Hoy en día la música de discoteca permea buena parte del pop internacional y hay varios djs y productores que se han convertido en artistas masivos. Aunque uno esté muy por fuera de lo que sucede en el mundo de la música electrónica bailable, los nombres de David Guetta, Tiesto o Skrillex suenan seguramente familiares.
Esto es en parte responsabilidad de una movida iniciada hace más de dos décadas, que sacó a la música subterránea de las pistas de baile llevándola a los grandes escenarios.
En los primeros años de la década de 1990 artistas como Daft Punk, Prodigy, Fatboy Slim o Chemical Brothers pasaron de los clubes llevándolos a los escenarios de rock.
De todas esas bandas los británicos Chemical Brothers fueron unos de los que mejor resumieron ese crossover cultural, convirtiéndose en un grupo masivo sin perder sus credenciales "under". Fue también uno de los pocos proyectos electrónicos que no sufrieron con la dicotomía "mente-cuerpo" de la que hablaba en la nota sobre Hot Chip. Su música es muy elaborada intelectualmente, sin perder nunca el beat bailable.
El dúo integrado por los londinenses Tom Rowlands y Ed Simons se formó en Manchester, ciudad donde ambos habían ido a estudiar motivados por sus gustos musicales. Manchester es la ciudad de The Smiths y de New Order y también es el lugar donde surgió la movida de grupos que mezclaron el rock y la sicodelia con el pulso bailable como Happy Mondays, The Stone Roses o Inspiral Carpets.
Con esa banda sonora a cuestas, más la influencia del hip hop estadounidense, la psicodelia instrumental de los 60 y la música electrónica alemana, formaron un dúo de dj's que tuvo gran repercusión en los clubes de la ciudad. De esa experiencia pasaron a hacer remixes para artistas muy conocidos (y admirados por los dos) como Inspiral Carpets o Manic Street Preachers y de allí a hacer su propia música.
El primer álbum de Chemical Brothers, Exit Planet Dust (1995), es hoy a veinte años de editado, un clásico de la música electrónica. Tan así que quizás sea difícil apreciar qué es lo que tenía de nuevo, más allá de sus muy buenas composiciones. Esas baterías roqueras en primerísimo plano, los ruidos usados como eventos musicales y los cortes inesperados que hoy son moneda corriente en la música electrónica, eran algo nuevo en 1995, los mismo que las colaboraciones con cantantes y compositores de otros géneros (en este caso Beth Orton en el tema "Alive Alone").
El siguiente disco del dúo terminó de convertirlos en uno de los grupos más importantes de la época. Dig Your Own Hole, editado en 1997 tiene dos temas que se escucharon hasta el cansancio: "Block Rockin' Beats" y "Setting Sun". Este último -un homenaje bastante directo a "Tomorrow Never Knows" de los Beatles- cuenta con la participación del vocalista de Oasis Noel Gallagher, en un registro bastante distinto al usual.
Con Dig Your Own Hole los Chemical Brothers lograron un álbum que puede escucharse como una mixtape discotequera, como un disco de canciones y temas instrumentales muy elaborados o como una experiencia "sicodélica", algo que seguirían profundizando en sus siguientes trabajos.
Este 2015 el grupo editó Born in the Echoes, su octavo disco. Es muy interesante ver cómo veinte años después Rowlands y Simons logran un equilibrio tan bueno manteniéndose fieles a su sonido pero dando espacio al factor sorpresa. Aunque su último disco, Further de 2010 había sido un muy buen trabajo, este quizás sea el mejor disco que han hecho en esta nueva década. Como en sus mejores álbumes hay grandes colaboraciones, que llevan al dúo y al artista invitado a nuevos territorios. Una de ellas es "Under Neon Light" con la participación de St Vincent. La otra es la canción que cierra el álbum "Wide Open", con Beck, una preciosa canción que remite a la movida pop alternativa de Manchester de fines de los 80 y principios de los 90. Y también hay temas más experimentales como el muy interesante y extraño "Taste of honey" o el más calmo "Radiate".
Chemical Brothers fue uno de los primeros grupos electrónicos en llenar estadios, y sus shows tuvieron siempre una enorme y muy atractiva puesta en escena. Con tantos años y tantos shows a cuestas parecería ser que esa faceta no ha hecho sino mejorar. El dúo trabaja desde hace mucho tiempo con el cineasta británico Adam Smith para los visuales de sus shows. En esta última gira varios de los efectos especiales usan la tecnología de captura de movimiento que se usa actualmente en videojuegos y en los blockbusters de Hollywood. Su reciente show en el Festival de Glastonbury fue uno de los más elogiados, por ejemplo.
Esa misma experiencia va a ser la que tengamos en Montevideo este 1 de diciembre, cuando los Chemical Brothers estén tocando en el Velódromo Municipal.
Por Andrés Torrón