¿Qué es el poder? ¿Dónde estamos parados? ¿Tenemos conciencia de clase? A lo largo de la historia de la humanidad los mecanismos de poder se han fundido en la sociedad más allá de la política, la religión o la cultura. El poder está también en las pequeñas cosas, en lo cotidiano, en casa.
En un espectáculo al que no catalogan ni como teatro ni como concierto, Leonardo Sbaraglia y Fernando Tarrés, con la compañía en escenario del violinista Damián Bolotín y el contrabajista Jerónimo Carmona, invitan al público a un viaje al interior de uno mismo, donde palabra y música se unen para saber quiénes somos y por qué somos así.
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Semanas antes de presentarse en nuestro país, Leonardo Sbaraglia ofreció una charla íntima con los periodistas para hablar del espectáculo y su relación con el teatro y el poder.
"Fue un encuentro que yo no busqué, me encontró. Me junté con un gran músico como es Fer [Fernando Tarrés], y a partir de ahí los compañeros que se sumaron son músicos del carajo. Estamos aprendiendo de esa nueva relación entre diálogo de palabra y música, que no se suscribe solamente a la actuación", contó Sbaraglia sobre el espectáculo.
Si no es teatro, si no es concierto, si tiene textos interpretados y leídos... Entonces, ¿Qué es El territorio del poder? "Este espectáculo lo armamos con un sociólogo, Lito Marín, que nos ayudó a elegir el criterio de los textos y en un momento pensé ‘¿qué uno a todo esto?' y él me dijo: ‘tu cuerpo'. Y es cierto que el propio cuerpo de uno está más o menos libre. Por eso esto se fue dando, casi como un caos. Y fuimos encontrándole algún tipo de forma, porque es también algo que uno decide y la decisión expresiva te organiza tu imaginación", detalló el actor.
El espectáculo, donde dialogan palabra, imágenes y música, supuso un reto personal para el actor, que tras décadas dedicadas a la actuación sigue aprendiendo a encontrar su lugar de comodidad, o mejor dicho incomodidad en el escenario: "Al principio le fui encontrando la dinámica a la comodidad. Yo tenía un director con el que trabajé, que se llamaba Carlos Gandolfo, que decía que el actor nunca podía terminar de sentirse cómodo, no tenía que instalarse. Y yo en ese momento no entendía a qué se refería, yo tenía 20 o 21 años y no entendía casi nada de la vida... Ahora no entiendo mucho más pero de alguna manera fui encontrando esos lugares de incomodidad y esa dinámica conmigo mismo. Cuando era joven hacía de más, y no era necesario. Porque el espectador entiende y uno puede comunicarse sutilmente", contó Sbaraglia. "Agustín Alezzo, que fue mi profesor, me decía "elegí una posición en el escenario y clavate", porque si te movés de un lado a otro dispersa al espectador y a tu acción. Un cuerpo concentrado en general se queda quieto. Cuando hay mucho movimiento físico, la cabeza no está tan activa. Ese también es un lenguaje", agregó.
Foto: Juan Manuel López
Agenda de actualidad
La obra, que ofrece herramientas para verse a uno mismo en las relaciones de poder, está marcada por la verosimilitud de los textos aplicados a la realidad. "En un momento lo dejamos de hacer porque era como que se había agotado, pero evidentemente se renueva a nivel coyuntural. Teníamos función y acababa de pasar lo de un ladrón que lo habían agarrado entre varios y lo habían cagado a trompadas. Y hay un momento en la obra que habla del suplicio y el castigo ejemplar. Todo el tiempo vas viendo en la realidad que de repente en la obra las contás como históricas o medievales y siguen ocurriendo. Es muy fuerte", explicó el actor, quien también ve en los textos que interpreta reminiscencias a cuestiones de fondo que forman parte del debate social en la región como los desaparecidos y la lucha por la igualdad de género.
"A veces nosotros la hacemos y la gente sale muy conmovida y nos dice que tendríamos que hacerlo en las escuelas, porque es una manera de contar la historia que no te explican en los colegios. Hablar de cómo estamos hechos los seres humanos, que estamos hechos de historia, estamos escritos por miles de años de cultura que nos fue tallando de forma positiva y negativa en lo que somos", detalló Sbaraglia.
Y como protagonista de esta puesta en escena, el actor reconoció haberse sentido profundamente movilizado por los textos de El territorio del poder: "A mí me pasa todo el tiempo. Cuando vos sos padre todo el tiempo te volvés a encontrar con tu propia crianza y ves cosas que querés hacer de forma impulsiva porque te criaron así. Por suerte yo tuve una educación muy buena, unos padres hermosos, pero entiendo a aquellos chicos golpeados que de pronto no tengan un nivel de violencia y tienen que desobedecer esa orden, tener mucha sensibilidad que tienen adherida a su cuerpo".
Foto: Juan Manuel López
Derribar la cuarta pared
"Creo que cuanto más violentada se siente la gente, es porque lo estamos haciendo mal. Creo que muchas veces la gente no tiene idea de lo va a ver. Me ha pasado de gente que dice "Voy a ver a Leonardo Sbaraglia porque lo vi en ‘Relatos Salvajes'" y se encuentra con algo que los sorprende. Es una propuesta extraña porque no es teatro, ni música... Es un viaje multidisciplinario a nosotros mismos. Fui aprendiendo a comunicarlo cada vez mejor", detalló, y reconoció que por función unas 5 a 10 personas (un porcentaje muy pequeño) se retiran de la sala ante el impacto de la información.
"Una vez presentamos la obra en una villa, en la primera fila había una mujer a la que le faltaban todos los dientes, probablemente era la primera vez que iba al teatro y tenía a su nene de 3 o 4 años y le dijo "shhh" porque estaba emocionada escuchando la obra. Y de pronto había otros que entraban y salían, ni siquiera querían prestar atención. Uno no puede pretender que todo el mundo se quede y lo disfrute. Que a cada uno le pase lo que le pase, porque también es parte de algo que tenemos que aprender", relató el actor conmovido.
"La obra habla de despertar algo, en uno mismo y en la gente. Un nivel de conciencia de dónde estamos parados y ver una lucecita de la Matrix. A veces a mí me pasa que los pueblos con experiencia como Tucumán, donde hay historia de lucha y reivindicación, es interpretada de una manera. Vas a otro lado más reaccionario y la ven de otra manera, y vos lo sentís. Hay un nivel de sensibilidad que no tiene que ver la cultura de cada uno, sino con lo que han vivido. En definitiva todo el tiempo como sociedad vivimos amenazados, si vamos a tener trabajo, si vamos a poder comer... Estamos amenazados por una especie de "patrón" que nos subordina al terror", cerró.
*El territorio del poder se presentará en el interior del país, con funciones y charlas abiertas. Posteriormente se cerrará el ciclo con una presentación el 22 de marzo, a las 21 h, en la sala principal del Teatro Solís.
Montevideo Portal | Lorena Zeballos
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