¿En qué anda ahora La Tabaré?

Estamos preparando el toque en la Sala Zitarrosa, con un montón de invitados. Vamos a comprimir los 25 años en una sola noche. Se trata de mostrar desde las canciones, hasta algo de teatro que siempre hubo en La Tabaré, algo de poesía. Están invitados a tocar algunos músicos que pasaron por La Tabaré.

¿Quiénes son?

Va a estar Shyra Panzardo, Hernán Rodríguez y no quisiera adelantar más por las dudas que tengan algún problema, pero va a haber más gente.

¿Cómo fue el recambio de músicos en todos estos años? El único integrante que  permaneció los 25 años fuiste vos

En realidad no era la idea. El sueño de mi vida, cuando era adolescente y soñaba con tener una banda, era como los Beatles. Encontrar los amigotes del barrio que fueran de mi misma generación, que hubieran escuchado el mismo tipo de música y salir a tocar. El problema es que nunca se dio así. Cuando empezamos en el 85, los músicos que me acompañaron era los del Cuarteto de Nos, por ejemplo. Luego ya eran diez años menores que yo, habían escuchado otra música, venían de distintos barrios, de haber leído y escuchado otro tipo de música, de distinto nivel cultural cada uno. Si bien yo siempre he luchado porque La Tabaré sea una banda - y de hecho lo conseguí porque es una banda- nunca pude encontrar mis compinches generacionales, del mismo colegio, que salíamos todos juntos a hacer lo mismo. Armé la banda tratando de encontrar músicos que estuvieran entusiasmados con el proyecto y que por lo menos se entusiasmaran el tiempo que cada uno quisiera estar. Como no es un proyecto que genere dinero y requiere mucho tiempo, muchas horas de ensayo, de planificación, no todos los músicos están dispuestos a estar demasiado tiempo en una cosa así.

¿Eso ayudó a que La Tabaré innovara?

Sí,  yo siempre les pedí a los músicos que aportaran todo lo que pudieran, cada uno aportaba lo suyo desde su punto de vista. En el caso de Hernán por ejemplo, era un tipo con una cabeza muy innovadora en cuanto a lo último, al último sonido que se estaba escuchando, lo último en cuanto a la tecnología, siempre preocupado por eso, cosa que a mí realmente no me interesaba para nada.

Si yo hubiera sido el único encargado de hacer los arreglos de la banda, hubieran sido siempre bastante similares en cada disco. Los músicos aportaron lo suyo, traía cada uno su propia escuela y tiraba sus propias ideas musicales, siempre y cuando no fueran totalmente distintas a las mías.

 


¿Cuál fue la curva más peligrosa de La Tabaré, desde lo musical, pero también desde lo ideológico?




Fue en 2001, cuando nos dio por hacer el "Sopita de Gansos", un disco acústico en pleno momento en que el rock -después de mucho tiempo de haber sido muy under- empezaba como a destaparse. Yo venía haciendo rock desde siempre y me da por hacer acústico y quedar afuera de esa movida rockera. Eso fue peligroso, porque los músicos, el manager, todos los que me acompañaban un poco me echaron en cara el no haber aprovechado el momento comercial para hacer dinero en el momento justo en que llegaba la oportunidad.

Pero también era una necesidad vital, ya no podía seguir rockeando con la misma fuerza que lo había hecho los años anteriores, ya no lo sentía de esa manera. Hoy puedo tocar y me gusta hacer un tema eléctrico y con distorsión pero no puedo hacer un concierto entero, como lo hicimos en los años 80.

En ese disco hay una canción de despedida del rock: "Flan, Flan". Parecía que iban a ser los últimos discos de La Tabaré ¿vos pensabas lo mismo?

Sí, de alguna manera pensé que era uno de los últimos, pero en verdad uno siempre cree que es el último disco el que va a sacar, no por aburrimiento sino porque no se sabe qué puede llegar a suceder después. Uno siempre intenta que el disco sea lo más honesto posible, que me guste a mí y que le guste a los músicos que están conmigo, sin preocuparme por el público. Sin embargo, si al público no le gusta, no puede tener mucha larga vida una banda de rock, a no ser que toquemos en el garage de casa.

Uno siempre piensa que capaz este es el último disco que hacemos, porque en vez de hacer lo que la moda requiere, hacemos cosas distintas, siempre estamos como al límite del abismo, es peligrosísimo, estamos en la cuerda floja. Por ahora siempre venimos salvándonos, a veces con más éxito, a veces con menos, pero siempre con público que por suerte es fiel a la banda y que vuelve a reconocer que en la banda hay valores, más allá de las modas, ya sea en las letras, en la actitud o en la búsqueda del arte.

¿Cómo ha ido evolucionando la relación con el público en estos años? En los 80 te peleabas con el público y el público contigo.

En los ochenta el público era muy agresivo y yo también. No estaba en una situación muy pacífica conmigo mismo, con mi vida, era un reflejo de lo que el público estaba viviendo también. Luego las cosas fueron cambiando, hemos ido evolucionando o envejeciendo y el público por suerte acompaña.

En un momento de nuestras vidas, a mediados de los noventa yo me preguntaba ¿dónde está el público de hace diez años atrás? porque siempre tocábamos para un público de 16 años y yo no quería tocar más para ese público, no quería tocar exclusivamente para un público liceal, quería buscar un público con una cabeza más adulta. Si hay jóvenes con ganas de escuchar a La Tabaré, loco de la vida, para mí es un honor tener público joven, pero no necesariamente salir a buscarlo.

