En una calurosa noche del verano montevideano, sentado en las gradas de un club de básquetbol barrial, Sergio Rivero se mira al espejo atentamente mientras mantiene el pulso para dibujar una fina línea roja en su cara pintada de blanco.
"La murga para nosotros es una cultura", dijo a AFP este integrante de Doña Bastarda, una de las más de 20 murgas que este febrero retornó al carnaval tras el parate de 2021 obligado por la pandemia de covid-19, en referencia a las agrupaciones que combinan canto, sátira y humor con una fuerte crítica política.
Al igual que Sergio, varios integrantes del conjunto terminan de vestirse y maquillarse, apurando los preparativos antes de subirse al ómnibus que los trasladará a los cuatro tablados que recorrerán esa noche.
Arriba del vehículo, poblado de bolsas con utilería y trajes colgando que forman una suerte de laberinto, todo es camaradería y cantos improvisados.
El carnaval es "lo mejor que hay. Le gana al fútbol, le gana a todo. Es una pasión", afirmó a AFP el murguista Marcelo Freitas, quien también padeció la suspensión el año pasado de la fiesta popular.
Para Montevideo, "el carnaval es parte fundamental de su construcción cultural", comentó a la AFP la intendenta de Montevideo, Carolina Cosse, luego de ver la presentación de Doña Bastarda en un tablado popular. "Fue muy duro suspenderlo" el año pasado, admitió sobre la decisión que debió tomar. Por eso, aseguró que este regreso en 2022 "es una revancha y una reparación".
Sátira y cuestionamientos
Antes de subir al escenario, Emilia Díaz se moja los rulos que le caen sobre el rostro para parecerse más a la ministra de Economía y Finanzas, Azucena Arbeleche, a quien caricaturiza en el espectáculo de Doña Bastarda.
Su personaje se basa en las primeras conferencias de prensa de la jerarca, cuando según algunos sobresalía su inexperiencia en apariciones públicas.
La actuación levanta aplausos y carcajadas. "¡Es igualita!", dice una mujer mientras mira con asombro la propuesta, una sátira casi amigable en comparación con espectáculos que apuntan muy fuerte contra el gobierno del presidente Luis Lacalle Pou.
Los conjuntos carnavaleros quedaron en la mira de varios dirigentes oficialistas este año, que opinan que en algunos casos las parodias o acusaciones van demasiado lejos.
Este 2022 la fiesta cae además a semanas del referéndum contra la Ley de Urgente Consideración (LUC).
"Sinceramente, me parece que este año hay un poco más de crítica", sostuvo Freitas, quien opina que a algunas murgas "se les va la mano un poco". "Pero dentro de todo, carnaval es crítica. Y no podés estar sin criticar", alegó.
La historiadora Milita Alfaro, quien se ha dedicado a la investigación de esta fiesta popular, asevera que "la denuncia de los abusos, las injusticias, las incoherencias del poder, está en la simbología carnavalesca desde siempre".
Pero argumentó que "se pega igual para todos lados". "Decir que hubo una suerte de complacencia con los gobiernos del Frente Amplio (FA) es un disparate", aseguró. “Su la murga no interpelara al poder, se estaría negando a sí misma", acotó.
Mientras se apagan las luces y varios técnicos desarman el escenario móvil, la intendenta Cosse aseguró que "el carnaval es una forma de expresión sin ninguna atadura".
"Hay que bancar [aguantar], porque critican al que venga. Y generalmente tienen razón", concluyó.
AFP