Mientras no tenemos carreras, vamos a repasar todos los viernes la campaña de los grandes pingos que corrieron en Maroñas y no podíamos empezar por otro que no fuese el gran Invasor.
La semana pasada realizamos una encuesta en Twitter para buscar cual es para la afición burrera el mejor caballo que realizó campaña en el Hipódromo Nacional. El resultado fue, aunque previsible, abrumador, Invasor obtuvo el 88% de los votos en la semifinal en la que participó enfrentando, entre otros, a Good Report, y luego en la final alcanzó el 82%, derrotando nada menos que a Relento, Sir Fever y Boby Di Job.
Esa encuesta sirvió para ratificar que el recuerdo de lo hecho por el hijo de Candy Stripes se mantiene plenamente vigente. El actual padrillo que está temporalmente radicado en nuestro país, y que fue Triple Coronado en 2005, llegó a ser el mejor del mundo al año siguiente, en una campaña de película que vale la pena repasar.
Son momentos difíciles, estamos sin carreras por culpa del Covid-19 y aunque las fuerzas vivas del turf trabajan en el regreso de la actividad, aún no hay plazos y reina la incertidumbre. Por eso vamos a acortar la espera haciendo memoria sobre un caballo mágico, un verdadero ídolo de todo burrero uruguayo.
La historia de Invasor es particular desde que el destino lo unió a nuestro país. Los hermanos Vio Bado se encontraban junto a su socio Pablo Hernández en la Argentina con la intención de comprar un potrillo. Una falla mecánica los obligó a cambiar alas por cuatro ruedas y modificar el haras al que irán a ver una posible compra. Invasor no decía mucho físicamente, pero su actitud los cautivó: miraba a lo lejos y por eso fue el elegido. A partir de allí, la historia del nacido en el haras Clausan queda para siempre ligada a nuestro turf. Invasor llegaba al stud de Aníbal San Martin y comenzaba a preparar su campaña en pistas.
Corrió solo cinco veces en Maroñas, debutó el 27 de febrero de 2005 con una victoria por varios cuerpos entre potrillos de dos años perdedores o debutantes. Gustavo Joaquín Duarte le había dicho a quién quisiera escucharlo que Invasor era un fenómeno; el debut alimentaba su concepto, pero era apenas el inicio del camino.
Y como suele pasar en este deporte, las complicaciones no se hicieron esperar: rotura de sesamoides, operación exitosa, pero parate obligatorio. Apenas podría retornar para el clásico Ensayo (G3), ya con tres años, y más de cinco meses después de su debut. Tanto tiempo había pasado que fue relegado en las apuestas ante potrillos con roce clásico y en plena vigencia. Pero Invasor volvió a hacer lo suyo: derrotó por dos cuerpos y medio a Vasco King dejando más atrás a los tres hijos de Potridoon, Potri Flash, Potri Peñarol y Potri Lord, quien venía de ganar el Criterium (G2).
Esa victoria lo catapultó a la Triple Corona y allí todo sería de él. Se convertiría en el primer Triple Coronado desde la Reapertura. Pasaron 14 años desde aquel logro y en esas temporadas solo Sir Fever en 2014 logró emularlo. Así de difícil es conseguirlo.
Las cosas no eran sencillas en la Polla de Potrillos (G1), fango y cambio de monta ya que Duarte se había golpeado en la Polla de Potrancas. Fernando Olivera fue su jockey eventual: uno de los mejores para grandes clásicos le dio la conducción indicada, varios cuerpos a Potri Flash en un marcado integrado por los mismos cinco potrillos que en el Ensayo con el único intercambio de posiciones entre Potri Flash y Vasco King.
El Gran Premio Jockey Club (G1), ya con el retorno de su jockey habitual lo vería imponerse nuevamente a Potri Flash, esta vez por 3 cuerpos y medio. El 13 de noviembre sería la consagración definitoria cuando se disputaran los exigentes 2500 metros del Gran Premio Nacional (G1). Otra vez el del Gavorche como máximo rival quien lo hostigo hasta faltando unos 350 metros, pero cuando parecía que iba a haber pelea en los metros finales, Invasor puso una marcha mas y se desprendió de su rival para ganarle por 6 cuerpos y medio con una facilidad asombrosa. La mejor potranca de aquel año, La Signora, con Pablo Falero en su silla, sería tercera a 9 cuerpos y cuarto. Para calibrar estas victorias vale recordar que Potri Flash, su escolta en toda la Triple Corona, es el único caballo nacido en Uruguay que ha ganado un Grupo 1 en el turf argentino en todo el Siglo XXI.
