Por Ana Jerozolimski

Tras casi una década de luchar contra el cáncer, falleció este miércoles a la temprana edad de 40 años, la escritora Gabriela Fleiss , una mujer ejemplar que pasó por este mundo dejando una fuerte impronta, tanto a nivel personal y familiar como comunitario y nacional.

Junto al ataúd cerrado, con la Estrella de David, en el que yacía el cuerpo de Gaby, el Rabino Daniel Dolinsky de la comunidad NCI dijo que cuando uno se despide de un ser querido, intenta definirlo, en una palabra. "Podemos decir que Gaby es buena, que Gaby es inteligente, que Gaby es creativa, pero no encuentro UNA palabra porque Gaby era todo eso junto, todos los días".

Gabriela Fleiss combinó en su corta vida-corta en años pero intensa en actividad y legado-el aporte a su entorno más cercano, su profundo amor por la vida comunitaria judía y su abrazo a la sociedad uruguaya en general. Esto último es lo que quisiéramos destacar en esta nota, para que la conozcan no sólo quienes leyeron a sus hijos alguno de sus seis libros infantiles, ni sólo quienes recibieron en alguno de los tres últimos años una mochila nueva para la escuela, gracias a la actividad voluntaria de "Mimochi".

En el 2017, junto con seis amigas, todas ellas miembros de la colectividad judía uruguaya, Gaby promovió la creación de un sueño. "Cada uno puede hacer la diferencia", fue desde un comienzo uno de los lemas de "Mimochi", un hermoso proyecto cuyo nombre combina con originalidad y cariño, las palabras mimo y mochila. La idea: motivar a particulares, empresas e instituciones diversas, a donar para poder entregar a niños en escuelas en diferentes puntos del país, donde sea necesario, mochilas con todos los útiles necesarios, para empezar el año sin carencias. Las siete amigas convirtieron a sus propias casas en depósitos de mochilas y sus propios hijos fueron los primeros voluntarios en participar entusiastas en el armado de las mochilas, disfrutando de antemano al solo imaginar las sonrisas de los niños que las recibirían.

En el 2017 Mimochi entregó 1392 mochilas completas, cajas de materiales y pequeñas bibliotecas a 15 instituciones, entre ellas escuelas rurales, escuelas urbanas y otras instituciones infantiles en el Cerro, Tres Ombúes, Los Cerrillos, Tacuarembó, La Teja, Maroñas, Gruta de Lourdes, Villa Española y otros puntos, llegando inclusive a un Colectivo de mamás rurales de los departamentos de Canelones, Durazno, Florida, Flores y Salto.

Gaby y sus amigas estaban felices con la iniciativa y el efecto contagioso de gente que se sumaba, inspirada por las ganas que ellas irradiaban de aportar, gente que de forma voluntaria se ofreció a dedicar horas para organizar las mochilas.
El proyecto es un éxito absoluto y cada año ha ido creciendo. En el 2018, al publicar Gaby y sus compañeras de vida y voluntariado lo hecho ese año, los números y el encare lo decían todo: "1684 mochilas completas y cajas de materiales y libros, 35 instituciones beneficiarias, 77 empresas que colaboraron, más de 150 voluntarios, más de 1000 familias que armaron mochilas con amor. Pero por sobre todo, 1 convicción que crece, que cada uno puede hacer la diferencia. Millones de gracias a todos".

Gaby contaba sobre las vueltas, el entusiasmo de la gente, las caritas alegres de los niños al recibir las mochilas-lo cual significaba no sólo que tenían todo lo necesario para iniciar las clases divinamente sino también que alguien había pensado en ellos-y le brillaban los ojos.

Y este año, otro salto: 2636 mochilas entregadas en 43 instituciones, entre ellas algunas en Casavalle, Nuevo Mendoza, Cerro, Hipódromo, Piedras Blancas, La Paz, Maldonado, Dolores, Young, Tres Puentes, Brazo Oriental, Durazno. Melo, Migues, Tres Ombúes, Durazno y otros sitios más.

