Por ANDRÉS TORRÓN
Una vez entrevisté a Gustavo Santaolalla en un remise rumbo al aeropuerto. Me dijo que era el único momento que tenía para charlar distendido, así que me subí con él y fuimos conversando desde la Plaza Independencia hasta el viejo aeropuerto de Carrasco. Seguimos la charla en la cafetería, hasta que en un momento me dijo "se va mi avión" y salió disparado por la puerta de embarque. Esta vez la conversación se dio mientras almorzaba en el hotel, después de hacer una nota en vivo para el noticiero del mediodía y antes de la conferencia de prensa donde le entregaron -a él y a todo el elenco de Bajofondo- el disco de oro por las ventas en Uruguay de "Presente", el último disco de la banda.
Santaolalla ayudó hace un poco más de cuarenta años a definir parte del rock rioplatense con su grupo Arco Iris. Décadas después estuvo detrás de varios proyectos fundamentales del rock latino -de Café Tacuba a Peyote Asesino, pasando por Molotov y La vela Puerca. Desde comienzos del nuevo siglo hizo música para películas como "Diarios de Motocicleta", "21 Gramos" o "Amores Perros", ganando dos Premios Oscar consecutivos por las bandas de sonido de films como "Brokeback Mountain" ("Secreto en la montaña") y "Babel". Ahora, acaba de salir el videojuego "The Last of Us" que tiene música original suya. También, claro, formó hace diez años el colectivo rioplatense Bajofondo junto al músico uruguayo Juan Campodónico y tiene entre manos una cantidad impresionante de proyectos.
Si alguien considerara que nada de esto tiene valor alguno, debería admirar igual su capacidad para hacer un uso óptimo del tiempo.
-Una de las cosas que siempre me llamó la atención, es que cuando Bajofondo empezó a ser un proyecto en vivo te sumaras como integrante estable del grupo. Además de tu carrera de productor artístico, ya estabas haciendo música para cine en Estados Unidos, ganaste el primer Oscar. Uno podría pensar que el salir de gira con un grupo era para vos una etapa superada...
-Cuando hicimos el primer disco de Bajofondo con Juan Campodónico no estaba en nuestro pensamiento convertir el proyecto en una experiencia en vivo. Pero tuvo tanta repercusión, no solo en el Río de la Plata que eso nos empujó a pensar en hacerlo. Primero se dio la oportunidad de hacer algo en el pasaje Carlos Gardel del Abasto en Buenos Aires, que es un lugar emblemático. Ahí tocamos por primera vez con Juan, Javi Casalla -el violinista al que conozco desde hace 20 años- y Luciano Supervielle. Otra actuación fue acá en Montevideo, en otro lugar icónico para mí que es la Sala Zitarrosa, donde Luciano trajo a Gabriel Casacuberta para tocar dos temas. Así se fue dando todo y de pronto me encontré tocando en un escenario después de muchísimos años. Fijate que en esos primeros shows, ¡yo tocaba sentado! Una onda Robert Fripp. Un día dejé la silla y empecé a sentir de nuevo esa sensación que te da tocar en vivo. Y cuando empecé a sentir eso, a encontrar el lugar desde donde expresarme y a darme cuenta de a dónde se podía llegar con la banda, cuando entró Marín Ferrés (bandoneón) y luego bastante después Adrián Sosa (batería), entendí que tocar es de las cosas que más satisfacción me da en la vida. La respuesta corta sería que tocar en vivo me da un placer y una gratificación que no hay nada más que me lo dé. Y es algo que no puedo dejar de hacer.
Y esto me implica sacrificios de todo tipo. Tengo una familia y tengo además múltiples actividades que también me llevan a viajar. Hoy en día tengo mi residencia en los Ángeles y paso ahí la mitad del año o menos. Y económicamente me limita para hacer cosas que podrían ser más lucrativas. Pero la vida no se trata solo de dinero. Me viene bien como a todo el mundo, pero ese nunca ha sido mi objetivo. Como tampoco lo fue ganarme premios y he ganado un montón.
-En varias entrevistas has contado que ves a Bajofondo como una continuación de lo que hiciste en Arco Iris. Yo también lo veo como una continuación de varios proyectos musicales rioplatenses que quedaron truncos, por ejemplo los "candombes de vanguardia" que Manolo Guardia y otros músicos uruguayos hicieron en 1965. También has nombrado muchas veces a Eduardo Rovira...
-Para mí siempre fue clave el tema de la identidad, reflejar en lo que hacés quien sos, de dónde venís y eso viene desde Arco Iris, cuando tenía 17 años hasta ahora. Pienso que en Bajofondo convergen muchísimos estilos de música, pero, si hay algo que le da una característica a lo nuestro, son las músicas que están en la genética de este lugar del mundo. El tango, la milonga, el candombe, la murga, claro, pero también me gusta remarcar que ya tenemos más de 40 años de rock nacional y eso forma parte de quienes somos nosotros; de Eduardo Mateo a Litto Nebbia, pasando por Almendra, Arco Iris, Totem. Y los otros géneros que hacemos, están vistos desde nuestra óptica. Puede haber soul o hip hop vistos a través del lente de un sudaca, de un rioplatense. Esa combinación de cosas es lo que hace también tan atractiva la música de Bajofondo a gente de otras partes del mundo.
-Con el tema de la identidad, ¿no existe el riesgo de hacer algo forzado por sentirse obligado a reflejar ciertas cosas? Como decir "soy uruguayo, entonces tengo que hacer candombe".
