El obituario de Leslie Ray Charping, vecino de Galveston (Texas, Estados Unidos), fue comentado ampliamente por los medios de ese país.

Charping murió en enero, a los 74 años. Su necrológica estaba disponible hasta hace poco en la página web de la empresa de servicios funerarios que atendió a la familia. Según informa el periódico matritense El País, la escribió su hija Sheila, que respondía a las críticas asegurando que haberla hecho de otra forma habría sido "un insulto a todas las personas a las que hizo daño". Finalmente, la empresa funeraria decidió borrarlo al recibir comentarios insultantes hacia la familia.

Hasta entonces había notado un incremento muy pronunciado de las visitas: no solo los medios recogieron la necrológica, sino también foros como Reddit.

El periódico Houston Chronicle indagó en la vida de Charping, en procura de algunas de las causas que al parecer lo hicieron ganarse el odio de sus allegados.

Descubrieron que se declaró culpable en 1979 de un delito de agresión y en 2008 de una agresión a su esposa. En 2009, se declaró culpable de haber violado la orden de alejamiento resultante de este cargo, al llamar por teléfono a otra familiar y amenazarla de muerte.

El texto de la esquela necrológica, traducido al español, es el siguiente

"Leslie Ray "Popeye" Charping nació en Galveston el 20 de noviembre de 1942 y falleció el 30 de enero de 2017, 29 años más tarde de lo esperado y mucho más de lo que merecía. Leslie luchó con el cáncer en sus últimos años y perdió la batalla, en última instancia por ser el estúpido incompetente que siempre fue. Deja a dos hijos aliviados; Leslie Roy Charping y Shiela Smith, junto con seis nietos e innumerables otras víctimas, incluyendo una ex esposa, familiares, amigos, vecinos, doctores, enfermeras y extraños al azar.

A una edad temprana, Leslie rápidamente se convirtió en modelo de maldad paterna, combinado la enfermedad mental con su absoluto compromiso con la bebida, las drogas, las mujeres y el ser en términos generales, ofensivo. Leslie se alistó para servir en la Armada, pero no por un espíritu valiente y patriótico, sino más como parte de un acuerdo en el que suplicó para escapar de una sentencia por cargos criminales. Mientras estuvo enrolado, Leslie fue campeón de boxeo de la marina de guerra y continuó a avergonzando a su familia y país pasando el resto de su servicio en el hospital de salud mental de Balboa, donde recibía servicios médicos mentales muy necesarios.

Leslie era sorprendentemente inteligente, pero le faltaba ambición y motivación para hacer algo más que ser temerario, derrochador, malgastar los ahorros de la familia y fantasear sobre hacerse rico con métodos rápidos. Las aficiones de Leslie incluyeron ser abusivo con su familia, acelerar el viaje al cielo para las queridas mascotas y la pesca, actividad esta última en la que era menos ducho que en las anteriores. La vida de Leslie no servía a ningún buen propósito, no contribuía a la sociedad ni servía a su comunidad, y no poseía cualidades que pudieran redimirlo, más allá de cierto sarcasmo en sus días sobrios, que podía llegar a ser divertido.

Tras su fallecimiento, lo echaremos de menos por lo que jamás fue: marido amoroso, padre y buen amigo. No se celebrarán servicios fúnebres, no habrá oraciones por la paz eterna y no se presentarán disculpas a la familia que torturó. Los restos de Leslie serán cremados y guardados en el granero hasta que la viruta del establo de Ray, el burro de la familia, se terminen. El deceso de Leslie demuestra que el mal de hecho muere y es de esperar que señale un tiempo de sanación y seguridad para todos".


Semejante pieza literaria recuerda a otro epitafio singular, recogido por Adolfo Bioy Casares en su libro "De Jardines ajenos".


Epitafio de Francisco Chartres muerto en Escocia, en 1731

Sigue corrompiéndose AQUÍ
EL CUERPO de FRANCISCO CHARTRES,
Que, con INFLEXIBLE CONSTANCIA
E INEVITABLE UNIFORMIDAD de VIDA,
PERSISTIÓ
A pesar de las ENFERMEDADES y de la VEJEZ,
En el Ejercicio de TODOS LOS VICIOS HUMANOS,
Salvo la PRODIGALIDAD y la HIPOCRESÍA.
Lo preservó de la primera, su insaciable AVARICIA,
De la segunda, su incomparable DESCARO.
No fue menos eminente
En la constante Depravación de sus Costumbres
Que certero
En la Acumulación de RIQUEZAS,
Porque, sin PROFESIÓN ni OFICIO,
Sin el MANEJO de DINEROS PÚBLICOS,
Y sin CARGO que justificara el SOBORNO,
Adquirió, o, mejor dicho, creó
UNA FORTUNA DE POTENTADO.
Fue la única persona de su Tiempo
Que supo DEFRAUDAR sin la Máscara de la DECENCIA,
Y conservar su MEZQUINDAD Prístina
Cuando tuvo MILLONES.
Habiendo merecido en todos sus días la HORCA, por lo que hizo,
Finalmente fue condenado a ella por lo que no pudo hacer *.
¡Oh, Indignado Lector!
No creas que esta Vida ha sido inútil para los Hombres.
LA PROVIDENCIA hizo prosperar al MÁS INDIGNO
DE TODOS LOS MORTALES,
Y fue cómplice de sus execrables Designios,
Para dar a la Posteridad
Una PRUEBA y un EJEMPLO insignes,
Del ínfimo valor que tiene
Una RIQUEZA ENORME
A los ojos de DIOS.