Por Gerardo Carrasco
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"Las historias de mis canciones"
Fueron apareciendo así como así. Como por encanto.
Como si no hubiese habido nadie detrás de cada historia.
Eran tan simples que no valía la pena llamarlas canciones.
Eran las cositas de todos los días. Las que pasan desapercibidas.
Las que todos hacíamos sin darnos cuenta.
Las infancias, los amigos, las travesuras, los trabajos.
Y el amor... el amor...
Sabalero
"Fue hace muchos años. Yo estaba en Florida, tratando de dormir una siesta adentro de un auto, cuando por Radio Nacional de Argentina apareció Atahualpa Yupanqui contando cómo había escrito una de sus canciones, y me pareció brillantes eso", refiere José Carbajal, el Sabalero, a la hora de rastrear en su memoria el hecho inspirador que le llevó -largo tiempo después- a montar un espectáculo como "Las historias de mis canciones", que presentó el 10 de abril en el Teatro Solís.
Interrogado acerca del "modus operandi" y el surtido musical del concierto, el popular músico coloniense explicó: "voy a contar las historias de cómo hice mis canciones, y por supuesto que también voy a cantarlas".
Fue la primera vez que el público del Sabalero escuchó estas historias de la boca de su autor, quien las contó "del modo en que fueron saliendo" La línea de tiempo fue "Juan Lacaze - Montevideo, Buenos Aires, España, Francia, Holanda, México", explicó.
Para el Sabalero, relatar el génesis de sus temas es algo que va más allá de la anécdota, aunque la misma esté presente. "Además de la anécdota del origen de la canción, se trata de relatar el entorno en que yo me encontraba en el momento de componerla, los lugares de dónde provengo. Es un modo de explicar por qué uno le hace una canción a una fábrica, por qué canta algo como "Chiquillada", o canciones de amor. No es algo fácil de contar, porque con el paso del tiempo esa anécdota se olvida y uno debe reconstruirla, haciendo un esfuerzo de memoria muy grande".
Y si de memoria se trata, el recital del Las historias de mis canciones, servirá para ejercitar la memoria del autor, así como afinar y precisar la de su público. "Suena un poco pedante, pero hay canciones mías que son bastante populares, y la gente a veces repite las letras con nombres equivocados y las cantan mal, porque entreveran, por eso es lindo que por primera vez puedan escuchar las canciones con su historia verdadera", afirma.
Esas historias que ilustran el origen de la canción, están entre los papeles de Carbajal desde hace un buen tiempo. Pero llegada la hora de ofrecerlas al público, se hace necesario pulirlas, según cuenta el popular compositor. "En verdad hace quince años que tengo escrito este material, pero ahora lo tengo que corregir y afinar, porque cuando uno escribe así porque sí, hay inexactitudes, y cuando se trata de contar en público ese relato que describe cómo nació una canción, hay que ser más preciso. Sobre todo en la descripción de algunos lugares y personajes, que en la canción no son más que un nombre".
Pese a ser uno de los artistas más populares y queridos de la escena artística nacional, el Sabalero se define más como narrador que como músico. "Es que yo lo que hago son relatos, y para mí la música es algo que viste la palabra, el verso", sostiene, y a continuación reconoce que puede tolerar una canción con una música mala, siempre que la letra sea buena. "Pero eso no quiere decir que se desdeñe la música, podés evolucionar e ir cambiando, sobre todo cuando -como yo- trabajás con músicos que aportan mucho a las canciones".
En cuanto a la banda, José Carbajal goza de un doble privilegio, teniendo en cuenta que reside en Holanda y viaja por el mundo, aunque es raro el año en que no recala por Uruguay. Dicho privilegio consiste en contar con una estupenda banda de apoyo, y que la misma se mantenga más unida y fiel que los apóstoles, a pesar de la distancia y el tiempo. "Tengo la misma banda siempre. Lógicamente, no tocan sólo conmigo. Por suerte, los músicos en Uruguay hacen miles de toques, pasan por todos los géneros y comparten escena con artistas de todas las edades".
A pesar de esa "hiperactividad" del músico uruguayo promedio, el equipo del Sabalero ha cambiado poco, más allá de algunas imprescindibles modificaciones, porque nada es eterno. "El más nuevo de la banda es el "Piojo" Santini, que es un bajista que está conmigo hace cosa de tres años. Los demás llevan entre diez y veinticinco años, que es como decir una vida", detalla el compositor. "Es una banda que se formó a mi regreso del extranjero después de la dictadura, y aunque no todos los músicos son los mismos de ese momento, la base es la original".
Foto: Rodrigo López
De acá
"Creo que está bueno porque es enriquecedor", opina cuando se le pregunta sobre el nuevo fenómeno denominado "Música Popular Uruguaya" (MPU), definición que aglutina músicos de diferentes géneros. "Las fusiones siempre enriquecen, y además todo el mundo vive haciendo fusiones. Nadie hace música folklórica al ciento por ciento, vamos sacando de aquí y de allá...recogiendo influencias".
