Una pareja residente en Pekín, China, se encuentra en medio de una querella contra la inmobiliaria responsable del apartamento en el que viven como inquilinos.
Según consignara el periódico The Mirror, un hombre —identificado solamente como “señor Tan”— fue noticia recientemente en China tras contar a medios locales la extraña y peligrosa peripecia que le tocó vivir junto con su compañera.
Tang refirió que luego de mudarse a un nuevo apartamento, ambos comenzaron a padecer trastornos de salud. En concreto, él comenzó a perder el cabello y ella contrajo una persistente tos, acompañada de dolores torácicos. Asimismo, los dos padecieron frecuentes desordenes digestivos.
La pareja sobrellevó la situación como mejor pudo, sin que se les ocurriera que sus problemas de salud tuvieran que ver con el inmueble. Sin embargo, descubrieron de forma inesperada que sí tenía mucho que ver.
De acuerdo con el citado medio, luego de un semestre en su nuevo apartamento, ambos cayeron en la cuenta de que no habían recibido ni una sola factura por el servicio de agua corriente. De hecho, comprobaron que en el medidor de consumo no había nada para cobrar y que la lectura no se movía en absoluto, incluso si ellos abrían adrede todas las canillas de la casa.
Para resolver el enigma llamaron a un fontanero, quien verificó que el contador estaba sano y supo que el problema tenía que estar en otro sitio. Comenzó entonces una revisión general de la casa, hasta que dio con la respuesta.
El profesional descubrió que la casa poseía una doble instalación: la “común” de agua potable, y otra que trasladaba “agua sanitaria”, cuyo tratamiento de limpieza no basta para hacerla potable. Ese tipo de recurso no es raro en países con problemas endémicos de acceso al agua, como Irán, donde el agua sanitaria se usa para abastecer los tanques de los inodoros, regar jardines o enjuagar las aceras. En contrapartida, el agua potable se reserva para beber, cocinar y ducharse.
En el caso que nos ocupa, alguien había manipulado la conexión y la casa entera se abastecía desde el caño de la cisterna. Por esa razón, en todo momento los inquilinos habían estado ingiriendo agua no apta para el consumo humano.
De acuerdo con el citado medio, la inmobiliaria alegó que en la casa había una llave de paso que permitía acceder a agua de un pozo, pero los moradores redarguyeron que nadie les había informado al respecto, ni acerca del desagradable origen del líquido que salía de las canillas.
El caso se encuentra ahora en manos de la Justicia local.
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