Por The New York Times | Taylor Lorenz
Últimamente a Jack Innanen, una estrella de TikTok de 22 años de Toronto, le ha costado crear contenido. “Siento como si estuviera buscando beber de un barril que ha estado vacío desde hace un año”, dijo.
Pasar horas filmando, editando, elaborando guiones gráficos, interactuando con seguidores, consiguiendo patrocinios y equilibrando las diversas responsabilidades que conlleva ser un creador de contenido exitoso le han pasado factura. Innanen, como muchos otros influentes de la generación Z que se hicieron famosos en el último año, está agotado.
“Llegué a un punto en el que pienso: ‘Tengo que hacer un video hoy’, y paso todo el día huyéndole al proceso”, dijo.
No es para nada el único. “Esta aplicación solía ser muy divertida”, dijo un creador de TikTok conocido como Sha Crow en un video de febrero, “y ahora tu creador favorito está deprimido”. Crow continuó explicando cómo sus amigos están lidiando con problemas de salud mental y el estrés de la vida pública.
El video se volvió viral y en los comentarios, decenas de creadores se hicieron eco de sus sentimientos. “Dilo más fuerte, hermano”, escribió uno que tiene 1,7 millones de seguidores. “Así me siento”, comentó otro creador con casi 5 millones de seguidores.
A medida que las personas procesan colectivamente la devastación de la pandemia, el agotamiento ha afectado a casi todos los rincones de la fuerza laboral. Los trabajadores de oficina están renunciando de manera espontánea a sus empleos; los padres están al borde del colapso; los empleados por hora y del sector de servicios están sobrecargados de trabajo; y los profesionales de la salud están lidiando con la fatiga y el trauma de estar en la primera línea de defensa de la pandemia.
Según un informe reciente de la empresa de capital de riesgo SignalFire, más de 50 millones de personas se consideran creadores de contenido (también conocidos como influentes), y esa industria es el segmento de pequeñas empresas con más rápido crecimiento, gracias en parte a un año en el que la vida migró a espacios en línea y muchos terminaron confinados en casa o desempleados. A lo largo de 2020, las redes sociales crearon una nueva generación de jóvenes estrellas.
Sin embargo, en la actualidad muchos de ellos afirman haber llegado a un punto crítico. En marzo, Charli D’Amelio, la estrella más grande de TikTok con más de 117 millones de seguidores, dijo que había “perdido la pasión” por publicar contenido. El mes pasado, Spencewuah, una estrella de TikTok de 19 años con casi 10 millones de seguidores, anunció que se alejaría de la plataforma tras una riña con fanáticos de BTS.
“Muchos de los creadores de contenido de TikTok más viejos ya no publican tanto, y muchos de los más jóvenes se han ocultado”, dijo Devron Harris, creador de contenido de TikTok de 20 años en Tampa, Florida. “Simplemente dejaron de hacer contenido. Cuando los creadores intentan hablar sobre ser hostigados o estar agotados o no ser tratados como seres humanos, todos los comentarios que reciben dicen cosas como: ‘Eres un influente, supéralo’”.
Todo lo que sube, baja
El agotamiento ha afectado a generaciones de creadores de contenido en redes sociales. En 2017, los influentes de Instagram comenzaron a abandonar la plataforma, afirmando que se sentían deprimidos y desmotivados. “Parece que ya nadie se divierte en Instagram”, escribió en ese momento un colaborador del blog This Is Glamorous.
En 2018, Josh Ostrovsky, un creador de contenido de Instagram conocido como The Fat Jew, quien también había hablado sobre el agotamiento, se hizo eco de esas opiniones. “Con el tiempo habrá tantos influentes que el mercado estará demasiado saturado”, dijo Ostrovsky.
Ese mismo año, muchos creadores importantes de YouTube comenzaron a alejarse de la plataforma, alegando problemas de salud mental. Sus críticas se centraron en el algoritmo de YouTube, que favorecía a los videos más largos y a los usuarios que publicaban casi a diario, un ritmo que según los creadores era casi imposible de lograr. Los gerentes y ejecutivos de productos de YouTube examinaron las inquietudes de los creadores y prometieron ofrecer una solución. Cuando una nueva generación de jóvenes estrellas comenzó a captar audiencia en TikTok a fines de 2019 y principios de 2020, muchos tuvieron la esperanza de que esta vez sería diferente. Habían crecido viendo a los creadores de YouTube hablar con franqueza sobre estos problemas. “Nosotros los creadores de la generación Z hablamos mucho sobre salud mental y el autocuidado”, dijo Courtney Nwokedi, una estrella de YouTube de 23 años de Los Ángeles. “Hemos visto a varios creadores hablar sobre el agotamiento en el pasado”.
Aun así, no estuvieron preparados para el extenuante trabajo de construir, mantener y monetizar una audiencia durante la pandemia. “Es agotador”, dijo Jose Damas, un creador de TikTok de 22 años de Los Ángeles. “Se siente como si el día no tuviera suficientes horas”. Gracias a la página “Para ti” generada por el algoritmo de la aplicación, TikTok ofrece la posibilidad de obtener fama más rápido que cualquier otra plataforma; es posible acumular millones de seguidores en cuestión de semanas. Pero con la misma velocidad con la que los creadores emergen, pueden caer. Esa volatilidad puede ser desconcertante. “Cuando tienes pocas vistas, se afecta tu estabilidad financiera y se pone en riesgo tu carrera”, dijo Luis Capecchi, un creador de TikTok de 23 años en Los Ángeles. “Es como ser degradado en un trabajo sin previo aviso”.