Recuerdo ver la carrera desde el palco junto a un amigo, la sensación que nos quedó a ambos fue que Invasor estaba en otra liga, no solo había sido Triple Coronado, lo había hecho con una facilidad pasmosa, con una gracia y una acción final digna de la mayor admiración. Ni bien cruzó el disco, nosotros, y estoy seguro la mayoría de los presentes, ya soñábamos con verlo ganar el Ramírez y poco después el Latino que se correría en nuestro hipódromo. Y sus dueños también soñaban con esos triunfos, sin embargo, el destino sería diferente y aún más glorioso.
El Shadwell Stable apareció con una oferta millonaria que no se podía rechazar, pero aunque la cifra era enorme para nuestro medio, las ganas de vender eran pocas, y es lógico que así fuese, ya que no es fácil desprenderse de un caballo de este nivel. Pero la venta significaba un impulso económico grande para su jockey, para su entrenador y para su peón.
Concretada la venta en diciembre, no hubo Ramírez y sí hubo viaje rumbo a Dubai. El caballo pasaría de las manos de San Martin a las de Kiaran McLaughlin. La realidad es que ni su nuevo propietario, el Sheik Hamdam Bin Rashid Al Maktoum, y ni su nuevo entrenador tenían muy claro el nivel de Invasor. Poco y nada sabían del turf uruguayo, no solo por ser un turf pequeño y alejado, cabe recordar que Maroñas llevaba solo dos años y medio desde su reapertura. Dicho por el propio McLaughlin, algunos le decían que era apenas un caballo de reclamo (bajo nivel en Estados Unidos), pero en Uruguay teníamos claro que era un fuera de serie.
Con poco tiempo para prepararse y mucho menos para adaptarse a las duras condiciones de Dubai, Invasor hizo su debut internacional en el desaparecido hipódromo Nad Al Sheba. El 25 de marzo de 2006 se alistó en el UAE Derby (G2). Pese a venir muy lejos, ya que no había un plan claro para la carrera por la falta de conocimiento de sus capacidades, Invasor remató con fuerza para ser cuarto, muy cerca del segundo pero lejos del ganador, Discreet Cat. Esta sería la primera y la última derrota de su campaña. Una derrota de la que su entrenador siempre se echaría las culpas.
Tras la experiencia en Dubai llegó la hora de viajar a los Estados Unidos. El 19 de mayo corrió el Pimlico Special Handicap (G1). Ante solo cuatro rivales fue el segundo menos apostado. Su jockey Ramón Domínguez no le dio una buena conducción, y no porque no fuese un jinete de primer nivel. Él tenía el mismo desconcierto sobre Invasor que tenían todos los del equipo de trabajo en ese momento, el caballo se fue al último puesto en pleno codo, parecía vencido, y sin embargo al pisar la recta apareció el crack de Maroñas. Se devoró los metros, pasó a sus rivales y se impuso por un cuerpo y un cuarto sobre el favorito Wanderin Boy. La noticia de aquella carrera disputada un viernes llegó a todos muy rápido en Uruguay. Invasor había ganado un Grupo 1 en Estados Unidos. Su camino rumbo a ser el mejor del mundo comenzaba a escribirse.
Ya convencidos del caballo que tenían, y con cambio de jockey, ya que ahora sería el joven Fernando Jara su jinete, Invasor viajaría a Belmont Park para disputar otro Grupo 1, el Suburban Handicap. En el mítico escenario neoyorquino, Invasor se impuso con facilidad ante seis rivales. A estas alturas, ya siendo favorito, el caballo nacido en Argentina ganaba espacio en el exigente turf norteamericano y se perfilaba rumbo a la gran carrera para los mayores en arena, la Breeder's Cup Classic.
Invasor seguiría su derrotero americano, ahora iría a Saratoga a correr el Whitney Handicap (G.1). Esta carrera disputada el 5 de agosto de 2006 es inolvidable. En la previa era Invasor vs Flower Alley, el caballo favorito de los locales. Ambos se comieron la pizarra pero fue el local favorito. Corrieron un tremendo duelo, parecía que no había otros caballos, pese a que venían cuarto y quinto en el opuesto, toda la atención estaba puesta en ellos. John Velázquez trajo a Flower Alley siempre al lado del nuestro, pero Invasor hizo una vez mas lo suyo, despegándose en la recta final de él y del resto de los rivales con excepción de uno, Sun King, quien con Rafael Bejarano cargó con mucha fuerza. Invasor se hizo duro y resistió para ganar por una nariz, pero dejando claro que era el mejor.
Pasarían tres meses hasta volver a verlo en pista, iba a correr el Jockey Club Gold Cup (G1) en Belmont, pero tuvo un poco de temperatura en la previa y debió ser borrado. Ese día iba a enfrentar al tres años Bernardini, el ganador del Preakness Stakes (G1) que solo había perdido en su debut y que luego había ganado cinco seguidas. Era el caballo favorito del público norteamericano y luego de ganar el Gold Cup llegaría a la Breeder's Cup Classic (G1) como favorito.