Y pensamos que todas las escuelas públicas a las que ha llegado Mimochi, tienen que saber que Gaby ya no está. O sea, que físicamente ya no está, porque su legado quedará por siempre y no desaparecerá, sino que seguirá sirviendo de inspiración. Almas como la suya, nunca mueren.

También quedará para siempre el legado de sus 6 libros infantiles, cuya escritura fue para Gaby la realización de un sueño. Recorrió el territorio nacional presentando sus libros en escuelas, contando los cuentos a los niños, y disfrutando con ellos como una niña más.

Para ella, las aventuras de "Bandanimal" y "La Fiesta Sorpresa", así como de los otros cuatro libros que escribió después, eran cosa seria. Que hacían sonreir, reir, asombrarse y maravillarse, pero en el camino, todo era desarrollado con gran seriedad.

Eso lo manifestó públicamente en las redes también Viviana, su editora en Santillana, la editorial que publicó sus libros:

"Cuando conocimos a Gabriela y la acompañamos en la publicación de su primer libro, no sabíamos que ya estaba luchando con la enfermedad que no le dio tregua. Poco tiempo después cuando nos lo contó, nos explicó que no lo había mencionado porque no quería que nadie viera a la enfermedad antes que a ella. Gabriela no se dio cuenta de que eso nunca podría haber sucedido. El mal que la aquejaba jamás logró opacar a la maravillosa persona que era, con su optimismo, sus ganas de vivir a tope, su alegría contagiosa.

Fue generosa, mucho. Llegaba y el lugar se iluminaba, nunca dejó de regalarnos su sonrisa radiante, su mirada inquieta que motivaba a seguir y seguir. Así la recordaremos, le haremos honor a su vitalidad, a su bondad y a su fuerza. Porque sabemos que nunca se entregó, ese era su espíritu, cualquier cosa menos claudicar.

Sentimos siempre una gran admiración por su alegría y su fortaleza. Agradecemos haberla conocido, haber tenido el privilegio de acompañarla en su vida literaria y haber soñado tantos proyectos juntos. Fue una escritora talentosa, que trabajó con rigor y con gran dedicación en cada una de sus obras, pendiente hasta de los mínimos detalles".

Viviana agregó: "Fue un ejemplo para todos, una luchadora incansable, que vencía día a día a la adversidad con un entusiasmo arrollador. Parte de su legado, sin dudas, fue enseñarnos que vivir es un asunto serio, que disfrutar de todo lo bueno que nos rodea debe ser un compromiso, y que el humor es un amigo indispensable en los momentos difíciles que nos toca transitar.

Nos deja un gran vacío y una profunda tristeza".

Pablo, el hermano de Gaby, publicó en Facebook unas palabras de despedida acompañando una foto impresionante en la que Gaby aparece con los brazos en alto bien abiertos, como poniéndose en el papel de un gran personaje.

"Está foto fue tomada en Junio, cuando la enfermedad contra la que mi hermana Gaby combatió 9 años ya estaba muy avanzada. Dos días antes de la foto, había salido del hospital con una mucositis aguda en todas las paredes del estómago. Y sacando fuerzas de no sé dónde se paró delante de más de 50 niños en la feria del libro infantil para contar el libro que acababa de editar, el sexto en su carrera literaria infantil".

Los personajes que Gaby creó seguirán vivos en los niños que piden a sus padres una y otra vez que les lean los cuentos. En el recuerdo de los encuentros con Gaby en escuelas públicas y privadas en diferentes partes del país. Y en su hijo Uriel, el primer niño que los escuchaba aunque ella se los leyera de un archivo de Word sin ilustraciones siquiera, lo cual Gaby nos contaba riendo, con agradecimiento hacia él.

Y hoy, son numerosos los niños en todo Uruguay que tienen lo que agradecer a Gaby Fleiss, una mujer joven bella por dentro y por fuera, enamorada de la vida, decidida a hacer de éste un mundo mejor, que se fue mucho antes de tiempo cuando aún tenía mucho para dar.

Bendita sea su memoria.