Por Diego Castro.

Se apagaron las lucecitas del tablado. El escenario se desarmó y la murga guardó los trajes hasta el año que viene. Este tiempo, además de ser un momento de extrañar la fiesta, agotadora, pero todos los años atrayente, es una instancia para hacer balances.

Todos los años se termina diciendo lo mismo. Que hacen falta más tablados, o que el trabajo de los conjuntos está mal repartido, porque algunos llegaron a 130 tablados y otros no superaron el medio centenar.

Claro, hay espectáculos más atractivos que otros y eso hace que trabajen más. Pero la falta de escenarios -solo cinco de privados y el resto con participación municipal-, hace que los conjuntos estén cada vez más alejados de la gente.

Otros de los temas cuestionados fue el nivel general del carnaval, en cuanto a lo artístico. Y ahí me animo a discrepar con muchos: hubo un carnaval con un gran nivel. Solo en murgas tres conjuntos definían con espectáculos de alto nivel. En parodistas fue la mejor temporada en años, y en lubolos y revistas hubo competencia más que interesante.

La única categoría que quedó en el debe fue la de humoristas, donde el nivel no fue el esperado. Aunque, sobre todo para la segunda rueda y la liguilla, los espectáculos mejoraron sustancialmente. No obstante, no es una situación de este año, sino que se arrastra de varias temporadas atrás.

El público

Y más allá del nivel artístico y la cantidad de tablados en el carnaval, el público una vez más volvió a acompañar. Uno de los ítems que se criticó fuertemente fue que, por ejemplo, en el Teatro de Verano solo se registraron dos etapas con entradas agotadas. Sin embargo, en el global se vendieron casi 100.000 entradas más que la temporada pasada.

Claro, el escenario mayor del carnaval este año tiene 1200 localidades más que las que tenía hasta el 2024 y ahora es más difícil de llenar.

También, otro de los temas criticados, igual que casi todos los años, fueron los precios de lo que cuesta comer, tanto en el teatro como en los tablados. También hubo señalamientos sobre la atención dentro del Teatro, porque había menos cajas y más público para atender, haciendo que se formen largas colas en cada puesto. Sin embargo, esta situación seguramente esté solucionada para la próxima temporada, cuando se terminen las obras en la plaza de comidas.

El concurso

El resultado del concurso en su mayoría no fue criticado, tanto como algunas de las fórmulas por las que cada conjunto llegó al lugar que le correspondió. Sin entrar en un análisis profundo con números, porque sería muy engorroso para el lector, sí se puede ilustrar en cada categoría qué fue lo que pasó.

Luego que pasaran siete años de su primera actuación en el carnaval, Doña Bastarda se hizo con el primer premio de murgas. Y hay justicia en este primer premio, más allá de la competencia y el mano a mano que había con Asaltantes con Patente. Ganó un espectáculo que tiene una coherencia textual que no se rompe nunca y que trata un tema delicado, pero de una manera seria y madura.

Además tuvo otros condimentos, porque también fue una murga que cantó muy bien las tres ruedas y una estética muy buena y coherente con lo que estaba manifestando arriba del escenario.

En cuanto a sus competidoras, Asaltantes con Patente tuvo un gran año también, al igual que La Gran Muñeca. Estas murgas tuvieron puntos altísimos, aunque en la visión del jurado estaban por debajo de la Doña.

En parodistas, el triunfo de Momosapiens fue inobjetable. Desde la primera rueda se vio que el conjunto de Horacio Rubino venía en un gran año, además de ser una temporada de gran nivel en los cinco conjuntos que participaron.

El rubro textos tuvo mucha incidencia en el resultado final del esta categoría. Esto se vio tanto en el resultado final, como en el pasaje a la liguilla, ya que por ejemplo Zíngaros en varios rubros accedía a la Liguilla, pero en textos estuvo lejos de la definición.

En lubolos, muchos veían la definición entre Yambo Kenia y Valores. Sin embargo, del mismo modo se podía prever un triunfo de La Sara del Cordón, una comparsa que fue de menos a más y que, al verla en la liguilla, hizo pensar seriamente en la posibilidad de llegar a la primera posición.

La categoría sigue creciendo en lo artístico y cada año la competencia se hace más fuerte. Dejó de ser la categoría que cuando llegaba al teatro hacía que la gente se fuera al pedregullo, para ser una de las grandes atracciones del certamen.

Los puntos a mejorar en Humoristas y el glamour de la revista

Los Rolin se llevaron el primer premio en humoristas. Fue sin dudas lo mejor de esta categoría que dejó un debe, más allá que tras la primera rueda hubo notorias superaciones en todos los conjuntos. Claro, para algunos no alcanzó siquiera para meterse en la definición.

Varios directores y componentes de la categoría confrontaron con los comentarios sobre la carencia de humor en humoristas. No obstante, hay un acuerdo en que se debe hablar y replantear esta categoría, que debe volver a ser lo atractivo que alguna vez fue.

En revistas, Tabú se aseguró su octavo primer premio de la historia y pasó a ser, junto con la histórica Palán Palán, la más ganadora de la historia de esta categoría.

Una categoría que este año presentó espectáculos de alto nivel. En cuanto al certamen, las revistas cada vez más incluyen en sus repertorios temas jugados y por qué no polémicos. La invalidez, la locura, las adicciones y la lucha contra el cáncer fueron algunos de los tópicos usados por los conjuntos de una categoría que en los últimos siete años logró levantar notablemente su nivel.