Por Fernando Tetes
FernandoTetes
Ángel Carmelo Gómez es Marquitos, y este año fue designado Figura de Oro del Carnaval. Una voz propia de este tiempo, y del anterior que ya se va. Una tercia que dejó en el aire decenas de clarinadas de presentación y despedida.
Con 44 temporadas sobre sus hombros, tal vez en su última participación en Carnaval, recibió la distinción que supo ganarse.
Es el único sobreviviente aún actuando en murgas entre quienes formaron parte de la inolvidable Nueva Milonga de 1985 que se despedía con los colores que escribió el Tano Di Lorenzo.
En 2023, la vida lo puso de nuevo en el medio de la cuerda cantando con su compañero de tantas noches, Julio Pérez, en la murga de su amigo del alma, el Tito Pastrana.
Un decálogo que lo pinta entero
A Marquitos lo conocí en Momolandia 2011. El primer día que me invitaron a salir en la murga, y sabiendo que yo era un “blandito” que no cantaba ni afinaba, ni actuaba, me reunieron Claudio Rojo, Gabriel López (su amigo de toda la vida y compañero de aventuras murgueras) y él en las afueras del club Banco de Crédito. Me pasaron el decálogo del buen murguista. “Vamos a hacerte mil bromas, de vos, de tus amigos, de tu familia. Si no bancas la ironía, no podés salir en Carnaval”, me dijeron.
Seis meses después, en pleno Carnaval, se enfermó Lolo Iribarne y no pudo subir al Teatro de Verano. La murga votó para saber si tenía que subir yo, que era suplente, y obviamente no estaba a la altura del mejor coro de Carnaval de esa temporada (y un par más de las siguientes). Marquitos (y esa barra) votó negativo, pero igual subí. “Vos cantás menos que gallo de plástico”, me dijeron. Yo no era murguista, aunque lo había intentado. Cuando bajé me abrazó y me dijo: “Te quiero siempre conmigo”.
Ese es Marquitos: pura pasión murguera, pura sinceridad y pura ironía.
Tal vez la última retirada
El lunes 23 de enero se abrió el Concurso Oficial de 2023. Ese día, y como consecuencia de haber superado la Prueba de Admisión, la Nueva Milonga regresaba al Teatro de Verano.
En un rincón atrás del escenario, Marquitos estaba, como de costumbre, bromeando con sus compañeros.
“Estar en la Nueva Milonga en su regreso es un compromiso familiar, más allá de lo económico y todo lo que pueda generar. A esta altura de mi carrera carnavalera, que la Nueva Milonga se haya acordado de mí es muy importante. Mi mejor amigo fue el Tito Pastrana y para mí es una emoción tremenda, tremenda”, fueron las primera palabras de Marquitos y también sus primeros ojos empañados durante la charla.
“Estoy dando mis últimos coletazos en Carnaval, pero los quiero dejar acá, en esta murga, porque significa mucho”, agregó.
En ese momento, al inicio de Carnaval, Marquitos fue claro: “Me gustaría retirarme acá. No sé si será este año; a mí me queda poco, pero yo quiero subir a cantar por última vez con esta murga”.
Los más jóvenes que salieron este año con él pudieron cantar la despedida dedicada a los colores con el último sobreviviente de 1985.
“Recuerdo a cada uno de los que integraron aquel plantel. Eran unos cracks. Me siento orgulloso de haber llegado hasta acá”, indicó.
Ángel Gómez está convencido que los más nuevos en las agrupaciones donde participa lo buscan para charlar y para reírse juntos. “Soy cero ego. Los botijas se sienten bien compartiendo conmigo y eso es lo que más me gusta. A veces les miento con historias fantásticas de carnavales de antes, pero ellos se dan cuenta. A mí esas reuniones me alegran el alma. Siento que cada murguista joven que se me acerca es como un hijo”, confiesa.
