Por Fernando Tetes
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Lucía Rodríguez es Gilda durante este verano de 2023. Seguramente la propuesta de participar en Los Muchachos, que incluía caracterizar a la cantante argentina, parecía un desafío intenso, pero tal vez al aceptar no imaginó que una cascada de situaciones serían la consecuencia de un carnaval más.
Para empezar, la mención especial en el desfile inaugural. Pero antes aún, haber intercambiado mensajes con Fabricio Cagnin, el único hijo sobreviviente del accidente en el que perdió la vida su madre. Tampoco habrá imaginado que en los tablados el público bailaría con sus canciones, o la esperaría para la foto con Gilda.
Seguramente la primera semana de Carnaval 2023 ya haya transformado esta temporada en inolvidable, incluso porque, con el cambio de calendario, los parodistas ya pasaron por primera vez por el Teatro de Verano y Lucía fue descollante.
“Soy muy tímida. La gente se ríe cuando lo digo, pero de verdad lo soy. Entonces, cuando me propusieron personificar a Gilda, dije que no. Nunca había armado un personaje específico, pero me armé de coraje y en el desfile al final me re divertí”, afirma Lucía unas horas antes de participar en el concurso.
Llegó temprano al Club Montevideo para prepararse y, en un rato, sentada en la grada de cemento de la cancha techada exterior del club, confesó que cuando Eduardo el Colo Gianarelli (coordinador artístico del grupo) le mencionó la idea, su respuesta fue tajante: “Ni loca. Estás mal de la cabeza”.
“Gilda es un ícono, es una responsabilildad enorme y yo no soy imitadora. Ni por asomo la trato de imitar. La consumí mucho, ya la había visto infinidad de veces, pero para intentar tener su espíritu. Yo estoy enchufada mucho más a 220 que ella. Gilda era una maestra de jardinera hermosa, amorosa y dulce. Lo más increíble es que las niñas chicas, que no la conocieron a ella ni a mí, me gritan Gilda, Gilda. Perdí mi personalidad. Se ve que les atraen las canciones”, dice Lucía mientras sus compañeros van desfilando frente a ella para saludarla.
Cuando le conté que el propio Colo me confesó que para él Lucía sería la figura de parodistas, se rio con ganas. “Es un bolazo que te tiran siempre. ¿Sabés cuántas veces me dijeron que sería figura de algo y no pasó nada? Cuando salí embarazada de ocho meses me nominaron figura de revistas y me ganó el premio Germán [Medina, su esposo en ese momento y compañero en House]. Si no gané figura en ese momento, que estaba por parir, ya está. ¡No hay nada mejor que pueda hacer sobre un escenario! Ni por pena que estaba haciendo el esfuerzo con la panza en la boca me lo dieron”, dice entre sonrisas.
Enseguida frena la sonrisa y se pone seria. “Yo definitivamente no estoy en Carnaval por el concurso. Obvio que después me dicen que si gano festejo, claro que sí. Pero no es lo que me mueve a estar actuando en Los Muchachos. Estoy por los tablados y los barrios. En el Teatro de Verano sufro y lo padezco todo el día. Es demasiada presión. Yo soy demasiado sensible. Sin ir más lejos, ayer [la noche previa a concursar] hicimos una actuación completa en el tablado Primero de Mayo y el aplauso de la platea llena al final de los enganchados de Gilda fue lo máximo. Para mí ya basta con eso. De verdad que para mí no importa nada más”.
Tres mujeres protagonistas en parodismo
Lucía tiene la oportunidad de salir este año con dos de sus amigas: Leticia Cohen y Denise Casaux.
“Ver que ellas la rompen en el escenario me hace feliz. No es fácil que tres mujeres sean las protagonistas de un espectáculo de la categoría de parodistas. Y ellas se la re bancan y hacen que todos se mueran de la risa. Eso me emociona. Ya con que esto suceda, para mí este Carnaval es hermoso”, agrega Lucía.
“Ojalá llegue el día en el que no tengamos que contar cuántas mujeres están sobre el escenario, que no nos sorprenda. Por suerte esto está cambiando, y siempre cuesta más porque tenemos que ganarnos la confianza que los varones ya tienen ganada. Nosotras tres nos paramos firmes y salimos airosas. Si alguien miraba con recelo que tres mujeres llevaran el peso de la actuación, lo van a poder disfrutar sin problemas. Hay muchísimas mujeres talentosísimas en Carnaval y, sin ir mas lejos, hay tremendas artistas en Los Muchachos”.
Lucía la que canta
“Ni yo sabía que podía cantar”, dice Lucía Rodríguez, medio que atajando las críticas pero también los elogios. “Así estoy, toda rota de la garganta, pero contenta. No sé cantar, pero espero que con las técnicas que me van pasando pueda seguir recuperándome cada día. Porque la parodia se llama Gilda y la represento yo. No puedo no cantar”, reafirma enseguida.
Igualmente, con pocos días de tablados, ya está muy cansada. “Tengo 41 años, el otro día me hacían bromas por el cansancio y le pregunté a un compañero cuántos años tenía su madre y me dijo 37. Le dije que se la imaginara saliendo todas las noches a hacer tablados o ensayando. Hacía dos años que no salía y se nota”, señaló.
