Con color y creatividad, los ilustradores uruguayos están posicionando a este pequeño país en el mercado global del libro infantil y juvenil, en los que las historias quedan vacías sin las imágenes pintadas, que, en forma de libro álbum, triunfan en Europa y Asia.
"Una imagen vale más que mil palabras", reza un dicho popular que comparten los miembros de un sector, el de la ilustración uruguaya, que trabaja para exportar unos trazos de una calidad y una técnica "exquisita", según explica en una entrevista con Efe el agente Jorge Varela, que representa a dieciocho ilustradores de este pequeño país suramericano.
DIBUJANDO HISTORIAS
Una historia de emigrantes, amor y fútbol sirvió al uruguayo Eduardo Sganga para ganar el Premio Nacional de Ilustración 2019 y llevar su proyecto "Danubio" a la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil de Bolonia (Italia) 2020 (BCBF, por sus siglas en inglés), el mayor escaparate de este tipo de literatura en el mundo.
Mediante rojos y azules, Sganga se expresa en esta obra en un lenguaje, el de la ilustración, que le acompaña desde la primera vez que agarró un lápiz cuando apenas era un niño, relata en una conversación con Efe.
Sganga entró en este mundo por medio de la carrera de Diseño Textil, ya que en Uruguay no existe una formación específica en ilustración, algo que, si bien puede parecer un hándicap, se convierte en una virtud, pues ofrece una "variedad" al mercado editorial que no lo hacen otros países, indica el agente Jorge Varela.
"Lo que se da en Uruguay es un proceso muy rico, a nivel de formación y a nivel de intercambio, que se cristalizó en los últimos años con una evolución muy interesante por parte de una cantidad de artistas que han sido reconocidos en el exterior", subraya Varela.
Varias editoriales en Uruguay apuestan por el libro álbum, aquel en el que la imagen tiene el mismo protagonismo que la palabra y la ilustración es fundamental.
"Estamos no solamente yendo con la tendencia de la ilustración, sino generando de alguna manera tendencia por la originalidad que tienen las ilustraciones uruguayas", afirma a Efe la directora de la editorial Basilisa, Mercedes Lafourcade.
De esta manera, y con un "lenguaje propio", Uruguay está consiguiendo "romper la dinámica" y generar contenido para mercados europeos y asiáticos, que no acostumbraban a comprar cultura uruguaya, indica a Efe el director de Amanuense, Rodolfo Bolaños.
ILUSTRAR PARA INCLUIR
Un ojo amarillento de un cocodrilo llora y mira al lector de "Milo y Manú" en una ilustración del uruguayo FABA que ocupa la página de este libro publicado por Basilisa, editorial que trabaja para lectores con dislexia.
Es una de las imágenes "inquietantes" con las que Basilisa llena sus álbumes con el fin de "despertar" el interés del niño por la lectura, cuenta Lafourcade.
Esta editorial se sirve de la investigación en el ámbito de las ciencias cognitivas y la inteligencia artificial para crear obras adaptadas y beneficiosas para personas con dislexia.
Así, Basilisa juega con elementos como el léxico o la tipografía para simplificar la lectura y que las palabras tengan un efecto cognitivo en el público, todo ello con la ayuda de la imagen, que nunca desmerece en calidad.
"El libro álbum es un objeto de un gran valor artístico", resalta la editora.
EL CORONAVIRUS, UNA OPORTUNIDAD PARA EL "RENACER" DEL LIBRO
Inevitablemente, la pandemia de la COVID-19 afecta a una industria, la editorial, que es de por sí "muy sensible", apunta Bolaños.
Sin embargo, esta instancia puede aprovecharse para ver un "renacer" del libro ilustrado, resalta Jorge Varela, dado que los pequeños pasan más tiempo en sus casas.
Aunque en Uruguay no rige una cuarentena obligatoria, sí se exhorta al teletrabajo, algo que ya era habitual en la vida de Edu Sganga, dice, y que puede servir como "disparador" de la obra productiva de un ilustrador, agrega Varela.
Gracias al apoyo de Uruguay XXI, la agencia de promoción de inversiones, exportaciones y Marca País, y el Ministerio de Educación y Cultura, ambos, junto a Amanuense y Basilisa, "acudieron" a la Feria de Bolonia que, por primera vez, se celebró de manera virtual, algo que los uruguayos supieron aprovechar.
"Esta modalidad nueva es positiva, dinamizadora de la industria editorial, porque lo que hace es que nosotros podamos mostrar todo el año los trabajos, ir incorporando nuevos proyectos y nuevas publicaciones que tengamos para mostrar a nuestros clientes y, en ese sentido, es una herramienta que antes no existía", remarca Varela.
En un muro "virtual", ilustradores y editoriales cuelgan sus trabajos para que otros mercados los conozcan y compren sus derechos para publicarlos en otros países e incluso lenguas, como ha ocurrido con varios artistas uruguayos.
Estos encuentros permiten, además, un intercambio de ideas, impresiones y tendencias entre artistas de diferentes partes del mundo.
"Fue muy nutritivo y algo que me hizo bien fue sentirme que era parte, que no estaba tan lejos", declara Sganga respecto a su participación en Bolonia.
Así, acercándose a través de la pantalla, el talento uruguayo podrá seguir pintando sus coloridas historias para el resto del mundo.
EFE
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