A modo de ejemplo de ello, refiere que "casualmente en un programa de radio me pidieron que eligiera tres canciones que me hubieran conmovido a lo largo de mi vida, y una de las que elegí es de Bill Halley, algo de los inicios del rocanroll", una elección que probablemente nadie esperaría del Sabalero.
"Claro que no, sin duda esperarían que nombrara algo más de acá, como a Julio Sosa, a quien también incluyo, porque había un tango suyo que siempre le escuchaba tararear a mi padre...Che papusa, oí. Es que a la hora de señalar una canción que marca tu vida, no sólo importa esa canción y quién la canta. Importa tu edad, lo que pasa en tu casa, alrededor tuyo", asegura.
Para Carbajal, el futuro de la música en Uruguay se muestra promisorio. "En conjunto, el panorama actual de la música uruguaya se ve muy positivo, y creo que la botijada esta haciendo cosas muy interesantes. En el rock uruguayo hay una cantidad de bandas que están muy bien, o que van camino a estar muy bien, y lo mismo pasa con la murga y el candombe".
Te acordás hermano
"Contar es vivir de nuevo", subraya el artista, a la hora de señalar un leitmotiv harto frecuente en su obra: la añoranza.
"Uno vive siempre añorando la edad más joven, al menos en mi caso. Cualquiera que escuche mis canciones o cuentitos, puede ver que siempre de desarrollan en el pasado. Y a la hora de componer eso, me doy cuenta que realmente no extraño las cosas que cuento, sino la edad que tenía cuando ocurrieron, cuando las viví. Hecho en falta no tener esa edad, no poder vivir de nuevo esas experiencias, por eso las escribo y las revivo".
La recopilación de estas añoranzas resulta grata al autor, pero también entraña un desafío: dar su justo lugar a la memoria y a la imaginación, trabajar con lo verídico sin desdeñar la cuota de creación, o de ficción quizá involuntaria, por aquello de se non è vero, è ben trovato. "Ahora que tengo que reconstruir la cocina de mis composiciones, me cuesta un poco ser fiel, procurar que los recuerdos no pasen por el costado de las canciones. Es un poco lo que sucede en La casa encantada, donde lo que se relata a lo mejor no ocurrió exactamente así como se narra, hay muchas cosas que son víctimas de la ficción o talvez fruto de ella. O simplemente se trata de que los recuerdos no son tan fieles, especialmente cuando de trata de la infancia, que es una etapa de la vida donde uno tiene muchísima imaginación y vuela muchísimo".
Foto: Rodrigo López
Pese a estar radicado en Europa, José Carbajal viene con mucha frecuencia a Uruguay, y visita a menudo su Juan Lacaze natal, fuente de inspiración para buena parte de su obra. Sin embargo, estas visitas no tienen como finalidad recoger información o refrescar la memoria para nuevas canciones.
"No es necesario eso. En realidad, todo el tiempo estamos hablando del pasado, pero se trata de cosas sabidas. No son charlas donde nos nutrimos de datos, sino que nutrimos la nostalgia (ríe)...nos revolcamos un poco en el dolor de lo que ya pasó. De repente podemos decir "che, te acordás de aquella mina, qué buena que estaba", pero nadie dice "viste a tal fulana, que ahora está gorda". Todo lo contrario. Ese "te acordás" quiere decir que la mina era linda y tenía de quince años para arriba".
Por los barrios más remotos
Respecto a su vida artística en Holanda, donde la "profesión" de músico popular uruguayo no es precisamente popular, Carbajal explica que no es frecuente que se presente en recitales para el público holandés, pero no por ello se queda de brazo cruzados.
"Cuando estaba Jaime (Roos) trabajamos mucho juntos pero no tocando, sino en grabaciones y arreglado canciones. En aquel momento había unos cuantos músicos uruguayos por allá, ahora ya no hay tantos, pero quedan algunos. En esa época grabamos muchas cosas interesantes. Por ejemplo, una vez vino por acá el pianista Álvaro Pasquet a visitar a su sobrino. Se puso a trabajar con nosotros y lo convencimos de que cambiara el pasaje de regreso y se quedara unos días más. Al final terminó grabando el piano con nosotros en la primera versión de "Borracho pero con flores". Incluso firmó bajo seudónimo porque acá todavía estaba la dictadura, y no queríamos que tuviera ningún contratiempo por aparecer en el disco".
En cuanto a los espacios y posibilidades de presentarse en vivo en el país de los tulipanes, reconoce que "no es lo usual. Canté en holanda hace un par de años, cuando estuvo de visita el "Burro" Fernando Goicoechea. Entonces hicimos juntos La Casa Encantada para el poco público uruguayo que va quedando, algunos argentinos, y también para cierto público holandés: muchachos punk que habían estado veintipico de años atrás en un toque que yo había dado en un boliche, y que ahora fueron a verme vestidos de traje y corbata, muy formales y llevando de la mano a sus niños. Ahí tenés de nuevo a la nostalgia (ríe), la curiosidad de saber cómo estará ese tipo que tocaba la guitarra mientras nosotros le saltábamos al lado. Yo cambié y ellos cambiaron".
