Pese a que a todos nos gusta mucho hablar de las maravillas de la comunicación y la democratización de los medios, la verdad es que a un nivel amplio la música que se escucha en Uruguay sigue regida por parámetros bastante tradicionales.

Si por aquí se difunde muy poca música latinoamericana y anglosajona actual que camine mínimamente por fuera de los carriles más mainstream, las músicas de otras partes del mundo tienen un lugar mucho más marginal.

No siempre fue así. En otros tiempos la música europea de raíz latina (francesa e italiana principalmente) tuvo una influencia enorme en esta parte del mundo.

Y aunque hoy una parte muy importante de la música pop que se escucha en todo el planeta (Daft Punk, David Guetta, y un largo etcétera) viene de Francia, que sigue siendo uno de las industrias culturales mas importantes del mundo, la influencia local de la música francesa parece haber perdido relevancia desde hace unas cuantas décadas.

En la columna pasada hablábamos de la francesa Zaz y su visión de la chanson y el jazz gitano.

Hay otro francófono -belga como muchos otros artistas históricos- que se está haciendo escuchar a nivel global.

Paul Van Haver, muchísimo más conocido como Stromae viene moviendo las aguas de la música europea desde 2010. Su primer "hit" fue un tema pop bailable muy particular llamado "Alors on dance" (Entonces bailamos).

  

Aunque hay muchas buenas excepciones, la música pop pensada para las pistas de baile no suele tener letras muy profundas y mucho menos tener distancia irónica sobre el hecho de ir a una discoteca a moverse.

Stromae reunió una cantidad de cosas en esta canción: una gran producción, un excelente beat, un estribillo súper pegadizo (que se recuerda aunque no se sepa una palabra de francés) y una letra excelente. En la canción, Stromae cuenta muy desapasionadamente (hasta con tedio) cómo uno baila para tratar de olvidar las miserias de la vida diaria, aunque el bailar no sirva realmente para nada, ni siquiera para sentirse mejor un rato.

La canción fue un éxito y Stromae se convirtió en una estrella no solo en Bélgica, Francia y los demás países francófonos, sino en toda Europa, logrando captar la atención del mercado estadounidense, generalmente muy poco afecto a escuchar temas en otro idioma que no sea el suyo.

El a veces muy talentoso productor y rapper Kanye West entendió muy bien el potencial comercial de "Alors on dance" al hacer una versión del tema con Stromae, aunque quizás no entendió del todo su costado subversivo.

Luego de editar el disco Cheese en 2010, que contenía esta canción, Stromae se tomó tres años para editar otro álbum.

Van Haver, que nació en 1985, es hijo de una belga y un ruandés, que murió asesinado en el genocidio Tutsi de 1994. Sus comienzos en la música se dieron en el hip hop cuando era adolescente. Su seudónimo significa Maestro al revés, usando una técnica del lunfardo francés -el verlan-, igual a nuestro "vesre".

¿Que es lo que tiene de nuevo su música, más allá de saber manejar muy bien todas las técnicas de la música electrónica bailable y de tener un muy buen olfato para las melodías pegadizas? Que utiliza todo ese know how en un contexto bastante diferente al usual. Es claro que la música de Stromae tiene referencias de la música electrónica europea de la década de 1990, pero también es obvio -aunque mucho más inesperado- que su fuente de inspiración también esté en las canciones y la poesía de Jacques Brel y de Serge Gainsbourg.

Racine Carrée (Raiz cuadrada), su segundo disco, profundiza en esa veta de cantautor, con canciones fuertísimas como "Papaoutai" que hablan de un padre ausente; "Formidable" que narra una ruptura sentimental desde la visión de un hombre alcoholizado; o la increíble "Quand c'est", que interpela al cáncer como si se tratara de un individuo dañino y muy mal intencionado. Todo esto esta intercalado con otras canciones donde la mirada es igualmente profunda, pero suavizada un poco por la ironía como "Tous les mêmes", sobre el machismo y las a veces incompatibles visiones masculinas y femeninas sobre la pareja.

El beat sigue estando presente con mucha más presencia explicita de la música africana, otra de sus grandes influencias. Una hermosa canción homenaje a la gran Cesaria Evora, llamada "Ave Cesaria" hace aun más directas las referencias, no solo rítmicas, a la música del continente del papá de Van Haver.

Stromae ha creado una imagen que es casi tan importante como sus canciones, donde juegan sus dotes de productor, actor, bailarín y diseñador. Sus shows tienen todos los ingredientes del pop multitudinario de estadios llevados a su estética. Los clips de sus canciones son obras excelentes, que han ayudado además a la difusión de su música al público no francófono. Porque es verdad que el saber francés ayuda a tener una visión más completa de su obra. Pero igualmente su música y todo lo que la rodea se puede disfrutar largamente pese a la barrera del idioma.

Hace tiempo que no aparecía un artista como Stromae, combinando tantas cosas distintas con tanto talento, y, a la vez, con tanto éxito. Es interesante, al menos , saber de su existencia.