Era tal el fanatismo de los locales hacia Bernardini, que la prensa lo consideraba prácticamente invencible y el público apostador lo convirtió en gran favorito, pagando apenas $2.10 en una carrera donde corrían los mejores caballos del mundo sobre arena. Otro dato de cómo se veía la carrera es el relato de la misma, el relator oficial usó a Bernardini como referencia todo el tiempo, y cuando este se larga en la búsqueda de los punteros en pleno codo casi que da por descontada la victoria. Pero al mismo tiempo unos cuantos metros más atrás Jara mueve a Invasor. Con mucha fuerza y aún mas valentía, nuestro crack va a buscar al favorito, lo empareja a falta de poco mas de 100 metros y lo pasa de largo para ganarle por un cuerpo, pero sin dar ninguna esperanza a Bernardini. Para sellar la victoria, Invasor haría lo que lo distinguía, parar sus orejas pocos metros antes de llegar al disco. El podio del mítico Churchill Downs tendría una bandera uruguaya, llevada por su ex propietario Pablo Hernández quien era uno de los varios uruguayos presentes en la histórica tarde para nuestro turf. Que un caballo Triple Coronado en Maroñas ganara la Breeder's Cup era algo tan soberbio que ni el más optimista se habría animado a soñarlo. Para quienes fuimos testigos por televisión la alegría y la emoción fueron tan grandes que hasta se escapaban las lágrimas.
Para Maroñas significaba mostrarse al mundo y para el turf uruguayo una ayuda incalculable para el renacer de la actividad. Para el turf argentino también fue un día de gloria, como criadores conseguían uno de los mayores éxitos de su rica historia.
Conseguido el primer gran objetivo aquel inolvidable 4 de noviembre de 2006, comenzaba la preparación para el otro gran clásico a nivel mundial sobre arena, la Dubai World Cup (G1) en lo que sería su retorno a Nad Al Sheba.
Para prepararse llegó un nuevo viaje dentro de los Estados Unidos, era turno de ir a Gulfstream Park en Florida para correr el Donn Handicap (G1), carrera que con el paso del tiempo se convirtió en la Pegasus World Cup (G1). Invasor era enorme favorito ante siete rivales, sin embargo la carrera estuvo muy lejos de ser un trámite. Poco antes de entrar a la recta sufrió un tropiezo que para la enorme mayoría de los caballos habría sido anulatorio. Perdió acción, perdió posiciones y además es difícil recuperar el ritmo después de algo así. Pero Invasor era diferente y lo demostró una vez más, cuando todos creíamos que la carrera estaba perdida por culpa de la mala suerte, se recuperó de forma asombrosa y pasó a sus rivales como si fueran postes, haciéndolo además pegado a la baranda. Fue una muestra de carácter y talento deslumbrante.
Llegaba el momento de volver a Dubai para el nieto de Interprete. Solo un año antes había abandonado el desierto siendo casi un desconocido y ahora retornaba siendo una estrella. Pero tenía ante sí un nuevo desafío, volvería a encontrarse con Discreet Cat, su verdugo un año atrás. Pero esta vez ni él ni ninguno de los otros participantes podrían hacer nada para impedir el lucimiento de Invasor, que pasó de largo a su viejo conocido de Estados Unidos, Premium Tap, para ganarle con claridad, una vez más con Jara en su silla. Con la Dubai World Cup Invasor terminaba de ratificar que era el mejor caballo del mundo en arena. Pocos meses después recibiría el Eclipse Award como caballo del año para confirmar ese honor.
Aunque no era el plan, porque sus conexiones soñaban con ir nuevamente por la Breeder's Cup, los sesamoides volvieron a jugarle una mala pasada como cuando era potrillo. Esta vez la lesión pondría punto final a su campaña en pistas a mediados del 2007.
Invasor ganó 11 de 12 carreras en su campaña incluidos seis Grupo 1 al máximo nivel, triunfó en cinco hipódromos diferentes en los Estados Unidos, fue Triple Coronado en Maroñas y sumó casi 8 millones de dólares en premios. Pero lo hecho por el trasciende estos datos increíbles. Su historia sirvió de inspiración para un turf en pleno renacimiento, para poner a Maroñas en boca de todo el mundo y para permitirle soñar a todos los burreros uruguayos en un momento en el que se necesitaba el impulso para hacer crecer a una actividad que solo un lustro atrás parecía terminada.
Invasor marcó un punto de inflexión en la historia del turf uruguayo y seguramente no volveremos a vivir algo así, por todo esto lo único que nos queda por decirle es lo mismo que le dijimos cuando lo vimos en el haras Cuatro Piedras donde reside actualmente: "¡Muchas gracias, Invasor!".
* Mientras sigan suspendidas las carreras, todos los viernes recordaremos la historia de los caballos que marcaron historia en Maroñas