Pero si bien es rara la ocasión de presentarse en Holanda, el músico suele pasear su arte por diversos escenarios internacionales. "Lo hago en España y Francia, y ahora estoy posponiendo un viaje a Suiza porque pienso pasar todo este año acá. También voy bastante seguido a Australia y Estados unidos, a veces solo y otras con músicos".
Por lo general, los países visitados con frecuencia por el Sabalero poseen una nutrida comunidad uruguaya, público objetivo del cantautor. "Hay muchos uruguayos que son el público para el que canto. Cuando viajo sólo, sin los músicos, ofrezco un espectáculo sobre pistas, y las historias que cuento en esas presentaciones sólo puede disfrutarlas un uruguayo".
Esto sucede porque el espectáculo que ofrece el Sabalero es tan musical como narrativo, y requiere un público que comparta ciertos códigos y referencias. "Está en primer lugar la complicidad del país, del lugar de donde procedemos todos, pero también la del lenguaje, que marca muchísimo. A veces una palabra tiene un significado muy particular para un uruguayo, que no lo comparte otra persona que habla español, así sea de la región".
Foto: Rocío Fernández.
Nos vamos volviendo tecnos
En cuanto a la distribución de la música y las nuevas tecnologías informáticas, que permiten intercambiar música pasándole por el costado a las compañías discográficas, el artista litoraleño no se muestra preocupado. "Yo no veo mal que la gente se baje cosas de Internet cuando no tiene medios para comprarlas, y los discos en Uruguay son muy caros. Aquel que quiere tener el librito y la presentación original compra el disco, pero lo está pagando muy caro, a precios mucho más altos que en la región. Supongo que tendrá que ver con el tamaño del mercado, y a lo mejor con la integración regional eso mejora".
Y apunta que más allá de las descargas-legales o ilegales- de música, la red de redes ofrece interesantes posibilidades de difusión. "Hace unos días estuve por Yaguarón, y canté por primera vez en mi vida en territorio brasileño. Al principio tenía muchas dudas acerca de que conocieran mi música, pero resulto que sí, y cuando canté Chiquillada, casi todo el público -que era de ahí y hablaba en portugués- cantó conmigo en español. Me di cuenta de que tenían noticias de mí y de mí música, y en eso tiene que ver Internet, que es un medio muy fuerte y que influye mucho en la difusión. Creo que lejos de generar una mala situación, nos beneficia muchísimo", sostiene, sin preocuparse por una eventual caída en la venta de los discos.
"Sucede que nadie vive de la venta de discos, salvo las compañías discográficas. Sólo en casos de músicos que venden millones copias se puede considerar que vivan de eso, y se trata de bandas que tienen presupuestos millonarios de difusión publicidad, etc".
En cuanto a edición, el Sabalero parece tener claro el panorama, y haber tomado sus recaudos en consecuencia. "Yo registré el nombre de un sellito - Apereá Récords-, hice un disco y nunca lo distribuí, pero lo tengo ahí pronto por las dudas, por si hago algo con ese material alguna vez, no tener que caer en negociaciones con nadie".
At través de dicho sello se editará algún día el disco "La Viuda", que fuera grabado años atrás y de momento "está ahí, almacenado en casa de un vecino", aunque ya circula en la red "y está bien que la gente lo escuche y lo conozca", entiende su creador.
Posteriormente, el Sabalero se reconoció entusiasmado por la concreción a corto plazo de un proyecto tan vasto como inédito: El Ceibal Canta, iniciativa mediante la cual el artista cantará para millares de niños de todo el país.
"Vamos a arrancar en breve, probablemente en mayo o junio, con Abel García, Washington y Cristina, y el grupo de músicos que siempre me acompaña. La idea es mostrar el Uruguay a niños de cuarto, quinto y sexto de escuela pública. Es un proyecto grande, porque se trata de unos 150.000 chiquilines" relata Carbajal.
"Es caro, y estamos consiguiendo las financiaciones necesarias, porque no le pedimos ni un mango al Estado. Y como es un espectáculo caro, tenemos que manejarnos con sponsors", explica.
Botar las botas
Más allá de sus cualidades como músico y narrador, el sabalero ha sido señalado en más de una ocasión por sus opiniones. Su categórico y visceral rechazo a la institución militar, supo granjearle apoyos y repulsas allá por el año 2000, cuando declaró que "si alguien manda a su hijo a un liceo militar, donde en vez de compañeros son camaradas de armas, aprenden a matar, se preparan para la guerra, termina convertido en un hijo de puta".
Con tales antecedentes, e interrogado acerca de la pertinencia de la carta que Oscar Arias, presidente saliente de Costa Rica dirigiera a su homólogo uruguayo, invitándolo a abolir las Fuerzas Armadas, el Sabalero fue cauteloso "Es un tema delicado. Como idea se puede considerar, pero lo podrían haber conversado tomando un mate, o un asadito en la casa de Pepe. Lo que no me parece es hacer oficial un pedido así. Es como meterse en la historia y el funcionamiento de otro país. No lo veo muy prolijo".
"Yo estoy en contra de todo lo militar. No acepto la institución, pero existe, es una realidad y hay que convivir con ella", concluyó.
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