Instalado en Rondeau y General Luna, en el emplazamiento de una vieja fábrica , Amarillo abrió sus puertas en octubre de 1993 y las cerró definitivamente poco más de un año más tarde, en diciembre de 1994.
Desde su jornada inaugural, el lugar mostró en su estética y en su propuesta una intención transgresora y vanguardista: artistas desnudos cubiertos de talco trepando por andamios no era algo que se viera todos los días -o ninguno- en aquella Montevideo, razón por la que las performances que albergó Amarillo se transformaron de inmediato en una marca de identidad.
La música fue capítulo aparte en aquel lugar donde siempre se podía escuchar “lo último”. En su apertura realizó una antológica presentación el novísimo grupo Los asesinos de la abuela Coca, que luego triunfaría con el nombre reducido.
Amarillo nació como el sueño de un grupo de amigos, artistas todos, que invirtieron su tiempo y dinero en lo que terminó siendo un fenómeno cultural del Uruguay de los 90. Por allí pasaron figuras fundamentales de la música, el teatro, la danza, la poesía y la performance. Luego llegó la quiebra y el cierre, pero no el olvido.
Ahora, casi tres décadas más tarde, cuando Amarillo sigue presente en la memoria de miles de personas, sus protagonistas intentan reconstruir su historia y la de toda una generación recorriendo imágenes inéditas de un vasto archivo.
La intención del director y productor Eduardo Lamas fue documentar esa experiencia valiéndose de una enorme cantidad de cintas y testimonios del resto de los fundadores y algunos de los artistas que pasaron por el boliche.
En la película las imágenes de archivo se mezclan con los testimonios presentes de algunos de los protagonistas que, a la distancia, valoran aquella experiencia.
“Esto se fue gestando desde el propio Amarillo. Filmábamos, filmaba yo básicamente, de forma casi compulsiva, todo lo que pasaba. No tenía en ese momento un propósito claro de para qué filmaba todo, más allá que a veces se utilizaba el material para exhibirlo al día siguiente”, explicó el director.
Entre tanto archivo, naturalmente, Lamas tuvo que seleccionar: le sobraba material para una película de dimensiones normales. El director Lamas insiste en que las exclusiones no implican una valoración artística negativa. Simplemente, había que elegir para que la película no durara hasta el infinito.
Quizás el sentido último de Amarillo boliche y, por ende, de esta película sea la frase pronunciada de cara a la cámara por el artista audiovisual y multimedia Raúl Burguez, a cuya memoria está dedicada la película: “No fue viable, pero lo hicimos”.
El documental se estrena este jueves en Cinemateca.
Jueves 16 de junio: 19:15
Viernes 17 de junio 19:15
Sábado 18 de junio 20:00
Domingo 19 de junio 20:00
Lunes 20 de junio 19:15
Martes 21 de junio 19:15
Miércoles 22 de junio 19:15