En la canción final de la Nueva Milonga, Marquitos canta junto a otros cuatro compañeros. “No merezco estar en ese quinteto. Son demasiado buenos cantantes. Siento que me pusieron un poco porque tengo una imagen ganada. Los veo cantar a Seba Hernández, Claudio Antúnez, Gabriel López y Julio Pérez, y me tiemblan las piernas. No sé qué hago ahí, no sé por qué Rafa Antognazza (el director y arreglador coral) me puso ahí, pero lo disfruto. Ellos cantan de taquito. Les sobra garganta”.
Junto a Gabriel López hace décadas que están juntos en diversos conjuntos. “Nos llevamos re mal, pero somos amigos. Es emocionante cantar con él”, dice entre risotadas.
Estaba por abrirse la puerta del fondo del Ramón Collazo. Ya se aprontaban los murguistas de la Nueva Milonga edición 2023 para entrar al escenario.
El legado del Loco Pastrana
“Siento un agradecimiento total por Tito Pastrana. Lo recuerdo con muchísima emoción ahora que estoy por cantar de nuevo con su murga. Él fue quien me metió en esto y estoy muy agradecido. Gracias a que me hizo murguista, hay gente que me saluda por la calle o me da un beso al bajar de un tablado”, dice Marquitos.
Ángel cantaba folclore cuando debutó en 1980 en Los Saltimbanquis. “Me bajaban a patadas de los tablados porque yo no podía integrar ese coro monstruoso. Era un botija que no sabía nada de murga, y en 1981, cuando me dejaron libre, el Loco (así le decían muchos a Tito Pastrana), me chifló de pasada en un corredor, me mandó unos insultos, y con eso bastó. Nos hicimos amigos para siempre. Nunca firmamos un papel. Me pagó lo que él quería cada año. Estoy orgulloso de haber sido amigo del Loco Pastrana. Nunca más vi en todos mis años de Carnaval, a un director o dueño de un conjunto con los principios y el legado que él dejó. Me quedo con eso”, afirma.
De Pastrana hay mil historias. Algunas verdaderas, otras mitológicas. Nunca está claro cuáles son las que sucedieron, y cuáles, las inventadas. “Yo lo vi llorando, como pocas personas. Su mamá me curaba los agallones. De veterano le llevaba la taza de leche a la cama; me quedaba a merendar juntos. Le poníamos pan adentro de la taza. Tito me guardaba la sección deportes del diario de la noche y me la daba al día siguiente para que lo leyera. Pastrana era un niño que podía robarle la galletita a otro niño, pero también cuando los veía mal se los llevaba a su casa para darles de comer”, cuenta Marquitos.
“Hoy canto por primera vez en el regreso de la Nueva
Milonga por el Tito y por mi padre, que salió muchos años en esta murga. Y por
mi hija, que es ahijada del Tito, y vino a verme con mi nieta”, agrega.
Marquitos se secó los ojos y se metió al escenario. Volvía su murga justo en el Carnaval en el que lo declararon Figura de Oro. O tal vez por eso mismo.
Un camino de coros
Ángel Gómez comenzó en Carnaval en Saltimbanquis 1980, donde surgió el personaje Marquitos, y luego se fue a su casa: la Nueva Milonga, donde obtuvo el primer premio en 1985.
En 1987 ganó nuevamente el primer premio junto a La Bohemia, dirigido por Ángel Peladito Díaz. Al año siguiente se fue a Don Timoteo, y en 1989 a Los Pierrot´s.
Por Los Patos Cabreros pasó en tres ocasiones: 1991 y 1992, 2015 y 2016, y en 2019.
Entre 1993 y 1996 estuvo en Los Arlequines, pasó por Momolandia en 1997, 2002 y la trilogía 2011 a 2013.
Se lo recuerda con mucho cariño con una barra de amigos en Colombina Che en 1998, 99, 2000 y 2001, en 2006 y 2010, pero en ese interín también estuvo en La Soñada de 2005.
Fue integrante de los Asaltantes con Patente que ganaron en 2007 (pudo grabar con ellos nuevamente la retirada de los colores), y 2009.
También formó parte de los Clásicos Asaltante en 2014 (murga de la que su padre era titular) y en La Margarita en 2017 y 2018.
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