El Quinquenio de los chicos es una época relativamente reciente del fútbol uruguayo teñida de épica y nostalgia. Esos cinco títulos consecutivos conseguidos por Defensor, Danubio, Progreso, Bella Vista y otra vez Defensor son un reservorio inagotable de anécdotas protagonizadas por jugadores como Jonnhy Miqueiro, el Pompa Borges, Pedro Pedrucci o Gerardo Miranda. Todos esos nombres han quedado asociados a la época en la que los cuadros "chicos" se adueñaron del campeonato uruguayo, al tiempo que los "grandes" vivían sus últimas épocas de dominio internacional.
En su nuevo libro, Miguel Méndez se adentra en ese período, en el que rescata, entrevista y contextualiza a esos jugadores y tantos otros. Al igual que lo hizo en Beckham nunca conoció Durazno y otras historias insólitas del fútbol uruguayo, Méndez toma una parte lateral o micro del fútbol uruguayo para pintar desde ahí un cuadro más grande de nuestro fútbol, con sus glorias y penurias, con su brillo y amateurismo, con su folklore y sus desamparos. Entre las muchas historias que registra en el libro que publicó la editorial Tajante, se encuentra la de Luis Hitler Saldivia, campeón uruguayo en 1990.
Hitler en Uruguay
Poco se sabe de la vida de Tilico, tal el apodo de este volante brasileño que llegó al fútbol uruguayo como se fue: en silencio y sin dejar demasiado rastro. Si bien Brasil es un vecino, no era demasiado común que llegaran futbolistas de ese país a jugar a nuestro país.
Lo que sí se sabe es que nació el 4 de julio de 1963 y que tenía un nombre de pila cuando menos llamativo. Era "muy habilidoso", recuerda Manuel Keosseian. Hitler Saldivia, que había comenzado su carrera en el Juventude de la ciudad de Caxias do Sul, llegó a Uruguay en 1989. Se probó en tres equipos, donde fue rechazado, y luego, por octubre, recaló en Cerro. Hitler conoció así la Fortaleza.
Debido a una lesión, pudo jugar apenas unos partidos sobre el final del campeonato y la Liguilla al año siguiente. A pesar de lo breve de su pasaje, Saldivia dejó algún recuerdo, sobre todo en José Gervasio Gómez, el técnico cerrense. "Como para ser incluido en el Récord Guiness", tituló Últimas Noticias. El vespertino, en una entrevista con Gómez, informó que el entrenador había sufrido una rotura del tendón de aquiles por una entrada de Luis Hitler Saldivia durante un partido informal en el entrenamiento. Tal fue la magnitud de la lesión, que Gómez tuvo que dejar su cargo por el resto del año, que terminó asumiendo Miguel Ángel Puppo.
Tilico recién tuvo participación en los partidos finales del torneo y en algunos dejó muy buena impresión. Tras uno de esos partidos, ante Rentistas, en Últimas noticias decían: "Luis Saldivia fue la figura del Tróccoli. Manejó muy bien la pelota. Hizo la pausa cuando Rentistas apuró y al final metió un golazo que selló el triunfo definitivo y el pasaporte a la Liguilla."
Gustavo Roverano, arquero de Cerro en aquella temporada, recuerda que "era uno de esos volantes de los que ya no quedan". Dice que todos se quedaron con un "gran recuerdo de él, porque también era una muy buena persona", y no disimula la risa cuando se acuerda de su nombre de pila. "Lo jodíamos mucho", cuenta.
Al año siguiente, Keosseián pidió a Hitler para Bella Vista, y llegó para disputar el Torneo Competencia. Su momento de mayor esplendor fue en la tercera fecha en el Parque Roberto. Esa tarde, Bella Vista no conseguía salir del empate ante un Racing recién ascendido, hasta que a falta de cinco minutos para el final apareció la zurda del riograndense para vencer con gol olímpico a Fernando Baleato.
Dónde fue a parar
Tras la cuarta fecha del campeonato, comenzó un receso de casi un mes en el que los equipos se organizaron para disputar amistosos, de modo de no perder la forma física. Instituciones como Peñarol, con la flamante llegada de César Luis Menotti al banco de suplentes, y Wanderers, aprovecharon para irse de gira por Europa. Allí disputaron, entre algunos amistosos, los otrora célebres torneos de verano de España.
Lo de Bella Vista fue más humilde. Los papales viajaron a la ciudad de Resistencia, en la provincia del Chaco. Allí disputaron un amistoso contra el local Chaco For Ever, que por entonces jugaba en la Primera División Argentina. El partido finalizó 2 a 2 y los goles uruguayos fueron convertidos por Fernando Vilar y el Banana Rodríguez.
Sin embargo, fueron otros los futbolistas que captaron la atención de los chaqueños. Raúl Falero y Hitler Saldivia fueron contratados casi de inmediato por el For Ever y no regresaron a Uruguay con sus ya ex compañeros.
"A Keosseian se le cayó la estantería", tituló El País. El entrenador se quejaba: "Me vendieron a Tilico y a Falero y eso me complica. Fijate que me sacaron nada menos que al 9 y al 10 del equipo", declaró en ese momento. En La Hora Popular, Rómulo Martínez Chenlo escribió: "Keosseian ya no tiene a Tilico ni a Falero, que agarraron pa'l Chaco, for ever, -qué exagerados!-".
Una vez fichado por Chaco For Ever, Tilico hizo una buena primera impresión: anotó en el quinto partido ante Lanús. El brasileño desbordó por la derecha y tiró un centro débil al primer palo, pero el arquero rival reaccionó tarde y mal. El genocida del gol ya hacía de las suyas en la vecina orilla.
La repentina partida de Tilico y Falero hizo que Bella Vista tuviera que hacer uso del período de pases abierto en busca de reemplazos. Para suplir la baja de Falero llegó el Mellizo Julio
Morales, quien rápidamente se ganaría la titularidad y terminaría siendo el goleador papal. En cambio, la solución para la ausencia de Hitler Saldivia ya se encontraba en el grupo: luego del receso, Henry Ariel López Báez pasaría a ser el 10 del equipo. López Báez sería figura del Campeonato Uruguayo que ganaría Bella Vista, de la mano de otros jugadores como Ruben Silva, Julio Ribas, Rubens Navarro, Álvaro Gutiérrez, entre otros.
En su nuevo libro sobre El Quinquenio de los chicos, Miguel Méndez reconstruye estos campeonatos épicos con un trabajo ambicioso que se propone reivindicar ese período histórico y rescatar las carreras -e historias de vida- de sus figuras más importantes. A su vez, a partir de esos campeonatos, pinta el contexto general de los años 80 en nuestro fútbol: la importancia de las Liguillas para los cuadros menores, el experimento del PROFU, el muy buen desempeño de Wanderers, los Torneos Competencia, los títulos internacionales de los cuadros grandes y el dominio a nivel continental de la selección uruguaya. El libro está a la venta en todas las librerías (Distribuye Gussi).
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