Los creadores se han topado con todo tipo de problemas, incluido el hostigamiento, el acoso y la discriminación. “Algunos creadores ven cómo les roban su contenido, por lo que otra persona se vuelve viral con su contenido y gana toda la atención”, dijo Harris. Eso sin mencionar que las comunidades de fanáticos y los comentaristas de internet pueden llegar a ser despiadados. “No puedes simplemente grabar lo que quieras”, dijo Harris. “Se burlarán de ti si tu número de vistas disminuye”.
“Claro que me preocupa mi longevidad en las redes sociales”, dijo Zach Jelks, creador de TikTok de 21 años en Los Ángeles. “La gente simplemente descarta a los creadores de contenido cuando se cansan de ellos”, comentó.
’Siguiente, siguiente, siguiente’
Nadie se ha beneficiado más del auge de los creadores de contenido que la industria de la tecnología. Después de más de una década de despreciar en gran medida a los influentes, en el último año, los inversores de alto perfil han dado un giro radical. Los capitalistas de riesgo en Silicon Valley ahora están invirtiendo dinero en empresas emergentes centradas en los creadores, y las propias plataformas han comenzado a competir por el talento.
“Esta sobresaturación e impulso para que todos sean creadores se me hace falso”, dijo Innanen. “Parece una estrategia para obtener dinero rápido. Me hace sentir desechable, y quizás lo sea. Todo es ‘siguiente, siguiente, siguiente’”.
Los creadores de contenido también operan sin el tipo de protecciones y beneficios laborales tradicionales que ofrecen muchos trabajos con salarios. Algunos líderes en la economía de los creadores, como Li Jin, cuya empresa de capital de riesgo invierte en la industria, han hecho un llamado a conseguir caminos de monetización más sostenibles para los creadores de todos los tamaños. Pero a la mayoría se les deja a su suerte. Otros se arriesgan a aceptar acuerdos de representación potencialmente explotadores.
“Trabajas completamente por tu propia cuenta, y no es como si pudieras hacer el mismo trabajo de manera continua”, dijo Innanen. “Tienes que evolucionar y adaptarte”.
“Siento que un algoritmo puede eliminar mi relevancia en cualquier segundo”, agregó.
“Tiene un lado oscuro”, dijo Jake Browne, de 30 años, fundador de Go House, una casa productora de contenido en Los Ángeles. “Existen todos estos inversores y plataformas, y necesitan creadores para generar contenido a gran escala. Es como si dijeran: ‘Hagamos que todos generen contenido y no nos preocupemos por sus intereses. El 10 por ciento que tenga el mejor desempeño nos hará ganar dinero’”.
Esa presión pronto les será familiar a más personas, que están evitando trabajos de bajos salarios o poco confiables para buscar una carrera en la economía de los creadores de contenido. Plataformas como Substack y OnlyFans han surgido para venderle el sueño del espíritu empresarial y la independencia a más personas, muchas de las cuales han perdido la fe en los sectores más tradicionales de la economía.
“La industria de los influentes es sencillamente el punto final lógico del individualismo estadounidense, que nos deja a todos luchando y compitiendo por identidad y atención, pero nunca obtenemos lo suficiente”, escribió Rebecca Jennings recientemente en Vox.
Es poco probable que esta situación cambie pronto. “Siento que las redes sociales están diseñadas para desgastar a las personas”, dijo Jelks.
Muchos creadores de TikTok han buscado terapia y a profesionales del desarrollo personal para lidiar con la depresión, o han intentado ser más honestos con sus seguidores y amigos sobre sus problemas.
“Cuando estoy deprimida hablo con las personas que me rodean”, dijo Tatayanna Mitchell, creadora de contenido de YouTube y TikTok de 22 años en Los Ángeles. “Hago publicaciones en mis historias y comparto esas citas que van en la onda de: ‘Está bien hablar con personas si necesitas ayuda’”. En septiembre del año pasado, Mitchell anunció que “se iba de TikTok”, alegando toxicidad y hostigamiento. Sin embargo, regresó poco después. “Solo estaba triste”, dijo. “Nos preocupamos profundamente por el bienestar de nuestros creadores y nos tomamos muy en serio sus quejas”, escribió un portavoz de TikTok en un comunicado por correo electrónico. “Estamos enfocados en comprender sus objetivos y experiencias de contenido individuales, y nuestros equipos continúan trabajando para brindar recursos, apoyo y una puerta abierta para recibir sus impresiones”.
Pero incluso las plataformas más solidarias no pueden aliviar la precariedad inherente al trabajo de un creador de contenido, o la presión que muchos creadores se imponen. “Cuando un video pasa desapercibido, siento como si estuviera fracasando a nivel personal y quizás nunca logre recuperarme”, dijo Innanen.