Vinculado a los canes casi desde su nacimiento, Andrés Peirano abandonó una promisoria carrera en la Fuerza Aérea luego de que sus experiencias en Congo le llevaran a volcarse por completo a su vocación por los perros.
Tal como lo relatara en diálogo con Montevideo Portal, el contacto con la violencia y la indefensión de los más débiles le llevó a concebir un proyecto único: entrenar perros callejeros como sistema de alerta temprana y protección de mujeres y niños. Estos animales podrían prestar un valioso servicio en lugares -como el mencionado país africano- donde la población civil está a menudo indefensa ante el accionar de grupos armados.
En la actualidad, Peirano ejerce como entrenador y da cursos de capacitación en la materia. También realiza tareas de apoyo emocional mediante perros entrenados, dirigidos a confortar a personas que han pasado por experiencias traumáticas, como el caso de quienes se ven afectados por inundaciones, algo tristemente frecuente en nuestro país.
A continuación, Peirano cuenta la historia de un perro:
Es un perro tipo pitbull y está de más decir lo estigmatizados que están estos perros. Pero este es un perro tierno y educado, me consta.
Sus guías hicieron un gran trabajo criando este perro y mantienen medidas de seguridad en cada salida de casa.
El pasado 5 de febrero salió a uno de sus paseos rutinarios, completamente seguro y sin problemas, al llegar a la Plaza Cagancha comenzó a jugar con una perra; amiga habitual de la plaza, mantenido siempre en la correa.
Mientras jugaba a sinchar de la cuerda con su amiga canina, una niña que normalmente es muy intensa en su interacción con los perros de la plaza, y por lo cual los guías evitan diariamente; se acercó a ambos perros corriendo y puso su cabeza entre las bocas de los perros que jugaban.
El perro retrocedió y ante la insistencia invasiva de la niña la tomó por el pelo y la sacudió.
La situación terminó muy rápidamente ante la intervención inmediata del guía, quien logró controlar la situación al instante, controlando a su perro como corresponde.
Ahora bien, obviamente lo primero es la salud de la niña, pero el responsable es el perro, o la madre de la pequeña que permitió negligentemente que molestara de esa manera a dos perros que no la conocían, y que cada vez que la vieron sufrieron atropellos por parte de la misma.
Ya no importa si era un perro tipo pitbull o un caniche toy, la realidad es que todo tiene un límite y la paciencia del animal también.
Si no controlamos y educamos a los niños para que interactúen de forma segura con los perros que no conocen, no podemos señalar al perro como fue señalado en el momento del hecho, a los gritos de perro asesino.
Por supuesto que la situación terminó con la intervención de la policía quien analiza la situación.
Por el momento ambas familias intentan olvidar lo que pasó y seguir con sus vidas, mientras el perro ya no puede jugar con su amiga ya que pasea permanentemente con bozal.
No esta bien que un perro ataque a una niña, no importa el tipo de perro que sea; pero no se le pega una cachetada al lobo sin consecuencias, a pesar de esto los guías del perro trabajaran todavía más para mejorar la conducta de su compañero de cuatro patas, con el objetivo de asegurarse de que este hecho no se repita sin importar la situación; pero personalmente trabajaría la conducta de responsabilidad de la madre de esa niña que obviamente, no estaba con la atención donde debía estar, y descuidó su seguridad.
Andrés Peirano
apeiranok9h@gmail.com
En Facebook: K-9.H Uruguay