La Isla de Navidad, situada en el Océano Índico y a unos 2.500 kilómetros de la ciudad australiana de Perth, posee una particularidad que la diferencia del resto de las ínsulas del mundo. El lugar cuenta con una colonia de aproximadamente 120 millones e cangrejos rojos (cifra importante si se tiene en cuenta que la isla mide unos 52 kilómetros de longitud).

Una vez al año, los crustáceos abandonan su hábitat en las zonas boscosas de la isla y se dirigen en masa hacia el océano, donde se produce el apareamiento.

Los animales, que conforman 14 especies, suelen habitar en los bosques monzónicos relativamente desiertos, ya que la población de la isla no supera las 2.000 personas.

Durante las semanas que dura el fenómeno de la ida y el regreso de los animales, todos los habitantes están pendientes del hecho, no sólo ara disfrutar del espectáculo sino para procurar que nada interfiera con el mismo.

Gary Tindale, fotógrafo residente en el lugar, explica que buena parte de la isla está inhabilitada para el tránsito durante todo el año, medida que se incrementa durante la temporada de migración. "En esa época del año son tantos los caminos cortados, que es mejor andar a pie", relata en declaraciones citadas por Daily Mail.

"La velocidad con la que todo cambia es increíble. El martes 18 de noviembre amaneció con buen tiempo y sólo se veía un par de cangrejos por ahí", cuenta.

"En la tarde llegaron las tormentas, y por la noche los cangrejos rojos ya estaban en marcha. La isla se había convertido en una alfombra roja. Un mar rojo de cangrejos se encaminaba hacia el océano".

Unas semanas más tarde se producen los nacimientos, y el espectáculo es todavía más increíble, con una mezcla de ejemplares adultos y diminutos cangrejos bebé dirigiéndose a los bosques.