El contacto con Gilda y su familia
“Es una enorme responsabilidad la que asumí. Le escribí a Fabricio, el hijo de Gilda. Él es el sobreviviente de aquel accidente, en el que murieron su mamá, su hermana y su abuela. Fabricio se ha dedicado a honrar a su madre, e incluso escribió una canción muy linda para su madre, que termina con unas palabras de la propia Gilda, que las digo en el espectáculo”, comenta Rodríguez.
“Le escribí de re careta. Le dije mi nombre y que con Los Muchachos estábamos armando esta parodia. Me respondió que era muy emocionante que lleváramos su bandera. Por eso lo vivo como una emoción muy grande. Le escribí el mismo día del desfile inaugural. Obviamente no tenía ni idea de quién era yo. Además, como lo sigo en Instagram, me di cuenta que el día del desfile hubiera sido el cumpleaños de su hermana fallecida en el accidente. Le adjunté la foto de Los Muchachos conmigo personificada como Gilda, y le dije que estaba arrancando ese mismo día Carnaval, que somos parodistas y contamos historias, y que parodiar a su madre era una forma de admiración y de honrar su arte. Fue muy emocionante que respondiera”, recuerda Lucía.
Martín Perrone, uno de los libretistas de Los Muchachos, conoció el santuario en recuerdo de Gilda montado en el lugar del accidente, pero además de su condición de maestra, que en la parodia se destaca mucho, también aparece el perfil de sanadora y milagrosa.
“Había mucho material para aprender de ella. Intenté imitarla, no me salió, así que decidí tomar su espíritu y honrarla. Incluso hasta me teñí de morocha”, agregó Lucía.
Inconsciente y feliz
“No soy muy conciente nunca de lo que hago. Tal vez sea un mecanismo de defensa. Por ejemplo, en tablado empecé a decir todo lo malo, que había estado fuera de ritmo, y todo eso. Y como anécdota dije que al final hubo una ovación que me emocionó, me puse a llorar y no pude seguir. Lo comenté en plan qué poco profesional que soy. Y la persona con la que estaba hablando me dijo: ‘Pará, ¡me acabás de decir que hubo una ovación!’. Yo no soy consciente de esas cosas. Amo al Carnaval y lo que genera en la gente, pero no tomo real conciencia de eso”, afirmó la actriz.
“Ojalá que mis personajes le dejen algo lindo a algún espectador. Eso es lo que siempre quiero con todo lo que encaro. En este caso se trata de una mujer que se la jugó, que tenía una vida común y corriente, pero además tenía un sueño y fue tras él. Siento que hay muchas mujeres en esa situación, con los mandatos establecidos: te casaste, tuviste o tenés que tener hijos, y tus sueños propios quedan para otra vida”.
El próposito del Carnaval
Lucía Rodríguez tiene una visión propia y contundente de la fiesta. “Tanto ahora como cuando hacíamos la parodia de la música tropical, había gente en los tablados que nos recordaba que se había enamorado con tal o cual canción, o que le recordaba a otro suceso. Y sucede con el humor. Te agradecen porque acompañaste a alguien en un momento difícil y les sacaste una sonrisa. Carnaval es un servicio muy grande que se le da a la comunidad y debería ser entendido de esa forma. En una misma noche ves diferentes realidades en los barrios, y sobre todo es importante en lugares en los que durante el año la realidad no es tan linda. Durante febrero le llevás luces, colores, historias, música. Van a la puerta de esas casas artistas que han grabado discos, y que quizá esos vecinos durante el año no tienen dinero para ir a verlos a un teatro. Para mí Carnaval es un servicio. Yo no soy neurocirujana. No soy una crack. Pero entiendo que es súper necesario que en los barrios exista durante un mes esta posibilidad. Cuando la gente habla despectivamente de Carnaval, no lo hace tomando en cuenta esta realidad. Durante estas semanas, el arte y la cultura llegan a lugares donde no es fácil que llegue. Van artistas de un nivel increíble a la esquina de las casas, y eso es absolutamente necesario”, asegura.
Pese a que nació atrás del Club Malvín y a que era carnavalera desde siempre, no fue hasta 2008, cuando debutó en Los Carlitos, que se animó a subirse a un escenario.
En ese momento compartía elenco en una obra de teatro con Nelson Burgos, y fue él quien le dio el manijazo final.
“Me dijo que cuando entrara en Carnaval no me iba a ir nunca más. Y es verdad. Pasé un casting, actué sin decir nada, en un papel secundario, y el humor recién me llegó cuando pasé a House. Incluso en La Compañía tampoco hacía papeles humorísticos. No sabía que podía hacer humor hasta que me puse a hace stand up sobre la maternidad. Yo no soy de culpar a nadie porque no me hayan dado antes un lugar en el humor. Simplemente yo no sabía que podía ser graciosa”, finalizó Lucía Rodríguez, una de las figuras de este Carnaval 2023.
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