La travesura de un niño de ocho años movilizó a una familia y a los servicios de salud en Brasil, y acabó por transformarse en hilarante fenómeno viral.
El hecho ocurrió el pasado viernes en un complejo habitacional en el norte de la ciudad de Maringá, en el estado brasileño de Paraná. Allí, una mujer llamó sobre las 07:30 horas al servicio público de emergencia móvil (SAMU), angustiada porque intentaba despertar a su hijo para enviarlo a la escuela y este no reaccionaba
Una ambulancia recorrió diez kilómetros para llegar al lugar. El doctor Joel Agostinho Ghiraldi Darte, a cargo del equipo médico, dijo posteriormente al portal noticioso G1 que durante el caminó especuló con diferentes escenarios, como una simple hipoglucemia hasta una enfermedad repentina.
Sin embargo, al llegar notaron de inmediato buenas señales. La piel del niño tenia color normal, no presentaba fiebre ni baja temperatura, y su cuerpo reaccionaba a los estímulos básicos.
Con sentido del humor, el profesional contó que el niño se recuperó de manera repentina cuando él dijo en voz alta a la madre que sería necesario hacerle un aprueba de glicemia, análisis para el que se requería pincharlo con una aguja y extraerle sangre. Pese a tan milagrosa recuperación, el paciente no se libro del pinchazo para el estudio, cuyos resultados fueron normales.
El medico dijo entender la preocupación de la progenitora, pero destacó que evidentemente el chico fingió un desmayo para faltar a clase.
Ghiraldi aprovechó la ocasión para pedir a la ciudadanía que procure distinguir entre los trastornos menores —que no son urgente y en lo que la persona afectada puede desplazarse a un centro de salud— y las emergencias reales que deben ser atendidas de inmediato.