En su nueva columna, el entrenador canino Andrés Peirano -cuya cautivante historia podés conocer aquí- destaca la necesidad de que los propietarios de canes estimulen el raciocinio de sus mascotas
-.-
Muchas veces cometemos el error de no darle una nueva oportunidad al perro luego de que comete un error. Por ejemplo, lo llamé una vez y no vino; por lo que no vuelvo a soltarlo de la correa.
Esto constituye un gran error ya que anula la capacidad de aprendizaje y potencia la conducta errónea. Debemos corregir al perro ante el fallo, pero si no le damos la oportunidad de fallar no va a entender que eso está equivocado; siguiendo con el ejemplo de la respuesta del perro a la llamada, si el perro no viene lo debo corregir y volver a darle la oportunidad en otro momento de dar la conducta deseada, de otra manera la frustración que le va a generar tendrá como consecuencia directa la intensificación del fallo.
Muchos hoy en día plantean que ni siquiera se le debe decir no al perro, esta corriente se conoce como positivismo extremo; pero no están teniendo en cuenta la regla que dice que lo que no se corrige se enseña. Por supuesto que la corrección debe ser casi paternal y buscando que el perro entienda, este es el objetivo de la corrección, no sólo castigarlo por que si. Cada individuo va a tener un umbral de tolerancia diferente ante la corrección, por lo que debemos hacerlo a conciencia y nunca con violencia.
Notaremos que el perro entendió cuando deje de dar la conducta errónea, pero sin mostrar una actitud miedosa; debemos tener mucho cuidado con esto ya que podemos generar daños emocionales si corregimos en exceso. Un perro bien corregido dejará de dar la conducta errónea sin demostrar miedos; como todo proceso de aprendizaje no se dará de un día para el otro, la paciencia y la constancia son fundamentales.
Notaremos que nuestro compañero de cuatro patas está entendiendo cuando veamos que se detiene a pensar, a analizar la situación y luego tomar una decisión.
A esto me refiero con que el perro debe razonar y debemos darle el tiempo para procesar la situación, sin perder la calma, ya que el perro es un espejo de nosotros mismos.
Un buen líder marca el límite y da la oportunidad de acatar y seguir la directiva, no por sometimiento, sino por entendimiento.
Les puede sorprender mucho la capacidad de análisis y toma de decisiones de su compañero de cuatro patas, si le permitimos hacerlo, y creamos un entorno sano de aprendizaje y liderazgo.
De la misma manera que es fundamental corregir el error, lo será el premiar el acierto con mucha intensidad, esto tendrá como consecuencia que el perro de la conducta deseada cada vez más y mejor, por lo que debemos explotar de felicidad en los momentos que el perro acierte en la conducta.
En el caso de que tu corrección no esté dando el resultado deseado, es conveniente contactar a un adiestrador profesional para prevenir tanto aprendizajes erróneos, como daños emocionales por correcciones excesivas.
Recuerda que el perro es un animal social y jerárquico, por lo que es natural y sano para él tener límites bien definidos en su vida diaria.
Andrés Peirano
apeiranok9h@gmail.com
Instagram: @tig_herodog