Tras el estreno de la película dirigida por el director español Juan Antonio Bayona, la historia de supervivencia de un grupo de jóvenes en la cordillera de los Andes, en 1972, ha vuelto a estar en boca de todos, en particular en las conversaciones de los uruguayos.
Según el escritor Pablo Vierci, autor del libro La sociedad de la nieve (2009), la idea de filmar una nueva película sobre lo que pasó hace más de cincuenta años surgió a partir de un mail que recibió del propio Bayona, en el año 2011. Aunque ya había recibido otras propuestas para llevar a la pantalla grande la historia nuevamente, Vierci ha declarado que el mail enviado por el director español “fue mágico”, y que le sorprendió la comprensión y profundidad del texto.
La película finalmente fue estrenada en cines en diciembre de 2023 y en Netflix el pasado 4 de enero, más de una década después de que el director se puso en contacto con el autor del libro por primera vez. El filme, que tiene dos nominaciones a los Premios Óscar, arrasó en la lista de lo más visto en la plataforma de streaming, confirmando así el éxito que tuvo a nivel global una película protagonizada por actores argentinos y uruguayos, y dirigida por un español.
En la edición especial del libro, por los cincuenta años del accidente, y publicada por editorial Planeta, se incluye un documento que hasta el momento era desconocido, aunque sí fue mencionado varias veces por Vierci: el mail que le envió Bayona en 2011. A continuación, la transcripción de la carta en cuestión.
Carta de J. A. Bayona, mayo de 2011
“Descubrí La sociedad de la nieve durante un largo proceso de documentación para el rodaje de mi anterior película, titulada Lo imposible. Ambientada en Tailandia durante el tsunami de 2004, la película se centra en la historia real de una familia que sobrevivió a la tragedia.
De todos los textos que leí durante el largo proceso de documentación previo al rodaje, el vuestro no solo fue el más iluminador, sino que supuso un vuelco para todas las personas relacionadas con la película, a las que fui confiando la lectura de vuestro libro como si de un tesoro se tratara.
Lo imposible está impregnada de vuestro relato en la medida en que todas las experiencias extremas y profundas se tocan entre sí: la capacidad de brindarse al otro que tiene el ser humano; la sensación de incertidumbre que revela la certeza de la muerte; el alivio y la culpa que supone sobrevivir… El abanico coral, y por lo tanto amplísimo, de emociones y vivencias que vivieron ustedes allá en la montaña nos iluminó a todos (técnicos, actores y las personas que vivieron el drama real) de manera casi cegadora, con la misma intensidad con la que su sol pegaba en la nieve. La sociedad de la nieve es uno de los relatos más impresionantes, inspiradores y reveladores que he leído nunca. Ha pasado el tiempo y el recuerdo de vuestra narración nos sigue conmoviendo. Y no puedo dejar de pensar que al cerrar el libro tuve la sensación de que no conocía realmente la historia que creía conocer, que aquello que había leído o visto anteriormente no era más que la punta del iceberg de lo que realmente sucedió allí y que su viaje debería ser contado en la gran pantalla con la misma intensidad con la que yo devoraba las páginas.
Hay algo que me obsesiona de sobremanera en su historia y es esa visión profundamente humana y optimista del hombre. Creo que el “corazón desnudo” del que habla Adolfo Strauch, “donde el ser humano se entrega al otro” no ha sido llevado realmente al cine. Creo que no hay mejor motivación a la hora de hacer una película que la de hablar de la dignidad a la que Roberto Canessa se refiere cuando habla de “la chance de vivir la vida de aquellos que no tuvieron la oportunidad de hacerlo”. Creo que su historia merece una película que explique el contexto verdadero de la montaña, que transmita el frío, el hambre, que se exprese en el idioma en el que se desarrolló realmente y por encima de todo transmita la profunda espiritualidad que nació en su sociedad, que al ser tan profunda es universal y está a la altura de todo lo imposible que vivieron allá arriba.
Estoy a su completa disposición para hablar lo que crean necesario o responder cualquier pregunta que les parezca conveniente hacer. Con la esperanza de volver a hablar otra vez con ustedes les envío un abrazo calurosísimo desde España.
Muchas gracias, J. A. Bayona.”