-Es que la cosa sería: "soy uruguayo y lo mas lógico y orgánico sería reflejar en mi música de donde vengo". Es lo que ha pasado siempre desde que el mundo es mundo. Es una manera de relacionarte con el lugar de donde sos. No es que tengas que hacerlo. Y es cierto lo que decís, que hay veces que se ven cosas que son como forzadas. Eso se nota, y es horrible.
Por eso, a no ser que quieras hacer una música tradicional, como hay ahora mucha gente joven haciendo tango, lo que es muy válido, uno no tiene que plantearse "tengo que hacer determinado género musical"
Es peligroso acercarse al tema de la identidad desde un punto de vista solamente intelectual. Tiene que ser algo orgánico, es más de saber quién sos y conocer qué cosas de tu hábitat se reflejan en vos.
-¿Extrañás tu época de productor en los años noventa, cuando podías descubrir una banda como Peyote Asesino llevarla a Los Ángeles y grabar un disco en las mejores condiciones?
-La verdad es que no lo extraño. Es algo que me encanta hacer, pero ya lo hice mucho. Produje más de cien álbumes. Es una actividad que también me gratifica y siempre encuentro artistas que me gustaría producir, pero en la vida hay que elegir. No siento que eso sea una etapa superada, pero en este momento, en lo que es mi tablero de juego, tiene un lugar secundario. Adelante está Bajofondo, la música para películas y videojuegos, mis cosas personales y los proyectos en los que estoy, como la música del espectáculo de danza "Arrabal" que vamos a estrenar el año que viene en Toronto basado en la música de Bajofondo o el musical de "El Laberinto del Fauno" con Guillermo del Toro y Paul Williams. Y millones de otras cosas. Producir discos me gratifica mucho pero ya lo he hecho y hay muchas otras cosas que quiero hacer. El día tiene solo 24 horas y no alcanzan para todo. Pero igual hago muchísimo...
Foto: Juan Manuel López/Montevideo Portal
-Después del Oscar por Brokeback Mountain, sentiste que dejaron de verte en Estados Unidos como un compositor "latino", para ser un compositor de cine a secas?
-Yo no soy un compositor de música para cine, soy un artista que hace un montón de cosas, entre ellas música para cine. No me defino como un profesional de eso. Y creo que en lo que hago se refleja lo que soy.
Por ejemplo, la música principal del videojuego "The Last Of Us" es un 6/8, si te lo ponés a analizar es una chacarera. La gente que me encargó el trabajo no lo sabe. Y ha tenido una aceptación increíble. La música de "Brokeback Mountain" en esos espacios abiertos que se ven, yo sé que ahí está Atahualpa Yupanqui. Nadie más lo sabe. Así que la definición de músico latino, o no... no sé...
-Yo iba a que en la industria de Hollywood o en la industria del entretenimiento estadounidense en general, hay estereotipos y muchas veces si se usa el término "latino" después de un nombre de un artista, lo que podría ser un orgullo se transforma en un límite, encajonarte dentro de un estilo. Lo tuyo se apartó de eso...
-Si, por ese lado sí. De hecho acabo de hacer la música de una película que se llama August: Osage County, basada en una obra de teatro que ganó el premio Pullitzer que es súper estadounidense. Ocurre en Oklahoma, o sea nada que ver conmigo en teoría, pero ahí está nuevamente esa guitarra del sur que llevo adentro, pero que es a la vez universal.
En verdad esta es la primer película de Hollywood que hago en mi vida. O sea es una producción bien Hollywood producida por los Weinstein Brothers, aunque sea un film artístico, no un blockbuster. Porque las películas que hice hasta ahora eran como marginales de Hollywood. "Diarios de Motocicleta", las películas de Iñarritu, otras que hice en el extranjero. He preferido no hacer películas con las cuales yo no vibro y hacer una en la India o en Francia con directores menos conocidos. Son películas con corazón, que quieren decir algo. Eso es lo que siempre trato, de asociarme con proyectos con los que sintonizo emocionalmente.
Foto: Juan Manuel López/Montevideo Portal
-¿Como ves que la música de Bajofondo le llegue a gran parte de la gente a través de avisos publicitarios, series de TV o cortinas de informativos?
-Está bien, en el sentido de que todos los canales que puedas utilizar para que lo que vos hacés como artista se conozca, son válidos. Bueno, tal vez no todos, pero estos que estamos hablando son canales válidos. Algunos se acercarán más a tu música, otros no, para otros será solo música de fondo. El público de Bajofondo va creciendo, eso quiere decir que esos canales sirven.
- Pero el disco, la idea de álbum que teníamos vos y yo, y que puede escucharse en Presente va desapareciendo, ¿no se pierde algo en esa escucha aislada de una canción o asociada a imágenes que capaz que no tienen nada que ver con el tema?
-Es parte del mundo y el momento histórico que vivimos. Y digo momento porque las cosas pueden volver a cambiar. Uno siempre piensa que no hay punto de retorno, pero si ves bien, cuando comenzó el negocio de la música era un negocio de canciones, no de álbumes. Estaba "La cumparsita", no el disco. Estaba "Heartbreak Hotel", no el álbum. Después vinieron los discos larga duración que eran una colección de canciones y años después vino lo del álbum conceptual: Sgt. Peppers, Revolver, Pet Sounds. Ahora estamos otra vez en el negocio de los singles, pero eso no quiere decir que no vuelva a cambiar. Quién iba a decir que yo iba a estar haciendo la música para un videojuego. Y sin embargo acá estoy y me encantó hacerlo y veo que tiene un potencial alucinante.
Montevideo Portal/Andrés Torrón
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