La ciudad de Praga ha prohibido las rutas de bares organizadas por la noche para intentar reducir el ruido y las molestias causadas por los turistas borrachos.
Los legisladores de la capital checa han dictaminado que dichos periplos, en los que los bebedores siguen a un guía que los lleva a varios bares, no pueden realizarse entre las 22:00 y las 6:00 horas.
La moción votada expresa que "el consumo irrazonable de alcohol y el comportamiento disruptivo asociado con las rutas de bares pueden crear la impresión de una falta de cultura en la comunidad, reducir la sensación de seguridad y tener un impacto negativo en la percepción del municipio por parte de los turistas, los inversores potenciales y los propios ciudadanos".
Según consigna el periódico The Standard, el vicealcalde Jiri Pospisil dijo que la ciudad apunta a atraer a visitantes "más cultos y ricos" y no sólo a turistas que visitan la ciudad "por un corto tiempo sólo para emborracharse".
El anuncio forma parte de una reacción más amplia en toda Europa contra el turismo excesivo, fenómeno que hace que ciertos lugares se vean inundados de visitantes hasta el punto de tener un efecto perjudicial sobre la población local.
La medida se produce en un momento en que el gobierno de Hungría está considerando un plan para imponer una moratoria a las nuevas licencias de Airbnb en Budapest y aumentar los impuestos sobre los alquileres de apartamentos a corto plazo en la capital.
El ministro de Economía, Marton Nagy, anunció los planes aproximadamente un mes después de que los residentes del sexto distrito de Budapest votaran para prohibir los alquileres a corto plazo a partir de 2026, la primera prohibición de este tipo en uno de los destinos turísticos más populares de Europa.
Algunos residentes en los puntos turísticos europeos culpan a los “apartamentos turísticos” de hacer subir los precios de las viviendas.
"Estamos pensando en una posible moratoria y un aumento de impuestos en Budapest", dijo Nagy en una conferencia de prensa, añadiendo que el gobierno aún no había tomado una decisión.
"El mercado de Airbnb cambiará, y es seguro que no puede crecer más", dijo, y calificó al asunto como “una cuestión de política de vivienda”.