Aunque la mayoría de los cines del estado de Nueva York obtuvieron permiso para empezar a operar de nuevo el pasado mes de octubre, no fue así para los de la metrópolis, que no recibieron el visto bueno hasta la semana pasada por parte del gobernador, Andrew Cuomo, quien definió el 5 de marzo como el primer día de su "vuelta a la normalidad".
Sin embargo, Cuomo ordenó que los cines tienen que limitar su capacidad al 25 %, y que el número de personas en una misma sala no puede exceder las 50, lo que ha llevado a algunos a retrasar la apertura aun más, ya que no consideran que vaya a ser económicamente viable recibir a tan pocos clientes.
La cadena de cines AMC sí que abrió sus trece establecimientos repartidos por la ciudad de Nueva York, así como el icónico Angelika Film Center de Manhattan, que ha implementado un sistema por el cual las butacas que rodean a las compradas se bloquean automáticamente cuando se adquieren online o en la taquilla, lo que garantiza el distanciamiento social durante la película.
Además, tanto el cine como la cafetería con la que cuenta no aceptarán pagos en efectivo.
Por su parte, el IFC Center, otro de los cines emblemáticos de Nueva York, ha incluido pases más baratos en los horarios menos populares para tratar de evitar aglomeraciones, y ha decidido no vender comida ni bebida para incrementar la sensación de seguridad de sus clientes.
"La gente que debería llevar mascarillas tendrían el permiso de quitársela para comer palomitas o beber soda. Hemos decidido, después de hacer encuestas y consultar con nuestros miembros sobre cómo se sentían, no tener puestos de comida", explicó a Efe el gerente general del IFC Center, John Vanco.
"Tenemos el objetivo sencillo de que todo el mundo tiene las mismas normas de que hay que llevar mascarillas en el edificio y no hay excepción, (...) lo que significa que todo el mundo se sentirá seguro", agregó.
Asimismo, en el IFC Center la película empezará exactamente a la hora especificada para no alargar la estancia en las salas más de lo necesario, de tal manera que si el espectador quiere ver los tráilers y cortos que a veces se proyectan antes del largometraje, deberán acudir antes.
Nitehawk Cinema, populares entre los neoyorquinos al contar con butacas con mesas en las que se puede cenar mientras se ve la película, también volvió este viernes a mostrar películas, después de haber abierto hace semanas solo como restaurante.
Este cine, que solo sentará a clientes en filas alternas y garantiza no tener a nadie en la butaca contigua, ha contado con la ventaja de que sus trabajadores han podido acceder a la vacuna del coronavirus desde hace más de un mes, puesto que los trabajadores del mundo de la hostelería podían empezar a inocularse a principios de febrero.
También tomarán la temperatura a todos sus clientes, y cerrará las puertas los lunes para poder hacer una limpieza en profundidad de sus instalaciones.
Film at Lincoln Center o el Brooklyn Academy of Music (BAM) son algunos de los cines que han preferido no abrir aun sus puertas o no han conseguido organizarse con tan poco margen de tiempo.
"Nosotros hemos conseguido reabrir con rapidez pero entendemos que otros cines independientes estén tardando un poco más porque ha sido difícil hacerlo", dijo Vanco. "Creo que todos quieren reabrir incluso con limitaciones. (...) Una capacidad del 25 % no es genial, pero es mucho mejor que estar cerrado", zanjó.
Con información de EFE
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