En un momento que considera “genial” para un cine latinoamericano que ya tiene directores renombrados y presupuestos “con mucho más cuerpo”, el productor brasileño ganador del Óscar Daniel Dreifuss pide a los estados mantener su apoyo y “recordar que las historias también son la identidad de un pueblo”.
Nacido en Escocia pero criado en Brasil, Dreifuss dice no sentirse como turista en Uruguay, donde, en el marco de su participación en el mercado de cine latinoamericano Ventana Sur, conversa con EFE sobre su carrera y el panorama regional de una industria en la que nunca se había imaginado trabajar.
Es que, como revela mientras ve caer la tarde en la explanada del Teatro Solís, Montevideo es para él una ciudad “de recuerdos familiares”; no solo fue donde nació su padre —por lo tanto, él es ciudadano natural— sino donde pasó las vacaciones en cada visita a su abuela, quien, junto a su abuelo, se refugió allí tras sobrevivir al holocausto, en años “muy difíciles”.
Pasión por contar historias
“El cine está en mi vida desde siempre”, revela quien, décadas antes de sostener la estatuilla dorada que recibió en 2023 como productor de la alemana ‘Sin novedad en el frente’, recuerda cómo desde los cuatro años iba con su madre a ver películas.
No obstante, aclara que la conexión estaba “como espectador”, porque entonces hacer cine “no era una profesión” sino un “lujo” y recién fue en Estados Unidos, trabajando en “números y estrategia” para la industria, que descubrió su pasión por contar historias.
“Me di cuenta que mi pasión por el cine era contar historias y era lo único que quería hacer […], buscar personajes, temas que me interesaban […] y luchar por esas historias, para que se puedan contar”, dice quien debutó produciendo la chilena ‘No’ —nominada al Óscar a mejor cinta extranjera en 2012—.
La historia de un abuelo paterno que luchó en la Primera Guerra Mundial junto a su primo —uno de los últimos en morir en el conflicto—, para luego sufrir la “triste ironía” de ser enviado al campo de concentración por ser judío en la Segunda Guerra Mundial, lo conectó con el guion del filme que marcaría su carrera.
“Cuando recibí el guion pensé ‘conozco esa historia’”, rememora quien a raíz de estos proyectos dice que justicia social, historias reales y guerras se han vuelto “temas recurrentes” de su cine y recalca la importancia de luchar por historias que resuenen en lo personal.
“Si no fuera porque vi una conexión emocional con la historia, la habría dejado. Luché ocho años por contarla y todo el mundo me dijo que era una idea malísima [...] Entonces, la gente tiene que contar historias que le apasionen”, subraya.
Un momento genial
Dudoso sobre si muchos lo admiran por haber logrado un filme ganador de siete Bafta y cuatro Óscar, Dreifuss sí expresa seguridad sobre el momento “genial” del cine de su región, donde, sin embargo, la industria no está exenta de problemas.
“Argentina ahora tiene problemas. Hay estados que tampoco tienen mucho interés en cine y cultura, eso es otro problema. En Brasil tuvimos cuatro años desastrosos […], pero creo que estamos en un momento que hay directores con renombre internacional, mucha gente nueva, una energía de hacer cine”, expresa.
Consciente de que cada país tiene “sus particularidades” pero asimismo de que, aunque los subtítulos sigan siendo barrera, cuesta menos llegar a nuevos públicos, el productor reivindica el peso del audiovisual.
“Necesitamos que sigan apoyando cultura los estados. Claro que siempre hay límites, pero a recordar que las historias también son la identidad de un pueblo”, apunta.
En gris y en colores
“Siempre hago películas de época porque creo que, por lo menos las de las historias que quiero contar, tienen una conexión muy clara con el universo en que vivimos”, dice quien remarca que “el cine tiene que contar el dolor humano” y “Lo que causa cualquier guerra a la población civil” y a los niños que mueren en ellas, sea en África, Yemen, Gaza o Ucrania.
Con un proyecto vinculado a la justicia social en Puerto Rico en proceso, pero la idea de querer hacer “un thriller erótico” o algo más “lindo” y no tanto de “tragedia y horror”, insiste en ver más allá del gris.
“El cine no puede ser solo contar historias de dolor y pérdida, porque también en esas historias hay alegría, historias lindas, entusiasmantes, que van a emocionar a la gente y a su vez influenciar a otra a que encuentre colores en un mundo que muchas veces es muy gris”, redondea.
EFE
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