Contenido creado por Martín Otheguy
Música sin enemigos

Música en imágenes

Música sin enemigos: Nicolas Jaar

En una nueva entrega de "Música sin enemigos", Andrés Torrón nos habla sobre la particular experiencia del último disco de Nicolas Jaar, "Pomegranates".

16.07.2015 11:51

Lectura: 4'

2015-07-16T11:51:00-03:00
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Hay una conexión bastante particular entre ciertas corrientes de la música electrónica y una serie de artistas de origen chileno, mayormente radicados en Europa.

Ricardo Villalobos, por ejemplo, nacido en Chile en 1970, pero radicado en Alemania desde su niñez -donde sus padres se exiliaron a causa de la dictadura de Pinochet- es uno de los nombres fundamentales del minimal techno, una corriente que junta elementos de la música tecno de los años setenta, del minimalismo culto de Reich y Philip Glass y de la poliritmia de la percusión de origen africano. Villalobos un estudiante de percusión en su adolescencia marcó el género con dos discos fundamentales: Alcachofa (2003) y Thé Au Harem D'Archimède (2004). Lo de Villalobos no es un caso único; gente como Matías Aguayo o Martín Schopf, entre otros artistas de origen chileno, han marcado tendencia dentro de la música electrónica europea.

Nicolas Jaar es un músico neoyorquino nacido en 1990, hijo del artista multidisciplinario chileno Alfredo Jaar, radicado en Estados Unidos.

Nicolas, que vivió en Chile durante parte de su niñez, fue fan de la música de Villalobos en su adolescencia y lo tuvo muy presente como influencia cuando comenzó a hacer música en la segunda mitad de los años 2000.

Su música es una mezcla, una cantidad enorme de cosas, como bien puede escucharse en varios Ep's editados desde 2009 y en su primer álbum Space is Only Noise que fue elegido por cantidad de medios como uno de los trabajos más destacados de 2011.

Jaar pasa del minimal techno a obras abstractas casi impresionistas, hace collages con todo tipo de sonidos o puede sonar casi pop en ese álbum, siendo siempre increíblemente fresco y original.

Desde 2011 Jaar formó también el dúo Darkside junto al multiinstrumentista Dave Harrington. El dúo muestra alguna de las facetas del álbum debut de Jaar, con un toque más pop y roquero, mucho más rítmico. Darkside editó hasta ahora un único álbum titulado Psychic en 2013.

Este año el músico editó a través de su sello Other People, dos Ep's llamados Nymphs II y III.

Pero hace unas pocas semanas Jaar sorprendió ofreciendo un nuevo álbum en forma gratuita que puede descargarse en esta dirección (bit.ly/1e45wwv)

El disco se llama Pomegranates (Granadas) e intenta ser la banda de sonido "alternativa" de la película soviética de 1969 El color de las granadas de Sergei Parajanov. El film, frecuentemente presente en las listas de "mejores películas de todos los tiempos", cuenta a través de las imágenes y de forma bastante surrealista la vida del poeta y músico armenio del siglo XIX Sayat-Nova.

Jaar no compuso toda la música del álbum en función del film, sino que juntó varias composiciones e ideas de diferentes épocas para incluirlas en un disco que pensaba llamar Pomegranates. Cuando un amigo le sugirió las similitudes de esa música con la atmosfera del film de Paranajov, Jaar quedó fascinado con la película y volvió a trabajar en la música, añadiendo nuevas piezas, para sincronizarla con las imágenes del film.

Ver la película con la nueva música (cosa que puede hacerse en YouTube) es una experiencia única y le da un nuevo significado tanto a las imágenes como a la música.

Pero Pomegranates puede disfrutarse también como un álbum independiente. Su primera mitad es casi totalmente abstracta, mucho más basada en las texturas de sonido que en desarrollos armónicos o melódicos. La segunda mitad se acerca más a la parte más calma de la música que Jaar ha dado a conocer en sus Ep's y en su disco Space is Only Noise. Hay momentos de gran belleza en todo el álbum, sobresalen composiciones como "Folie a Deux", "Tourists" y dos piezas pianísticas, "Divorce" y "Muse", que muestran otra faceta en la música de Jaar.

Como el film en el que se inspira, Pomegranates no es un disco fácil, pero con el estado de ánimo adecuado es una bellísima experiencia estética.

Nicolas Jaar sigue demostrando que es un artista al que vale le pena prestar atención.

Por Andrés Torrón