Fotos: Javier Noceti / @javier.noceti
Veinte años, ¿no es nada? Ese es el tiempo —y un poco más— que El Peyote Asesino estuvo sin publicar un disco, desde 1998 hasta 2021. Tiempo en el que sus integrantes fueron por diversos rutas en la música, buscando su camino como solistas, con otros proyectos e incluso trabajando juntos, pero según cuenta Fernando Santullo, su vocalista, “hasta hace cuatro o cinco años, nadie en El Peyote tenía el plan de hacer un disco”.
Sin embargo, este 5 de noviembre, la banda nacida a mediados de los noventa, vuelve —y no con la frente marchita— a publicar un álbum, el tercero en su palmarés: Serial.
Santullo sostiene que el nombre se explica por dos lados. Por uno, aunque el disco tiene algunas rupturas con el sonido y la impronta de El Peyote Asesino (1995) y Terraja (1998), quisieron “empujar un poco la idea de que a pesar de eso sigue siendo parte de un trabajo, de una serie”.
Sin embargo, la explicación que más le gusta es la conjunción del nombre de la banda y del disco, tal como se va a leer en su portada: Peyote Asesino Serial.
La estética del disco, que la banda adelantó con las portadas de los tres singles que fue sacando no va a traer fotos, sino que va a estar protagonizada por una “tipografía como de mimeógrafo” que emula texturas de una época anterior a lo digital, “jugando un poco con esa idea del Peyote como una banda analógica que reaparece en un momento totalmente digital”.
Claro que el Peyote nunca fue una banda ajena a lo digital, siempre “laburó con tecnología, con computadoras” ya que nunca tuvo es técnica clásica de una banda de rock de “ir a zapar a una sala y tirar fruta durante horas para que después quede un riff”.
Los tres sencillos de Serial que salieron entre el año pasado y este —“Es lo que hay”, “La tumba de los Crá” y “Vos no me llamaste”— traen consigo mucha de la distorsión y experimentación de sonido que el Peyote supo implementar desde un principio, con mucho de lo aprendido en estos 20 años gracias a haber transitado otros caminos.
Santullo dice que su generación, la de El Peyote, sigue pensando en un disco como una unidad, a diferencia de la tendencia actual de enfocarse en el sencillo, fruto también del papel cada vez más secundario del “disco físico” frente al protagonismo de lo digital. A pesar de eso, la banda sacó los tres singles que antecedieron a Serial para “ir probando” y porque “si vos sacás una canción y el disco con esa canción, a los 20 días todo el álbum pasa al fondo de las listas de reproducción y nunca más nadie se entera de que sacaste otros nueve temas”.
Sin embargo, para él los singles nunca son un “resumen exacto” de lo que hay en el disco y adelanta que Serial va a tener mucho más que las tres canciones que el público va a disfrutar en vivo este sábado 23 de octubre en la Trastienda, a las 21:00 horas, junto con las canciones de la primera época de El Peyote y “Bailando Samba”, la canción que sacaron en 2017, cuando el disco aún estaba en el horizonte y el retorno un poco más cerca.
"Si vos sacás una canción y el disco con esa canción, a los 20 días todo el disco pasa al fondo de las listas de reproducción y nunca más nadie se entera de que sacaste otras nueve canciones”
El músico adelanta que la presentación “posta” del disco tendrá lugar a comienzos del año que viene, sobre fines de marzo, cuando “la gente vuelve del verano”, en un show en el que se mostrará todo el contenido del álbum.
Para Santullo, el tocar en vivo es un espacio donde se continúa con la experimentación previa a la grabación en estudio, dado que cada show es una oportunidad para probar una variedad de sonidos que se le agregan o cambian a determinada canción, haciendo un producto distinto para el oído experto.
Fue con ese amor por el vivo que, ya en su espacio como solista, el músico, luego de Bajofondo presenta Santullo vio la necesidad de editar, tras ese disco “súper íntimo”, uno que tuviera una “intensidad más rockera”, por lo que en 2012 saca Volumen 2 - Canciones del futuro reciente. “Desde el momento que vos tenés un tipo pegándole a la batería a un metro atrás tuyo toda la intensidad sonora cambia. Es imposible reproducir eso a menos que no toques con bata, que hagas una cosa súper chiquita”, afirma, explicando en detrás de la decisión de grabar un disco con la reversión de muchas de sus canciones con la impronta del escenario.
El Peyote tuvo su vuelta al escenario casi en un punto medio entre 1999 y 2016, cuando se presentaron en el Pilsen Rock 2009, un momento que para la banda “fue un enigma” por la intriga de saber si después de 10 años iban a “funcionar como banda”.
“Funcionó. Solamente como banda en vivo. El Peyote tiene una cosa muy particular en vivo. Recién después de que nos volvimos a juntar en 2016 nos planteamos 'bueno, si tenemos esa química y esa musicalidad en vivo, daría para probar hacer cosas nuevas'”, comenta.
“El Peyote es un lugar donde yo puedo hacer cosas que de repente en mis proyectos personales no hago. Pero entre otras cosas porque la tarea se distribuye entre más gente, entonces vos no sos del todo responsable del resultado final. Es muy interesante tocar con el Peyote porque tiene una cosa como muy musical y con gente que tiene unas personalidades artísticas muy fuertes y eso hace que el resultado final sea bien distinto”
“El Peyote es un lugar donde yo puedo hacer cosas que de repente en mis proyectos personales no hago"
Más allá de los próximos shows y la publicación del disco, para Santullo el camino a seguir es “un enigma”.
“Primero queremos ver un poco que pasa con esto. Ya haber logrado tener un disco nuevo del Peyote cuando ya nadie pensaba que iba a ocurrir, ni nosotros mismos, es un logro monumental. Yo creo que si la banda toca, lográs que las canciones suenen y que la banda tenga una vida propia y renovada, después es natural seguir componiendo nuevo material”, expresa el músico.
“Yo siempre digo que el Peyote es como una especie de cubo de Rubik, que en algún momento alguien logra que queden todas las caras y bueno, ahora que logramos que el cubo volviera a quedar con todos los colores, se me ocurre que no va a ser tan difícil volver a hacer otra tanda de canciones. O lo mismo, ni siquiera tenés que tener porque pensar y decir de hacer otra tanda, vas sacando un single cada dos o tres meses y al cabo de un año y pico resulta que tenés como para presentar un disco”, explica.
El músico cuenta además que, en su costado solista ya tiene entre 8 y 9 canciones como para editar un álbum, algunas ya grabadas y otras aun sin sistematizar, pero con un esquema armado. Sin embargo, sostiene que ahora es tiempo del Peyote, porque “no tiene sentido solapar” los dos proyectos, cuando la banda saca un disco por primera vez en más de 20 años. “Quiero dedicarle el foco y la atención que requiere, después que pase eso, capaz ahí sacar el disco de Santullo”, comenta y agrega que no ve posible poner a “competir” un proyecto personal con un proyecto “mucho mayor” como es el del Peyote.