En otras épocas había artistas que acaparaban casi solitariamente toda la atención mediática; lideraban las preferencias populares y eran a la vez un modelo generacional y un aglutinador de todas las innovaciones técnicas y artísticas que andaban en la vuelta. El ejemplo más obvio e inaugural es el de los Beatles, pero también puede pensarse en Pink Floyd, Prince, The Police, Talking Heads y hasta en Nirvana, quizás el último grupo que fue un fenómeno global canalizando una cantidad de cosas que pasaban artística y culturalmente en su momento.
Cuando la banda británica Radiohead se volvió masivamente popular a fines de la década de 1990, el mercado musical mundial estaba ya demasiado fragmentado y compartimentado para que esto pasara. Pero, a su manera, la banda siguió esa tradición de grupo innovador, pero a la vez popular, que si bien tiene un enorme éxito no parece estar guiado por él sino por decisiones artísticas. Más allá de gustos musicales Radiohead es uno de los pocos grupos provenientes del rock que en esta última década ha usado la libertad que puede dar la fama y el éxito comercial para seguir buscando nuevos caminos artísticos. Y lo que ha hecho siempre ha concitado la atención de miles de seguidores y de los medios masivos, sin que juegue en ello la publicidad corporativa. Piénsese, por ejemplo, cuánto hace que la salida de un disco de "rock" no es una noticia destacada en la prensa uruguaya. Estas dos semanas el disco de Radiohead, A Moon Shaped Pool, estuvo en la portada de todos los diarios y portales de aquí y de todo el planeta. Y el álbum aun no existe en forma física.
Thom Yorke, Jonny Greenwood, Colin Greenwood, Phil Selway y Ed O'Brien comenzaron a hacer música juntos en 1985 con el nombre On A Friday, que cambiaron en 1990 a Radiohead.
En 1992 editaron su primer single con la canción "Creep". Cuando comenzó a difundirse no fueron pocos quienes vieron en Radiohead una especie de respuesta británica a Nirvana. Su mezcla de rock agresivo con una carga de angustia existencial, actitud independiente y un cantante de voz frágil y expresiva (Thom Yorke) permitía establecer el rápido paralelismo. A la vez el sonido más pulido y elegante y la violencia siempre contenida tras cierta distancia irónica le daban el toque inglés que los diferenciaba de sus colegas norteamericanos.
Tras la muerte de Kurt Cobain y por consiguiente el fin de Nirvana en 1994, se habló de Radiohead -y no de algunos de los compañeros de ruta más cercanos a la banda de Seattle- como el nuevo faro del "rock melódico depresivo", como alguien lo llamó -no tan- en broma.
La banda de Oxford sorprendería al apartarse del camino esperado en su tercer disco OK Computer, editado en 1997.
La escena musical de los años noventa tenía otras cosas interesantes además del rock "alternativo". Varias propuestas artísticas trasladaron las técnicas de recorte y pegue del hip hop al formato canción y el uso de fragmentos de músicas del pasado procesadas electrónicamente mezclándolo con instrumentos tradicionales. Fue la época del trip hop encabezado por artistas como Portishead, Massive Attack y Tricky, de la yuxtaposición de punk y musica dance de Prodigy y de la mezcla de folk hip hop y buceo en la historia del pop de Beck.
Radiohead no se afilió a ninguna de estas tendencias, pero si tomó información de todas ellas, sin dejar de lado su pasado roquero "alternativo" y su gusto por las melodías.
El resultado fue un disco que no tenía que ver con ninguna de las tendencias musicales en boga, que sonaba totalmente personal, pero a lea vez tenía una cantidad de elementos familiares para una audiencia educada en treinta años de música pop con pretensiones artísticas.
No hay nada en OK Computer, pese a su nombre, que remita al hip hop o la electrónica, pero la libertad en cómo se usan una cantidad de referencias sonoras, tiene mucho que ver con ese aire de los tiempos que se respiraba en 1997. También tenía que ver con una cantidad de música que no estaba de moda en aquel momento como el primer Pink Floyd y el rock experimental alemán de los primeros 70's.
