en una noche, siempre fui de estar un mes con una composición.
-¿Hoy en día pensás más en el público a la hora de componer?
La verdad es que nunca pensé en el público. Por ejemplo algo que nunca busqué y que me sigue sorprendiendo es que haya chiquilines chicos de 10, 12 años que se enganchen con mis canciones. Nunca busqué llegar con determinada canción a un segmento de público, lo que por otra parte es medio imposible. Uno nunca puede decir "estoy escribiendo un hit". Lo que si me pasa ahora es que cuando ya estoy terminando un tema de repente reviso alguna frase para ver si alguien en México la puede decodificar igual que acá o en Argentina. Antes eso no lo hacía, y así hay canciones que quizás solo se entienden en Montevideo y hasta por cierta gente.
-Este va a ser el segundo disco del Cuarteto sin tu hermano Riki Musso, ¿pensás en el Cuarteto como un grupo totalmente distinto al de antes de que él dejara a la banda?
No sé si decirte que es otra banda, pero obviamente cambió, con sus cosas buenas y malas. Tanto Santiago y Alvin como yo intentamos ver que cosas positivas se pueden desencadenar a partir de las negativas.
La parte súper negativa fue el alejamiento de Riki, lo positivo fue que vinieron Topo Antuña y Santi Marrero y aportaron una onda totalmente diferente. Y ya van a ser cinco años de esto, que es a veces la vida misma de una banda.
-Te preguntaba al principio si alguna vez te habías imaginado este momento de la banda. En este 2014 se cumplen treinta años de la salida del primer disco del Cuarteto de Nos, compartido con Alberto Wolf y veinte de Otra navidad en las trincheras. ¿Proyectás cómo van a ser los años que siguen?
Por suerte no. Esta etapa nueva es súper disfrutable. No es menor a esta altura estar yendo a lugares donde nunca te habían visto antes, hablar con periodistas que te entrevistan por primera vez. Es una cosa fresca que está buenísima. Y tengo la mezcla de imaginación y deseo de que con este disco nuevo eso siga creciendo.
No me imagino colgando los botines, diciendo "este fue mi último show" o mi último disco. No creo que nunca esté tan convencido para decir eso y me sentiría muy mal si lo estuviera.
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