Dentro de los casi infinitos subgéneros en los que se encasilla la música pop, lo que llamamos "psicodelia" ha trascendido largamente modas, tendencias y hasta estilos musicales.
El término psicodélico comenzó a usarse a fines de la década de 1950, para describir las nuevas experiencias de ampliación de la conciencia mediante las drogas alucinógenas. El término le calzó como anillo al dedo a cierta música que comenzó a hacerse una década más tarde, en la segunda mitad de los 60's. Lo que se llamó música psicodélica estaba muy relacionada con el consumo de LSD y su manipulación de la conciencia, pero también tenía muchísimo que ver con las nuevas tecnologías de manipulación sonora que comenzaban a ser posibles gracias a los instrumentos y efectos electrónicos y al uso del estudio de grabación como una herramienta creativa.
Uno puede asociar enseguida la letra de la emblemática canción "Tomorrow Never Knows" de los Beatles con los estados alterados de la conciencia, pero también tiene muchísimo que ver con esa sensación el arreglo musical, imposible de ser "tocado" en vivo, creado en base a loops de cinta pasados a distintas velocidades, la voz de John Lennnon a través de un parlante Leslie (un parlante giratorio usado en los órganos para dar el efecto de modulación característico) y el increíble aporte del hipnótico pattern de la batería de Ringo Starr.
El uso de los entonces nuevos sintetizadores, efectos electrónicos en guitarras, voces y percusiones, sonidos pasados al revés e instrumentos no occidentales se volvieron un sello fácilmente reconocible, que trascendió el momento histórico. Hoy podemos escuchar "psicodelia" en el pop más comercial, en la música de discoteca y en el hip hop.
El australiano Kevin Parker es uno de los tantos artistas enamorado de esos sonidos, nunca pasados de moda. Además de tocar en diferentes grupos en su Perth natal, comenzó a grabar su propia música bajo el nombre de Tame Impala en 2007 con un enorme talento como músico y productor. Sus canciones pop de elaboradísima producción, con guiñadas a los Beatles que fue colgando en su página de MySpace, llamaron la atención de mucha gente y de varios sellos musicales.
Tame Impala se convirtió en una banda en vivo, aunque Parker siguió grabando toda la música en solitario. En 2010 editó su primer álbum Innerspeaker, producido y grabado por Parker, pero mezclado por Dave Fridmann (productor de Flaming Lips, entre otros).
Es un excelente álbum, lleno de buenas canciones y con una producción increíble repleta de buenas ideas, todas ya presentes en las diferentes etapas de la psicodelia de los 60's y los primeros 70's, pero mezcladas aquí de manera muy personal.
Parker llegaría a un nuevo pico con el siguiente disco de Tame Impala, Lonerism, editado en 2012. Es un disco menos guitarrero que el anterior, con más presencia de lo "electrónico", y un mayor énfasis en lo rítmico, pero con el mismo -o mayor- nivel de buenos temas.
Hace unos días se editó Currents, el tercer disco de Tame Impala, que venía precedido de tres temas de adelanto y una gran expectativa.
En él Parker sigue demostrando que es un excelente productor y un gran compositor de canciones, más allá de lo psicodélico. En verdad el álbum se aparta bastante del Tame Impala de los inicios, profundizando la veta más rítmica y bailable de Lonerism.
Los casi 8 minutos de "Let it Happen" el tema que abre el disco dan la pauta. Una excelente canción pop, con toques bailables, pero con una cantidad de elementos que van sorprendiendo en cada escucha.
El disco mantiene el detallismo y la diversidad sonora de sus anteriores trabajos aunque su sonido sea, tal vez, menos personal, acercándose por momentos al R&B más alternativo. Puede ser que haya una parte del gran atractivo de Tame Impala -el de sonar completamente distinto a cualquier otro proyecto- que no esté en este disco; pero, Currents es un álbum muy atractivo. Y Kevin Parker sigue mostrando que es alguien a atender aun en un trabajo que no logre las culminaciones de sus predecesores.
Por Andrés Torrón