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¿Cuándo y cómo te vinculaste con el arpa?
Comencé con lecciones de arpa paraguaya en Asunción, ciudad donde me crie a principios de los ochenta. De niño siempre admiraba los elencos musicales paraguayos con guitarra y arpa. Mi hermano mayor y yo estudiamos guitarra juntos y en un momento dado creo que el espíritu competitivo entre hermanos me impulsó a buscar otro instrumento, y opte por el arpa. La música del arpa era bien apreciada en casa, mi padre tenía discos y su presencia estaba a nuestro alrededor. No muy lejos de mi casa vivía un fabricante de arpa y había un excelente maestro que circulaba por nuestro barrio, llamado Isidro Caballero. Don Caballero había tenido sus buenos años viajando por el mundo acompañando a su hijo, un niño prodigio del arpa paraguaya, Nicolás Caballero. Durante mi adolescencia abandoné mis estudios de arpa, pero al llegar a la Universidad, en Estados Unidos surgieron muchos encuentros con músicos latinoamericanos a través de los cuáles comencé una dedicación más comprometida con el arpa
¿Qué tipo de música hacés y por qué?
La música que yo compongo es una fusión de música con orígenes en el folklore latinoamericano con una tendencia a crear espacios de contemplación. Viviendo en el correteo del norte, sentía la necesidad de crear una música que promueva un estar en paz, en armonía, un estado de apertura y relajación. Para mí la música no tiene fronteras y se van creando nuevas formas todo el tiempo. Mis creaciones musicales son como viajes del alma, a veces contemplo recuerdos, a veces son paisajes, seres queridos, admiración por la belleza natural, sentimientos, o simplemente lo que surge en el momento sin una explicación muy racional. A veces uno juega con ideas basadas en la música del hemisferio norte y las entrecruza con algún motivo latinoamericano. De alguna forma la música que hago refleja mi vida, una verdadera mezcla entre el hemisferio norte, la tierra de mi padre y el hemisferios sur, la tierra de mi madre, pero ante todo con un espíritu de amor a lo bello, con un transmitir la alegría y la pasión por la vida. Me preguntás “por qué”: entre las cosas más lindas que podemos hacer en la vida es crear, a mí me da mucha satisfacción. Al hablar de música de arpa, cada músico crea su estilo propio, y mi búsqueda ha sido permitir al arpa resonar con gran amplitud de texturas, fuerza, delicadeza, velocidad, lentitud, complejidad y a la vez sencillez. Aprendí que la música se enriquece cuando se exploran sus posibilidades opuestas. Como músico laburante en Estados Unidos se me abrieron muchas puertas para integrar diversos grupos de estilo folklórico latinoamericano y también aquella categoría que llaman” World Music”. Se me presentaron muchas oportunidades para participar en los festivales de arpa. En Estados Unidos me di cuenta que la música que hacía no entraba fácilmente en ninguna de las categorías existentes.
¿Cuáles han sido tus principales logros como músico?
He grabado más de una docena de discos como solista y con diversos grupos. He tenido la oportunidad de viajar y participar en conciertos en los Estados Unidos, en Europa, América Latina e Israel. He participado en festivales de arpa en los Estados Unidos con los más destacados arpistas del país. Fuera de aquello que te da reconocimiento como músico el principal logro es el trabajo que la propia música hace en la vida de la gente, trayendo alegría, confortado al corazón adolorido, despertando el deseo de otros de aprender a tocar el arpa.
En los diferentes lugares que has estado tocando, ¿qué has aprendido del público?
Podríamos hablar de muchas cosas. Aprendí que todo público consciente o inconscientemente siente lo que el músico vive. Lo que está en el pensar y sentir del músico se va a manifestar de una forma u otra. Para darle al público un buen concierto, uno tiene que estar en un buen lugar. El arpa es un instrumento que se conecta con el chakra del corazón. He notado que para gente muy sensible, es un instrumento que agrada mucho y definitivamente toca el corazón o el alma de una manera especial.
¿Cuál crees que es la mejor cualidad de la música?
Hay tantas cualidades en la música tanto para el que la ejecuta y el que oye. Desde el punto de vista de un arpista hay tres aspectos de la música que me encantan: En primer lugar, la formación del músico: aprender las técnicas del instrumento, el lenguaje musical, etc., que a su vez implica la formación de una persona con capacidad de dominio de sí mismo, perseverancia, paciencia, disciplina, etc. En segundo lugar, la belleza de la música y el placer que ella genera en uno. La música permite al músico entrar en un estado del no pensar y simplemente estar, es un lugar de meditación que genera buena vibración. Y en tercer lugar, la música es social, te conecta con gente, alegra la vida y te permite recorrer y conocer muchos ambientes y grupos humanos.