Muchos vieron en OK Computer un disco conceptual sobre la alienación de los individuos de fin de siglo. Como Jonny Greenwood, el guitarrista y tecladista del grupo lo admitiera, OK Computer tiene también mucho de generacional, aunque sin intención: fue hecho con total libertad por un grupo de personas de la misma edad con una mirada similar del mundo (desde los miembros de la banda hasta el entonces poco conocido productor y técnico Nigel Godrich, pasando por el ilustrador Stanley Donwood) trabajando juntas en total conexión, Y este disco, el más difícil y ambicioso de la banda hasta ese momento, terminó siendo su álbum más exitoso, con ventas millonarias, premios de la industria discográfica y una rara unanimidad critica.
El díptico que conforman Kid A (2000) y Amnesiac (2001) mostró que el grupo no se iba a quedar anclado haciendo lo que se esperaba de ellos. En esos álbumes, Radiohead se apartó del formato canción, se volcó más a la electrónica y utilizó algunas estructuras mas derivadas del jazz que del rock en sus temas. Algunos críticos no se lo perdonaron tildándolos de pretenciosos y snobs, llegando a cuestionar el derecho que tenía Radiohead a apartarse tanto de su propuesta inicial. El público sin embargo pareció bastante más amplio y la banda mantuvo su altísima popularidad.
Con resultado dispar, pero siempre interesante, el grupo se ha mantenido activo todos estos años, añadiendo además los muy buenos proyectos paralelos de Thom Yorke y las bandas sonoras y composiciones orquestales de Jonny Greenwood.
En 2007 la banda se transformó en noticia mundial al ofrecer su álbum In Rainbows a través de internet al precio que cada usuario creyera conveniente (el precio podía ser cero, también). Nueve años después volvieron a transformarse en noticia al "desaparecer" brevemente de internet, para retornar con un nuevo trabajo que nadie sabía que habían grabado.
Más allá de la excelente campaña publicitaria, el álbum titulado A Moon Shaped Pool que hasta junio no tendrá forma física (puede comprarse a través de iTunes o de la página del grupo), es una muy buena muestra de lo mejor de la banda, que ha tenido a lo largo de casi tres décadas muchas cosas buenas.
La música de Radiohead ha sido tildada muchas veces de "depresiva". A Moon Shaped Pool no es para nada un disco alegre y es tal vez el más calmo de toda su discografía, pero más que depresión su música transmite melancolía, más allá de las letras.
Hace tiempo, quizás con la excepción del muy bueno In Rainbows, que Radiohead dejó de ser una banda de rock de guitarras bajo y batería. Aquí gran parte del sonido está marcado por los arreglos corales y orquestales de Greenwood junto a la London Contemporary Orchestra. También por la manipulación electrónica de sonidos de distintas fuentes, que colaboran con el clima contemplativo del álbum. Como en el mejor Radiohead hay referencias lejanas e indirectas a la música del pasado. Las más evidentes son el folk psicodélico de "Desert Island Disk" -una de las mejores canciones- que recuerda a John Martyn, y el homenaje en "The Numbers" (otro gran tema), a los arreglos de cuerdas de Jean-Claude Vannier para el disco L'Histoire de Melody Nelson de Serge Gainsbourg.
A Moon Shaped Pool tiene otro gran mérito y es que es uno de los trabajos más directos e inclusivos de la banda. Es un álbum lleno de detalles, con varias capas de lectura, pero a la vez un disco accesible, en el mejor sentido de la palabra, que puede acercar a mucha gente al universo de la banda.
La obra de Radiohead puede gustar mucho o poco, quizás a veces sea muy pretenciosa o tomarse demasiado en serio. Pero siempre deja algo. Lo que hace que la salida de un disco suyo sea siempre una buena noticia.
Por Andrés Torrón