Yo quiero tocar en las canciones lo que a mí me indica el alma y me indica que tengo 53 años y que mis canciones pasan por el filtro de todo lo vivido hasta ahora, desde la dictadura, hasta los amores, desamores, fracasos y éxitos; entonces no puedo escribir una canción de amor exitosa con la cabeza de un adolescente y tratar de ser comprendido por este, así nomás.

Ahora hay adultos que acompañan a sus hijos e incluso hay setentones que van a ver a La Tabaré y si bien cuando hice la banda, eso hubiera sido lo peor que me podría haber pasado, ahora es un orgullo para mí, tener un público adulto, inteligente, pensante, que no solamente va a hacer pogo sino que va también a escuchar un poco todo el laburo que uno hace para que esto siga adelante.


¿Hay alguna canción de la que te arrepientas, que digas "la guardamos porque dice cosas en las que ya no creo?".




Sí, hay una que se llama "Guerra a la Guerra", que está en el Apunten Fuego, es una canción con aire muy adolescente, salir a rockear de noche y patear tachos de basura, pensando que esa es la revolución. Es una canción que la hice en broma, pero no quedó como si la hiciera en broma, quedó como si la hiciera en serio y muchos la entendieron así, igual que el video Sabotaje, que sacamos en el año 1993.

Es un video que para mí tenía mucho humor y sin embargo no lo tuvo a la hora de las imágenes y entonces quedó como una película con intenciones de transgredir gratuitamente, porqueé sí nomás y esas cosas me rechinan un poco.

En general no hay mucha canción de la que me arrepienta, por ejemplo la canción “Somos todos subversivos” no es que me arrepienta, simplemente creí que éramos más subversivos de lo que en realidad éramos, entonces digo "qué mamarracho haber cantado eso", pero sin embargo es una canción que me sigue gustando y la puedo volver a cantar.

 ¿Qué espacio hay ahora para la transgresión?

Es muy poco el espacio que hay, porque cualquier idiota en la televisión porteña transgrede haciendo cualquier guarangada. La transgresión no transgrede más. Un ama de casa puede ver desde algo sexual explícito hasta un vocabulario que antes era llamado soez y ahora es un vocabulario para niños. O sea que la transgresión pasa por el respeto al público, si vos al público lo respetás y lo tratás con inteligencia estás trasgrediendo, en un tiempo en el cual el público necesita ser tratado como estúpido sobre todo por la televisión porteña de los canales de aire, que educan por medio de la pantallita a sociedades enteras desde el sur de Sudamérica hasta México.

¿Qué shows recordás con cariño?

Recuerdo muchos con cariño. Los Montevideo Rock I y II que eran los primeros Teatro de Verano. En los 90 hicimos mucho Teatro de Verano, el público iba a ver a La Tabaré y se llenaba y quedaba gente afuera y también conciertos muy íntimos en lugares chiquitos, que esos son los que ahora quizás recuerde más, donde había un vino de por medio y podíamos comunicarnos con la gente. Los últimos conciertos que hicimos en Guambia para mí estuvieron bárbaros, era eso, un clima íntimo de café concert, o de cabaret y eso me encanta.

Ahora están preparando un disco doble recopilatorio ¿es una reedición o simplemente una recopilación?

Son temas recopilados, es una idea del sello Bizarro. En primera instancia no me interesaba demasiado ese disco, pero luego conseguí que se incluyeran en el disco en vez de las versiones mismas, algunos demos de esas canciones que tienen leves diferencias y eso ya me entusiasma mucho más como hecho artístico. Varias canciones tienen diferencias.

¿Qué instrumentos recordás que te hayan llamado la atención por su funcionamiento?

Cuando empecé a tocar el cuatro o cuando empecé a tocar el cavaquinho, si bien no soy para nada buen instrumentista, me gustaba meter ese asunto de un instrumento distinto o cuando Hernán en algunos temas tocaba el charango. Pero me acuerdo que fuimos la primera banda que metió una murga, tocamos con la Antimurga BCG, metimos un coro de murga en un disco y antes habíamos hecho un concierto con la BCG. Haber mezclado la banda con la murga en el año 88 fue realmente una revolución, en el momento de las bandas punk, de Los Traidores, Los Estómagos. Nunca me imaginé que después el 99% de las bandas iban a tocar con murgas, nunca me imaginé que fuera a tener tanto éxito sino lo hubiera seguido haciendo.     

¿Creés que en 10 años va a seguir existiendo La Tabaré?

Honestamente no lo sé, creo que mientras yo exista va a seguir existiendo La Tabaré, porque me gusta componer canciones y me gusta que sean conocidas. Siempre digo que a mí no me gusta ser famoso en absoluto pero sí me gustaría que mis canciones fueran más famosas de lo que son y me gusta mostrarlas, cantarlas en los bolichitos y en los conciertos como en la Zitarrosa o los Pilsen Rock, si los hubiera. Me gusta cantar las canciones y va a haber Tabaré para mucho tiempo más, siempre y cuando haya espacio para esto. Creo que los espacios de a poco se van cerrando y van surgiendo otras modernidades que no estoy dispuesto a formar parte de ellas, porque no es el sueño de mi vida, no es lo que yo me imaginé cuando quería ser músico, entonces por ahora tengo mi espacio y estoy cómodo en él, vamos a ver cuánto dura, es todo un misterio.